Amad180 a Jehová, todos vosotros sus santos.181 Una exhortación tan afectiva como efectiva, que demuestra con claridad lo profundo del amor que sentía el escritor sagrado hacia su Dios. Una declaración particularmente hermosa, difícilmente podría entrañar y expresar mayor belleza, en tanto que revela amor hacia un Dios que golpea con violencia,182 un amor que las muchas aguas no podrán apagar.183 Bendecir a un Dios que nos da, es tarea fácil; pero aferrarse a un Dios que nos arrebata, es una heroicidad obra de la gracia. Las aflicciones santificadas de uno solo pueden redundar en beneficio de todo el conjunto de los creyentes, si conducidos por las exhortaciones honestas de la gracia, les sirven para aprender a amar mejor a su Señor. Si los santos no aman al Señor, ¿quién lo hará? El amor es la deuda universal de toda la familia de los redimidos: ¿y quién desea ser exonerado de tan maravilloso tributo? Razones para ese amor nos sobran, pues el amor creyente no es un amor ciego.
A los fieles guarda Jehová. Tienen que ser pacientes por un tiempo, pero finalmente la recompensa llegará; y en el intervalo, toda la maldad y crueldad de sus enemigos no logrará destruirlos.
Y paga abundantemente al que procede con soberbia. También esto es motivo de gratitud: porque el orgullo es tan detestable en su proceder, que es merecedor de todo el amor de nuestras mentes santas que Dios lo retribuya justamente,.
C. H. SPURGEON
Amad a Jehová, todos vosotros sus santos. El santo salmista, con todo el fervor de un celo apasionado, nos alienta con estas palabras a que hagamos de Dios el objetivo central de nuestro amor, porque es la pasión incomparablemente más noble de una mente racional, su gloria más brillante, y su felicidad más gratificante. Pues resulta evidente, tanto a partir de los impulsos de nuestra propia naturaleza como de todo el conjunto de la revelación divina, que el deber integral que tenemos para con nuestro Hacedor; y a la vez la espina dorsal y esencia que inspira todo concepto religioso y vida de fe, es este: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza”.184
WILLIAM DUNLOP [1692-1720]
“Sermons preached on Several Subjects and Occasions”, 1722
Amad a Jehová, todos vosotros sus santos; a los fieles guarda Jehová; y paga abundantemente al que procede con soberbia.185 Este versículo exige aclarar algunos términos y conceptos. La palabra “sus santos” según aparece en este versículo, significa o debe leerse: los que sienten o experimentan misericordias. “Los fieles”, es un termino que tanto puede aplicarse a las personas como a los conceptos: así pues, se dice que el Señor guarda y protege a los hombres fieles y verdaderos, como también que guarda y protege la verdad; aplica tanto a personas fieles como a conceptos y acciones fieles o fidelidades. Paga abundantemente al que procede con soberbia; como también: el Señor retribuye plenamente; o el Señor hace cosas maravillosas. Abundantemente puede entenderse tanto como cumulum, abunde, en sentido cuantitativo y acumulativo, como también in nepotes, es decir, en la descendencia, según lo interpretan algunos.186 Pero yo, prefiero más bien encomiar, que no enmendar las traducciones: aunque a decir verdad, desearía que las muchas horas que algunos hermanos eruditos gastan disputando, las emplearan mejor en limpiar los originales, y así poder legar a nuestra posteridad un texto más puro de la Escritura, sería mucho más útil que emplear el tiempo arañando a otros con sus afiladas plumas, y convertir los pulpitos en un corral de gallos de pelea.
