“Por preparación inmediata para la competición entendemos el último período del entrenamiento, caracterizado por medidas de adaptación específicas, previstas para las condiciones concretas y complejas de la competición decisiva; su objetivo consiste en capacitar al atleta para que transforme sus facultades y capacidades psíquico-morales y psíquicas, sus destrezas técnico-deportivas, sus conocimientos, experiencias y capacidades tácticas, adquiridos en el proceso de entrenamiento a largo plazo, en rendimiento deportivo máximo; deberá hacerlo, además, en un momento determinado con antelación y en condiciones temporales, organizativas y climáticas concretas, en el lugar de competición.”
Aquí hemos de tener en cuenta las múltiples tareas psí– quico-pedagógicas, metodológicas, deportivo-médicas, organizativas y técnico-materiales que plantea la preparación inmediata de la competición.
El contenido, el volumen y la duración de dicha preparación dependen, según Lehnert (1994, 12), de los siguientes factores:
•Importancia o carácter de la competición.
Los Juegos Olímpicos, los Campeonatos mundiales y regionales y los trofeos de dotación presupuestaria importante necesitan una preparación más prolongada que los campeonatos provinciales.
•Situación geográfica del lugar de competición.
“Las competiciones que se celebran en condiciones inusuales y exigen adaptarse a un nuevo ritmo de vida diurna y nocturna, a factores climáticos como la temperatura, humedad del aire, presión atmosférica (clima de alturas), ... necesitan una preparación más larga que las competiciones en un entorno habitual.”
•Ubicación de la preparación específica para la competición dentro del año de competición.
“Si este período de preparación se encuentra al final de una temporada intensa de competición, la configuración de los contenidos deberá tener un carácter más general y básico que la preparación inmediata efectuada al inicio de la temporada. De aquí se puede deducir también una mayor duración.”
•Volumen y nivel de la experiencia del atleta en competición.
“Los deportistas con experiencia en competición y que han viajado mucho se adaptan con mayor rapidez y menos complicaciones que los principiantes a las condiciones inhabituales, que en estos casos son ya casi habituales.”
La práctica deportiva ha demostrado, según Lehnert (1994, 12), la eficacia de una preparación inmediata de la competición de entre 5 y 7 semanas de duración.
Esta etapa de preparación inmediata debe resolver, según Lehnert (1994, 12), las siguientes tareas metodológicas:
•“Tareas de condición física
Alcanzar o estabilizar (dependiendo de la ubicación de este período dentro de la temporada de competición) un nivel físico óptimo para aplicar con eficacia la técnica y la táctica, y para dominar unas exigencias globales elevadas en el transcurso de la competición.
•Preparación técnica
Perfeccionar la técnica deportiva propia, corregir carencias técnicas menores, estabilizar la dinámica de los ejercicios de competición, adaptar su ejecución técnica a las condiciones de competición concretas.
•Preparación táctica
Trabajar en detalle y estabilizar el propio esquema de participación en la competición, teniendo en cuenta las condiciones específicas del lugar físico de competición, e investigar el comportamiento táctico del rival deportivo inmediato.
•Asentamiento del rendimiento deportivo complejo Al inicio de la preparación para la competición, las tareas físicas, técnicas y tácticas se pueden todavía resolvar de forma individual y aislada; sin embargo, al acercarse el plazo de la competición, el rendimiento deportivo complejo tiene que asentarse y estabilizarse en su totalidad (salvo unas pocas excepciones), y, de ser posible, también en las condiciones esperadas.
La preparación psíquica de los atletas ante la competición inminente tiene igual importancia que el entrenamiento y presenta una estrecha imbricación con éste. El entrenador y el preparador se enfrentan a las siguientes tareas:
•Formar un equipo unitario y cerrado y crear una atmósfera global que favorezca el rendimiento.
•Motivar y movilizar sobre todo los impulsos emocionales para conseguir un buen resultado en la competición.
•Consolidar la confianza en la propia capacidad de rendimiento y en la eficacia del esquema propio planteado para la competición.
•Anticipar algunas particularidades de la contienda psíquica que planteará el rival deportivo inmediato.
•Anticipar algunas particularidades de la atmósfera general antes y durante la competición (comportamiento de los espectadores, de los medios de comunicación, de los árbitros y jueces).”
Para lograr el rendimiento máximo individual en el día “X”, es fundamental elegir y ordenar correctamente los contenidos de entrenamiento y establecer una dinámica adecuada de la carga de entrenamiento (v. fig. 26).
El carácter de los estímulos de entrenamiento aplicados sobre el organismo del deportista por los diferentes componentes de carga determina la duración de este período de transformación.
Se admite que:
•Los componentes de carga que actúan de forma general y extensa sobre el organismo del deportista necesitan un período de aplicación mayor.
•Los componentes de carga específicos del rendimiento deportivo se transforman con mayor rapidez en una mayor capacidad de rendimiento.
El rendimiento máximo en un momento determinado exige, según Lehmann (1994, 12), “una distribución correcta del tiempo y de los contenidos y una jerarquización de los elementos esenciales del entrenamiento. Una carga máxima eficaz se consigue dando prioridad sucesivamente a los complejos esenciales del entrenamiento en correspondencia con el carácter de los componentes del entrenamiento y de la carga”.
Según los resultados de los estudios de Lehnert (1994, 12), los picos de carga de cada uno de los componentes se ubican de la siguiente forma:
Figura 26. Evolución de los diferentes componentes de la carga durante la preparación inmediata de la competición en atletismo (trazo discontinuo), en natación (trazo continuo) y en tiro (trazo discontinuo desigual) (según Lehnert, 1994, 13).
•herramientas de entrenamiento generales, de 5 a 4 semanas antes del inicio de la competición,
•volumen de entrenamiento, de 4 a 3 semanas,
•herramientas de entrenamiento específicas, de 3 a 2 semanas, y
•intensidad de entrenamiento, de 2 a 1 semana.
El máximo de carga se sitúa entre la tercera y la segunda semana antes de la competición (v. fig. 26).
De esta manera se consigue, con diferentes herramientas y con su coincidencia temporal o “sumación”, una carga de entrenamiento elevada durante un período de entre 2 y 4 semanas y un rendimiento máximo en un momento que coincide, si la planificación ha sido la correcta, con la competición decisiva.
Para el caso de una preparación de la competición inmediata durante varias semanas, Lehnert (1994, 13) propone la siguiente estructura global.
Fase de recuperación: una semana de duración aprox.
Recuperación breve activa, sobre todo psíquica, especialmente si la preparación para la competición se ubica al final de una temporada