Esta división se efectúa al margen de las edades correspondientes a cada etapa, pues, por ejemplo, en patinaje artístico, gimnasia de aparatos o en natación se alcanzan niveles de alto rendimiento en la edad juvenil, mientras que en otras modalidades esta misma edad corresponde al inicio del entrenamiento infanto-juvenil.
El objetivo del proceso de entrenamiento a largo plazo es el aumento progresivo de las exigencias de entrenamiento y la mejora continua de la capacidad de rendimiento deportivo. La capacidad de rendimiento deportivo depende de capacidades físicas, psíquicas, técnico-tácticas e intelectuales (v. pág. 19). Para alcanzar un nivel máximo en todos estos componentes parciales de la capacidad de rendimiento, se necesita una planificación meticulosa y prospectiva del proceso de entrenamiento.
Formación básica general
La formación básica general (Joch [1992, 245], en el contexto de las medidas de promoción de talentos, designa esta etapa de entrenamiento también como “entrenamiento motor básico”) incluye sobre todo el desarrollo de las capacidades coordinativas (v. pág. 479). En primer plano se sitúa el aprendizaje de destrezas motoras y combinaciones de movimientos múltiples, sencillas y adecuadas al estadio momentáneo del desarrollo, como “vehículo” para el progresivo perfeccionamiento de las capacidades coordinativas, sobre todo las de equilibrio, de ritmo, de reacción, de diferenciación muscular, de orientación espacio-temporal, de acoplamiento y de reorientación.
En la formación básica general se ha de buscar un planteamiento divertido, variado y ameno de las exigencias, para ampliar sistemáticamente el repertorio de movimientos y acopiar las más variadas experiencias motoras y corporales. Este trabajo se efectúa, en correspondencia con la edad, de forma exclusivamente lúdica. Padres, empleados del jardín de infancia y preparadores físicos proporcionan “oportunidades de aprendizaje” y actividades lúdicas y de ejercicio, como, por ejemplo, “paisajes de movimiento”, recorridos de escalada, etc., que subrayan el aspecto de vivencia conjunta entre compañeros generacionales, contribuyendo así de forma importante a la socialización.
La variedad de la oferta debería reflejarse en una formación polideportiva, sin modalidad específica, incluyendo también un trabajo selectivo y variado con el balón.
El principio de la carga progresiva (v. pág. 26) en relación con las exigencias se debe respetar ya en esta etapa de entrenamiento: la mayor complejidad de los movimientos o de las series de éstos, su mayor velocidad y precisión no sólo favorecen la capacidad de rendimiento coordinativo, sino que mejoran también la capacidad de aprendizaje motor mediante la creación de un gran número de “bucles motores”.
Entrenamiento infantil y juvenil
El objetivo del entrenamiento infantil y juvenil consiste principalmente en reconocer las dotes específicas y desarrollar las potencialidades individuales en la modalidad deportiva planteada. En este sentido, el uso de indicadores específicos de la modalidad desempeña un papel importante. Para el ámbito de las disciplinas atléticas de carrera podrían utilizarse los “indicadores de talento” expuestos en la tabla 5.
El entrenamiento infantil y juvenil se puede dividir en tres segmentos, concretamente entrenamiento de base (de principiantes), de profundización (deportistas más expertos) y entrenamiento de conexión.
El entrenamiento de base está sometido a los objetivos siguientes:
•Formación básica multilateral enfocada hacia la modalidad deportiva.
•Empleo de métodos y contenidos de entrenamiento multilaterales, de formación general.
Etapa 1Entrenamiento de base y primera fase del entrenamiento de profundización•Gusto por la carrera, fuerte pulsión por el movimiento, buena movilidad•Predisposición motora a la velocidad superior al promedio (velocidad de reacción, de esprint, movilización de la frecuencia de paso en condiciones de fatiga)•Buena predisposición a la resistencia en el juego o con otras cargas continuas hasta 30 minutos y por encima de este plazo (resistencia a la fatiga, capacidad de aguante, recuperación rápida)•Cuadro de movimientos bueno (movimiento global útil, relación óptima entre frecuencia y longitud de paso, la huella del pie toca el centro de gravedad del cuerpo)•Buena utilización de técnicas de otras modalidades | Etapa 2Segunda fase del entrenamiento de profundización•Capacidad de rendimiento superior al promedio en el ámbito de la velocidad de movimientos (capacidad de esprint, cambio de ritmo, capacidad de salida)•Buena predisposición a la resistencia (rendimiento continuo estable, recuperación rápida)•Buen nivel de rendimiento en un espectro de distancias•Capacidad para sentir el ritmo, evaluación y regulación del propio rendimiento•Estado de salud estable, destacando la capacidad de asumir carga del aparato de sustentación y locomotor•Comportamiento ofensivo en competición, capacidad de movilización máxima (frecuencia de movimiento, sensación táctica, capacidad de imponerse = tipología competitiva) |
Tabla 5. Indicadores para el reconocimiento de talentos en el ámbito de la carrera de atletismo (según Reiss y cols., 1993, 14)
•Adquisición de destrezas técnicas básicas y disposición a ampliar la base de movimientos.
El entrenamiento de profundización tiene los siguientes objetivos:
•Progreso y ampliación de los fundamentos adquiridos en el entrenamiento de principiantes.
•Orientación más marcada hacia las exigencias específicas de la modalidad elegida.
•Especificidad creciente de los métodos y contenidos de entrenamiento utilizados.
•Crear las condiciones para la transición al entrenamiento de alto rendimiento.
•Aumento del volumen y de la intensidad teniendo en cuenta la capacidad psicofísica de asumir cargas.
En general el entrenamiento infantil y juvenil da prioridad a las fases de entrenamiento frente a las “fases de competición” (cf. Reiss y cols., 1993, 14)
Se debe aprovechar las competiciones que surgen “del propio entrenamiento”, sin buscar una preparación prolongada y específica de la competición.
Tabla 6. El inicio del entrenamiento de principiantes, avanzado y de alto rendimiento en los diferentes tipos de modalidad
Las etapas del entrenamiento de principiantes y del entrenamiento avanzado deben mantener una relación con la edad del rendimiento máximo, de forma que la mejora progresiva del rendimiento alcance su punto álgido en el momento típico de rendimiento máximo en cada modalidad.
De este planteamiento se deduce, según Harre (1976, 22) una distribución de edades para las diferentes modalidades (tabla 6).
Entrenamiento de conexión
Las etapas de paso del entrenamiento infantil y juvenil al de alto rendimiento se denominan entrenamiento de conexión. Este período suele prolongarse entre 2 y 4 años (en algunas modalidades de resistencia incluso más).
En general ésta es la etapa de preparación más dinámica en el desarrollo del rendimiento en su conjunto. Aquí se toman, según Reiss y cols. (1993, 15), las decisiones básicas para una configuración acertada del trabajo de alto rendimiento y para la futura trayectoria en el deporte de rendimiento.
En el entrenamiento de conexión se deberían tener en cuenta, según Reiss y cols.