HUGH PETER [1598-1660]
en un sermón titulado “Gods Doings, and Mans Duty”187 predicado en la “Cámara de los Lores” del Parlamento en Inglaterra, el 2 de abril de 1645
Y paga abundantemente al que procede con soberbia. Y aquí, la pregunta natural que nos viene es: ¿cómo recompensa Dios a los orgullosos que proceden con soberbia? Aunque los caminos del Señor son inescrutables, y muchas veces sus veredas van por las nubes, y otras sus juicios en las profundidades;188 y a los que obran con soberbia se les abonará hasta el último cuadrante189 en el gran día final; de la Escritura intuimos que incluso en esta vida retribuye parte a los soberbios en los que llama “los días de la retribución”,190 y que habitualmente se manifiestan en la siguiente forma:
1. Con represalia o desquite: Como el caso de Adoni-bezec, que cortaba los pulgares de las manos y de los pies de otros, y le cortaron los suyos.191 (Jueces 1:7). Así los judíos de Jerusalén, que vociferaban: “¡Crucifícale! ¡Crucifícale!”,192 y muchos de ellos acabaron crucificados; pues según nos cuenta Josefo, no había en los bosques alrededor bastante madera para hacer tantas cruces; ni espacio, para a tantos crucificados.193 Las trampas que cava el orgulloso acaban sirviendo para él mismo, y de ello da abundante testimonio la Escritura.194
2. Mediante desengaños vergonzosos, no alcanzando a cosechar de lo que habían sembrado, o no comiendo lo que habían cazado, lo cual se ve claro en el pueblo judío cuando Cristo se hallaba entre ellos. Judas traicionó a Jesús por dinero, y no vivió para poder gastarlo.195 Pilato, para agradar al César, pasa por alto todas las advertencias, y accede a dar muerte a Jesús, acarreando la ruina de ambos, la suya propia y también la del Cesar. Los sacerdotes judíos, para resguardar su dominio y privilegios (que pensaban que el hijo de José y María les quería arrebatar) clamaron a gritos exigiendo su muerte, que demostró resultar en un sepulcro para ellos y su dominio. Los desdichados habitantes de Jerusalén, que apoyaron que fuera crucificado (por el temor a que los romanos tomaran su ciudad), lo que lograron con su muerte fue abrir de par en par las puertas a los romanos. Sí, y el propio César, por temor a que el abrir a Cristo las puertas del imperio produjera un cambio en su sistema de gobierno, se enfrentó a un cambio tal que muy pronto se vio sin cetro y sin corona de la que presumir, según se desprende de las historias de Tito y Vespasiano.196 La manera que tiene Dios de tratar con los soberbios la describe el propio salmista en otro pasaje con magistral elegancia: “He aquí, el impío concibió maldad, gestó iniquidad, y dio a luz fraude. Pozo ha cavado, y ha ahondado; y en el hoyo que hizo caerá. Su iniquidad se volverá sobre su cabeza, y su agravio caerá sobre su propia coronilla”.197
HUGH PETER [1598-1660]
en un sermón titulado “Gods Doings, and Mans Duty”198 predicado en la “Cámara de los Lores” del Parlamento en Inglaterra, el 2 de abril de 1645
Vers. 24. Esforzaos todos vosotros los que esperáis en Jehová, y tome aliento vuestro corazón. [Esforzaos todos vosotros los que esperáis en Jehová, y tome aliento vuestro corazón. RVR] [Esforzaos, y aliéntese vuestro corazón, todos vosotros que esperáis en el Señor. LBLA] [¡Esforzaos todos los que esperáis en YHVH, y tome aliento vuestro corazón! BTX] [Así que, ¡sean fuertes y valientes, ustedes los que ponen su esperanza en el Señor!. NVI] [¡Manteneos firmes, seguid con ánimo cuantos en el Señor tenéis esperanza! BLP] [Así que, ¡sean fuertes y valientes, ustedes los que ponen su esperanza en el Señor! NTV]
Esforzaos.199 Mantened vuestro espíritu en alto, no deis albergue ni a un solo pensamiento de cobardía que haga palidecer vuestras mejillas. El miedo debilita, el valor fortalece. La victoria aguarda sobre las banderas de los valientes.
Y aliéntese vuestro corazón. Seréis investidos de poder desde lo alto200 en la manera más efectiva, recibiendo fuerzas suministradas desde la fuente misma