•“Los tests de condición física son válidos para la evaluación gruesa de componentes aislados, en parte también complejos, de la condición física. La evaluación fina de las capacidades físicas se reserva para los estudios bioquímicos, biomecánicos y deportivo-médicos, costosos y complejos desde el punto de vista organizativo.
•Los rendimientos deportivo-motores (acciones deportivas motoras) no están determinados ni se explican sólo por las capacidades físicas, sino que en ellos influyen muchos otros componentes del rendimiento, asociados a la personalidad del deportista (y capaces de compensar en gran medida las carencias en dichas capacidades). Así pues, los tests de condición física registran sólo aspectos parciales de los rendimientos de fuerza, de resistencia, de velocidad, etc.; además, aunque unas secuencias motoras relativamente elementales (con escaso componente coordinativo) permitan sacar conclusiones sobre el grado de desarrollo de las capacidades físicas, no se puede conocer con suficiente exactitud su participación real en el origen de los rendimientos deportivos.
•Los rendimientos físicos expresan sólo funciones parciales de la personalidad del deportista, de las cuales no se puede sacar conclusiones adicionales sobre la personalidad global de éste.
•El valor informativo de los diferentes tests de condición física mantiene una estrecha relación con los conocimientos seguros disponibles acerca del objeto de estudio. Los tests físicos sólo producen resultados útiles si tienen en cuenta y se simulan las condiciones de exigencia (estructura) del rendimiento deportivo-motor en cuestión, esto es, si reflejan componentes esenciales de éste.
•Aun teniendo rigurosamente en cuenta las condiciones de realización (v. infra), el resultado del test –y cada medición– puede estar condicionado en grado variable por factores de distorsión como los acontecimientos del momento, el efecto del test –esto es, la incidencia de una realización del test sobre los valores de la segunda realización, la tercera ...– y también por errores casuales.”
Los procedimientos de test asociados a las formas principales (características) de trabajo motor, es decir, a la resistencia, fuerza, velocidad y flexibilidad, suelen carecer, en el ámbito de los juegos deportivos, de la validez y de las posibilidades de comparación necesarias. En la literatura especializada de los juegos deportivos no se encuentran (o apenas) tests normalizados, especificados por grupos de edad, de sexo o de rendimiento. En la mayor parte de los casos se deja a los entrenadores la tarea de comparar los valores registrados dentro de un grupo, de compararlos con valores de años pretéritos o futuros y de extraer de ello consecuencias metodológicas.
En la realización de los tests se da por hecho que el entrenador profesional dispone de posibilidades (financieras, personales y de tiempo) diferentes a las del entrenador no retribuido de un equipo de categoría regional. Por ello, intentamos presentar diferentes posibilidades de tests, aplicables en todos los niveles para el control y la regulación del rendimiento.
Tipos de tests. Modalidades de realización. Tablas de evaluación
En el ámbito de los tests de evaluación del rendimiento distinguimos entre tests deportivo-motores sencillos, que cualquier entrenador puede utilizar en la cancha sin un dispositivo especial de aparatos, y tests deportivo-médicos, factibles sólo en colaboración con una institución deportivo-médica (normalmente con un coste financiero considerable).
La evaluación deportivo-médica del rendimiento aporta conclusiones muy precisas y detalladas sobre el estado y el desarrollo de la capacidad de rendimiento corporal, general y específica, de un jugador; también proporciona información, específica de la modalidad, sobre la configuración óptima del entrenamiento y facilita, en determinadas circunstancias, el pronóstico del rendimiento (cf. Schwaberger y cols., 1984, 25). Estas informaciones se obtienen combinando de forma adecuada los tests de laboratorio y de campo, efectuados varias veces al año en los diferentes períodos de entrenamiento. Los exámenes deportivo-médicos como apoyo del proceso de entrenamiento sólo nos depararán éxitos, según Schwaberger y cols. (1984, 25), si los entrenadores y deportistas desean efectuar dichos exámenes y si comprenden plenamente su sentido.
La ventaja de los estudios de laboratorio radica en sus mejores posibilidades de estandarización y reproducción; sus desventajas tienen que ver con la carencia, manifiesta hasta la fecha, de especificidad por modalidad deportiva, y con un diagnóstico que sólo registra componentes parciales de la capacidad de rendimiento.
Por su parte, la ventaja de las investigaciones de campo radica en su mayor especificidad por modalidad deportiva, y en un registro mejor y más preciso de los cambios de la capacidad de rendimiento deportivo en el transcurso del entrenamiento; su desventaja radica en la dificultad de estandarización, reproducción y ejecución (cf. Keul y cols., 1981, 382). Los estudios de campo resultan especialmente adecuados para observar y, dado el caso, corregir la intensidad de trabajo en las formas de entrenamiento aeróbicas y anaeróbicas; aquí interesa sobre todo comprobar la concentración de lactato en sangre durante una carga de entrenamiento (cf. Kindermann/Keul, 1977, v. pág. 199).
Como resumen podemos afirmar que la planificación del entrenamiento, la evaluación del rendimiento y la organización del entrenamiento presentan interrelaciones muy estrechas.
Sobre la base de la planificación del entrenamiento, y con la ayuda ofrecida por los procedimientos de evaluación del rendimiento, la organización del entrenamiento intenta dirigir de forma selectiva un valor real dado hacia un valor ideal planteado; de forma paralela se planifican las cargas de entrenamiento en función de la situación, se controlan y se evalúan de forma individual.
6 El proceso de entrenamiento a largo plazo
La práctica deportiva muestra cada vez con más claridad que los rendimientos máximos sólo se consiguen si los fundamentos necesarios se han consolidado ya en las edades infantil y juvenil. Ello requiere una planificación sistemática y a largo plazo del proceso de entrenamiento.
Aquí se trata de configurar el desarrollo del rendimiento a largo plazo como un proceso unitario, en etapas coherentes en cuanto a sus contenidos y limitadas temporalmente, y de avanzar gradual y sistemáticamente desde una formación básica, orientada hacia la modalidad, hasta un entrenamiento especializado en la modalidad/disciplina específica (cf. Reiss y cols., 1993, 12).
Para el proceso de entrenamiento a largo plazo es muy importante consolidar los fundamentos de rendimiento que previsiblemente se necesitarán más adelante, garantizar las estructuras temporales necesarias –enfoque consecuente hacia la edad de rendimiento máximo (v. también pág. 55)– y crear condiciones marco para la preparación a largo plazo y el desarrollo de rendimientos de elite.
Figura 19. Modelo de desarrollo del rendimiento a largo plazo sobre el ejemplo de la carrera/marcha (modificado de Reiss y cols., 1993, 13).
AT = Atletismo
CEJ = Campeonatos europeos junior
CMJ = Campeonatos mundiales junior
EDT = Entrenamiento de transición
Figura 20. Etapas del desarrollo del entrenamiento en el trabajo orientado hacia el deporte de elite.
En la consolidación del rendimiento a largo plazo se ha de tener en cuenta la complejidad y la unidad de la modalidad deseada, sin perder de vista el perfil de exigencias específico de dicha modalidad (cf. Reiss y cols., 1993, 12).
La figura 19 ilustra estas exigencias sobre el ejemplo del desarrollo del rendimiento a largo plazo en