El entorno conversaba conmigo, abrigaba mi espalda con su calor, refrescaba mi cara con su brisa, y me daba consejos a través del pasto y la tierra a mis pies. Numerosas veces la naturaleza me ha entregado consuelo y parte de su energía para sanar; me escucha cada vez que siento duda y me acompaña en cada paso.
La pérdida de conexión espiritual nos vuelve menos humanos, más inertes. Transforma al ser en una máquina y lo aleja de su estado elemental de existencia junto al ecosistema y el equilibrio. Recuperar ese lazo perdido en el abismo es vital para que nosotros, como seres humanos, permanezcamos en esta tierra. La depredación alcanza niveles inimaginables, el desinterés hacia el otro se encuentra establecido casi en su totalidad en la población y no nos importa.
Cada uno escoge su camino, cada uno toma las decisiones de su propia vida y cada uno es responsable por lo que sucede; sin embargo, no podemos creer que avanzaremos si no es en conjunto. Debemos dejar de pensar que el equilibrio no es necesario. Somos parte de un todo y cada uno es parte importante en la ecuación.
Nada en el mar y siente su majestuosidad y extensión; acógete en la inmensidad de la montaña y siente su abrazo maternal; empápate de la serenidad del bosque, y llénate de energía y vigor a través del sol.
Aprovecha la naturaleza, cuídala, intenta comunicarse contigo.
Día 42
El bus avanzaba lento por la avenida, recorría con calma las calles de la ciudad. Mirando a través de la ventana, podía observar en detalle la cara de cada persona que transitaba por la acera o iba en un auto contiguo. Algunos paseaban a sus perros, otros, caminaban con la vista perdida en árboles y edificios. Por mi parte, contemplaba con serenidad la escena y pensaba en el trayecto faltante para llegar a destino; me encontraba tan cerca y a la vez tan lejos…
La impaciencia se apoderaba de mí.
DÍA 43
Las despedidas son difíciles, delimitan el paso a nuevos rumbos y caminos. Lo dejado atrás nunca debe ser olvidado, hay que recordarlo con cariño y anhelo, teniendo presente todo lo aprendido de aquellas situaciones que tanta felicidad y regocijo te entregaron.
Mira hacia atrás con tranquilidad, lo que dejas ahora forma parte de ti. Guarda en tu corazón todos esos momentos hermosos que viviste y atesora a las personas que se cruzaron en tu camino durante ese periodo.
Mira la vida con felicidad, recuerda las caras de quienes pasaron frente a ti y te entregaron su conocimiento y cariño. Sé feliz con el momento que vives, se vienen nuevas experiencias y, nunca se sabe, puede que en algún momento de tu vida te vuelvas a topar con todo eso que dejaste y recuerdas con amor.
DÍA 44
Sigue y lucha por tus sueños. Cuando reconozcas aquello que te gusta y llena, centra tus energías en su logro, el resto se alineará solo. En esta vida debemos trabajar para obtener el sustento necesario para sobrevivir en sociedad, lo que no significa que nos esclavicemos del trabajo que realizamos, ya que este, en realidad, está a nuestro servicio y no al contrario.
Complementar lo esencial de nuestro querer con nuestro trabajo es fundamental. Debemos adoptar una perspectiva en la que siempre miremos el cristal desde ese ángulo, el de la felicidad por sobre todas las cosas, nuestra realización personal y espiritual.
El humano no se hace desde el trabajo, se forma desde la vida y no podemos darnos el lujo de perderla, porque, de ser así, nos estaríamos consumiendo internamente, apagando nuestra llama, nuestro vigor y nuestra esencia.
Nuestra alma.
DÍA 46
La lluvia me hace anhelar el sol, me tienta para querer salir a correr bajo ella y sentirla recorrer mi cara, mi cabello y mi cuerpo. Me hace sentir vivo. La lluvia es sinónimo del movimiento del mundo. Limpia el aire y moja la tierra, hidrata al árbol y llena los ríos.
Es parte de la vida, de la existencia; en su presencia está el regalo que nos entrega la tierra al permitirnos habitarla.
La lluvia es sinónimo de vida.
Nos han enseñado que es mala, que te empapa y arruina tus ropas; nos han hecho creer que somos mejores y más necesarios que ella… ¡Falacias!
La lluvia nos entrega esperanza, en su caer trae providencia y buenas nuevas. La lluvia es sinónimo de vida. Cada gota trae consigo un proceso mayor detrás, cada una conserva en su interior la historia de uno de los procesos más antiguos en la historia y desarrollo de nuestro planeta. Esconde los mayores secretos de la tierra, conoce y ha visto nuestro pasar a lo largo de los años en que la hemos acompañado.
Es parte de la tierra y, por lo tanto, parte de nosotros.
Guarda tu sombrilla, quítate la chaqueta y siéntela recorrer tu rostro y el cuerpo. Empápate de la energía ancestral de la tierra y disfruta cada gota que generosa te entrega. Apréciala con cariño, al final, seguirá presente en este planeta y tú solo serás una parte más de la historia del mundo… y en su caer, la lluvia te guardará dentro de sí.
DÍA 48
Oda a las Madres del Ayer
Gloria a las Madres del Ayer; cruzan con bravura a través de la álgida tormenta y la imponente montaña. Rugen como un poderoso camión. Son una Familia; República. Drăculea las protege; bajo su sombra, están a salvo. Los leones pardos rugen mientras su música siga en el aire, y cante, por el mañana. Eterna retribución.
¡Aguante, vida y amor!
DÍA 51
Símbolos
¿Qué significan las secuencias?
¿Qué significan las simetrías?
¿Qué significan las coincidencias?
¿Qué significa esa constancia?
¿Qué significa el llamado?
¿Qué significa esa voz?
¿Qué significan los mensajes del universo?
¿Qué significa, cuando el blanco se llena de color?
DÍA 52
Mientras la comida se cocina a fuego lento, mi cabeza se llena de pensamientos y dudas: ¿cuánta será realmente la huella de carbono que hemos acarreado a lo largo de nuestra vida? ¿Cuánto realmente hemos contribuido a que el planeta no se destruya? ¿Qué tan dañinos hemos sido para la tierra y su vida?
Solo con observar los mares y montañas obtenemos la respuesta, llenos de plástico y basura desechada por nosotros; cientos de ríos y sus cauces extinguidos por la acción de empresas, industrias y el ser humano con su agricultura; ¿cuántos bosques dejaron de ser bosques?; ¿cuántas playas se han convertido en monstruosos complejos turísticos e inmobiliarios con el único objetivo de generar dinero y continuar depredando todo a su paso?; ¿cuántos animales han perdido su hogar?; ¿cuántas personas han sido desplazadas por la gran industria malévola, controlada por el sistema? La respuesta todos la sabemos, pero no somos capaces de decirla en voz alta, no somos capaces de vociferar con toda nuestra fuerza la injusticia. Nos acomoda el silencio; nos gusta pasar desapercibidos bajo la idea de que, si callamos, seremos aceptados, aceptados por una masa de personas que, al final del día, solo se preocuparán por sus propios intereses, sin ir más allá de lo que observan sus ojos durante la mañana, la tarde y la noche.
No podemos dar fe de que la situación cambiará con nuestra contribución, al igual que no podemos asegurar