El sistema urinario
La orina es secretada en los dos riñones que se encuentran en la parte posterior de la cavidad abdominal. Desde cada riñón un tubo, el uréter, lleva la orina hacia abajo, en dirección a la pelvis, hacia la vejiga, entre los huesos de la cadera, siendo expulsada desde allí a la uretra. En las mujeres, este canal es corto, abriéndose pronto hacia el exterior, mientras que en los hombres atraviesa un camino más largo, pasando por la glándula prostática y posteriormente por el pene, que también se utiliza en el acto de la reproducción. Los órganos sexuales o genitales asociados se tratarán más adelante (pág. 331).
Figura 5.9: Los sistemas corporales
El sistema vascular
El sistema circulatorio forma un circuito cerrado, alrededor del cual es propulsada la sangre por las contracciones del corazón. La sangre es llevada a las arterias, unos gruesos tubos elásticos que distribuyen la sangre por todos los lugares del cuerpo. Las arterias se dividen en ramas más pequeñas en su trayecto hacia los órganos y las extremidades, deshaciéndose finalmente en una malla de finos capilares o vasos microscópicos que penetran en todos los tejidos del cuerpo, excepto en la córnea del ojo y en la capa externa de la piel.
La sangre de los capilares descarga oxígeno y sustancias alimenticias en las células tisulares, cargando dióxido de carbono y desechos para expulsarlos. Una vez incorporada de nuevo en la red, se integra en pequeñas venas que se transformarán en grandes troncos venosos en su viaje hacia el corazón. Este trayecto se realiza a través de pequeñas venas, que no tienen pulso y que contienen válvulas para prevenir que el flujo vuelva hacia atrás.
Figura 5.10: El trayecto respiratorio
Existen dos circulaciones separadas: una sistémica, que concierne a todo el cuerpo y que impulsa por el lado izquierdo del corazón, y otra pulmonar, relacionada con el trayecto de la sangre hacia los pulmones y que impulsa por el lado derecho del corazón.
Los lados derecho e izquierdo del corazón están aislados uno de otro, y cada uno de ellos posee una cámara superior, o aurícula, que recibe sangre de las grandes venas, y una cámara inferior, o ventrículo, que descarga sangre en las grandes arterias. La sangre venosa entra en la aurícula derecha, pasa al ventrículo derecho y es expulsada hacia la arteria pulmonar para atravesar los capilares de los pulmones. Una vez aquí, se airea, recibiendo oxígeno fresco en los sacos aéreos al mismo tiempo que entrega dióxido de carbono para que sea exhalado. La sangre fresca vuelve desde los pulmones a la aurícula izquierda a través de las venas pulmonares y baja entonces, al ventrículo izquierdo para descargar en la gran arteria del cuerpo, la aorta, que irriga la cabeza, el tronco y las extremidades mediante sus ramas.
Figura 5.11: El sistema urinario
Figura 5.12: Diagrama de la circulación de la sangre
En los tejidos la sangre se vuelve oscura y venosa, acumulándose más tarde en las grandes venas (la vena cava superior, que se dirige a la cabeza y a los brazos, y la vena cava inferior, hacia el tronco y las piernas). Obsérvese que, mientras las arterias del cuerpo contienen sangre roja clara y las venas sangre oscura, sucede exactamente lo contrario en las arterias y venas pulmonares, como consecuencia de la función química que realizan los pulmones sobre el estado de la sangre.
Figura 5.13: El sistema linfático (las glándulas de la cabeza y del cuello no se muestran)
Existe una distribución especial de los vasos abdominales. Mientras que las venas que dejan muchas estructuras van directamente al corazón, otras, las que atraviesan el estómago y los intestinos, se dirigen hacia otro órgano, el hígado, donde se deshacen en un segundo conjunto de capilares, de forma que la sangre se filtra en el hígado antes de volver al corazón. Este hecho asegura que el hígado utiliza y almacena las sustancias alimenticias transportadas por la sangre desde los intestinos. Esta circulación se conoce con el nombre de porta!.
El sistema linfático
Este sistema es accesorio en relación con el sistema vascular principal. Ninguna porción de la sangre que penetra en los tejidos desde los capilares vuelve a estos vasos, por lo que existe una acumulación de fluido en los tejidos. Este exceso se elimina gracias a un conjunto diferente de finos canales, los linfáticos, que se inician como hendiduras entre las células y forman un plexo que drena los diversos órganos.
Estos vasos atraviesan las extremidades y el tronco, interrumpiéndose en ciertas zonas por ganglios “estacionarios” o filtros, situados en el codo y la rodilla, el antebrazo y la ingle, así como en el tronco a lo largo de los grandes vasos sanguíneos.
Los linfáticos del tronco se unen para formar un vaso más amplio conocido como conducto torácico, del espesor de una cerilla, que asciende por el tórax hasta alcanzar el lado izquierdo del cuello. Allí se une a los linfáticos del brazo izquierdo y del costado izquierdo del cuello y la cabeza, y descarga en las grandes venas. En el lado derecho, los vasos del brazo, el cuello y la cabeza descargan directamente en las venas.
Una de las principales funciones de este sistema consiste en la absorción de grasa digerida vía los linfáticos de los intestinos. Además, los ganglios linfáticos actúan contra cualquier infección transportada hasta ellos por los linfáticos.
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