64 Proverbios 6:16. Ver también: Deuteronomio 7:22; Apocalipsis 2:6, 15.
65 Éxodo 20:18-26; Deuteronomio 5:22-33.
66 Proverbios 6:16-19.
67 Lucas 13:27
68 Job 16:8-9.
69 Romanos 2:5, NVI.
70 Proverbios 21:15.
71 Salmo 68:21.
72 Salmo 45:7.
73 2 Corintios 6:14-18.
74 Hechos 8:20-25.
75 Dice al respecto JERÓNIMO DE ESTRIDÓN [347-420]: «Todo hereje es sanguinario y engañador: es sanguinario porque con sus mentiras destruye las almas de cuantos se dejan embaucar por sus afirmaciones y falsas doctrinas; es engañador porque recurre a sutiles ardides y añagazas para simular que es palabra de Dios lo que no va más allá de ser sus propios razonamientos y conclusiones».
76 En el original “Bloody and deceitful men dig their own graves”.
77 2 Samuel 18:6, 9.
78 2 Samuel 14:25-26.
79 En su “Fragmenta, Homiliae y Selecta in Psalmos” ORÍGENES [185-254] dice con respecto a estas palabras: «Puesto que “los insensatos no pueden estar delante de tus ojos; y aborreces a todos los que hacen iniquidad (5:5)” para entrar en tu santo templo no tengo otra opción que la de acogerme a la “la abundancia de tu misericordia”. Y puesto que no entraré en tu casa por ninguna otra razón o mérito fuera de la abundancia tu misericordia, me postraré con toda la humildad y reverencia que se conoce como “temor de Dios”, De ese modo te adoraré en espíritu y en verdad». (Salmo 15:17; Isaías 57:15; Juan 4:24).
80 Salmo 18:10; 80:1; 99:1;
81 Daniel 6:10.
82 A mediados de 1270 el devoto rey de Francia LUIS IX [1214-1270], más conocido como SAN LUIS DE FRANCIA, emprendió la Octava Cruzada con el propósito de recuperar los lugares santos de Jerusalén (a pesar de que la Séptima Cruzada organizada por él mismo entre 1248 y 1254 había acabado en rotundo fracaso). Sitió la ciudad de Túnez pero su ejército fue presa de una epidemia de disentería de la cual él cayó víctima. El 25 de Agosto de 1270, tendido sobre un lecho de ceniza, tras admitir su fracaso entregó su espíritu mascullando estas palabras de David: “Mas yo por la abundancia de tu misericordia entraré en tu casa; en tu santo templo me postraré, lleno de tu temor”.
83 Esta misma idea la comparte JUAN CRISÓSTOMO [347-407] cuando dice: «“En tu santo templo lleno de tu temor”. No bostezando y con desgana, como hacen la mayoría, sino con reverencia y santo temor. Porque quien ora en el santo temor de Dios aparta de sí todos los demás pensamientos impíos, y con ello predispone la misericordia divina a concederle su petición»
84 1 Reyes 8:27-49.
85 Josué 1:15.
86 Salmo 25:6.
87 SCHÖKEL lo traduce de la siguiente manera: “Por tu justicia guíame, Señor, en respuesta a mis detractores; allana ante mí tu camino”
88 Sobre este versículo comentan los Padres de la Iglesia:
–AGUSTÍN DE HIPONA [354-430]: «Guíame a tratar con mis enemigos según tu justicia. No con la justicia propia de criterios humanos, sino “tu justicia”. Porque desde la perspectiva de los hombre el devolver mal por mal tiene se entiende como justicia; pero no en el criterio de Aquel que “hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos” (Mateo 20:45). En este sentido, cuando Dios castiga a los pecadores no les infiere un mal directo procedente de sí mismo, le basta con retirarles su protección dejándoles abandonados a su propia maldad, y por su propia maldad acaban infligiéndose ellos mismos su castigo: “He aquí, el impío concibió maldad, gestó iniquidad, y dio a luz fraude. Pozo ha cavado, y ha ahondado; y en el hoyo que hizo caerá. Su iniquidad se volverá sobre su cabeza” (Salmo 7:14-15). Dios no engendra el mal, el mal lo engendra el propio hombre; Dios imparte justicia en calidad de juez, pero cuando ejecuta la sentencia y castiga a los transgresores de la ley, no les infiere él un mal, deja que se castiguen a sí mismos con sus propias miserias. Cuando el hombre devuelve mal por mal, siente satisfacción al aplicar aquello que considera un justo castigo; pero Dios, a diferencia del hombre, no se complace en la acción de aplicar el castigo, por ello, cuando quiere castigar a un malvado, hace que se castigue a sí mismo, como leemos en este mismo salmo un poco más adelante: “Castígalos, oh Dios; caigan por sus mismos planes” (Salmo 5:11)».
–DÍDIMO EL CIEGO [313-398] incide en la misma idea comentando el versículo cuatro de este mismo salmo (5:4): «“Porque tú no eres un Dios que se complace en la maldad; el malo no habitará junto a ti” Es evidente que ningún mal procede de Dios, como algunos creen erróneamente partiendo de la falsa idea que tanto el bien como el mal eran parte de su divina sustancia [se refiere a las ideas herejes de VALENTÍN EL GNÓSTICO en el siglo II]. Dios es el bien infinito, y ciertamente de la boca y voluntad del Altísimo tan solo puede salir el bien, porque el bien y el mal no son compatibles y no pueden habitar juntos».
89 RICARDO ARCONADA en “Salmos” hace la siguiente paráfrasis: «Que tu actuar providencial, Señor, siempre conforme a justicia, que premia al bueno y castiga al malo, luzca ante mí con experiencia vivencial»
90 Los Padres de la Iglesia comentan:
–ORÍGENES [185-254]: «Quien decide obrar en rectitud y seguir el camino del bien cuenta con numerosos adversarios, enemigos tanto materiales como espirituales, que se sienten agredidos y atormentados por su recto proceder (Mateo 8:29; Efesios 6:12). Consciente de esto, el profeta no se atribuye a sí mismo la capacidad para enfrentarse a ellos, invoca a Dios diciendo: “Allana delante de mí tu camino”.
–JERÓNIMO DE ESTRIDÓN [347-420] lo interpreta del siguiente modo: «¿Y cuál es ese “camino” que pide el salmista a Dios que le allane? La lectura e interpretación de las Sagradas Escrituras: “allana delante de mí tu camino”, abre mi mente para que pueda entenderlas correctamente (2 Timoteo 2:15). Porque todo aquel que interpreta de modo incorrecto las Escrituras yerra y sucumbe en el camino de Dios».
–JUAN CRISÓSTOMO [347-407]: «Házmelo comprensible y evidente, para que me sea cómodo y fácil de seguir».
91 Dice al respecto TEODORETO DE CIRO [393-458] en su “Interpretatio in Psalmos”: «Los sepulcros cerrados mantienen la putrefacción en su interior, pero al abrirlos, el olor fétido que desprenden se hace insoportable. Así es también con las personas hipócritas, falsas y aduladoras: mientras callan mantienen en su interior la putrefacción de sus engaños y blasfemias, pero cuando abren la boca y exhalan sus lisonjas, el hedor que desprenden es tan insoportable que a la persona justa y recta se le hace inviable permanecer a su lado».
92 JUAN CRISÓSTOMO [347-407] añade: «No se limita a decir “sepulcro”, que ya sería una descripción lo suficientemente horrenda, sino que añade “abierto”, para para incrementar el sentido de repugnancia (…) si enterramos los cadáveres lejos de las ciudades para evitar putrefacción, con más ahínco deberíamos expulsar lejos de nosotros las palabras hediondas de la lisonja y a todos cuantos las profieren».
93 La figura no tiene mucho sentido en nuestra época. Pero en épocas pasadas era habitual cavar fosas en cualquier lugar para enterrar a los muertos, principalmente junto a los caminos. Y la posibilidad de tropezar con el hueco abierto de una tumba e incluso caer en su interior, de