Escultura Barroca española. Nuevas lecturas desde los Siglos de Oro a la sociedad del conocimiento. Antonio Rafael Fernández Paradas. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Antonio Rafael Fernández Paradas
Издательство: Bookwire
Серия: Escultura Barroca Española. Nuevas Lecturas Desde Los Siglos De Oro A La Sociedad Del Conocimiento
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9788416848003
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en aceite secante, modificando la tonalidad original del oro hacia un tono más bronce, confiriéndole el característico aspecto bronceado. La técnica del bronceado procede de Italia y se empezó a utilizar durante el periodo artístico Tardobarroco o Rococó.

      Las técnicas artísticas más utilizadas en policromía son: pintura al temple y pintura al óleo. Reciben el nombre en función de la naturaleza del aglutinante que utilizan. Así pues, para el temple se usa un aglutinante magro (cola animal, goma vegetal o arábiga y huevo), presentan aspecto más mate respecto al resultado óptico obtenido con las pinturas al óleo, y son más sensibles y menos resistentes al paso del tiempo. Y la técnica al óleo, cuyo aglutinante es graso (aceite de linaza o de nueces), de aspecto brillante, más resistente al paso del tiempo, aunque modificándose de color.

      7.2.Motivos decorativos

      Los motivos decorativos se definen como aquellos elementos de carácter ornamental que adornan las indumentarias de las esculturas. A principios del siglo XVI, y bajo la influencia de la policromía hispano-flamenca, predominan las formas geométricas, materializadas en forma de estrellas, roleos o trenzados. También se representan líneas rectas o curvas, como elementos distribuidores del espacio, encuadrando o separando elementos en la decoración. Destacan las formas de arabescos, lacerias, siluetas recortadas, encadenados, meandros, formas romboidales, retículas o redes, dameros y escamados, entre otras.

      Fig. 13. Zarcillo de acanto. A menudo, se representan piedras preciosas fingidas, consignadas a las orillas o remates de los ropajes, imitando perlas, esmeraldas, diamantes, rubís y jaspes.

      El grutesco o grotesco, de procedencia clásica romana, es la forma fantástica por excelencia. Tiene su origen en los descubrimientos arqueológicos de las grutas de Tito y la Domus Aurea de Nerón en el último tercio del siglo XV, su introductor en España fue Diego de Siloé tras su regreso de Italia. Estos motivos combinan las formas del mundo real y fantástico, combinan bichas, monstruos, quimeras y follajes. Es característico del periodo italianizante o renacentista, ya que después del Concilio de Trento se recomendó su desuso. Otro tipo de motivos fantásticos son los inspirados en híbridos de figuras humanas o animales, tales como grifos, quimeras, basiliscos, hidras, etc.

      Las formas humanas o antropomorfas se manifiestan metamorfoseándose en figuras fantásticas, como hermes, cariátides o figuras aladas durante el periodo manierista fantástico. A medida que avanza el siglo XVII con la introducción de las doctrinas trentinas en el denominado periodo contrarreformista, el repertorio ornamental humano se centra en temas de origen religioso, como angelotes alados, querubines, miniaturas de Cristo, la Virgen, Padres de la Iglesia, etc.

      Fig. 14. Detalle de distintas huellas de esgrafiados.

      Un motivo concreto o esquema compositivo compuesto por varios motivos se repite reiteradamente sobre el espacio polícromo, distinguiendo entre las distintas ropas, y/o entre cenefa y vestido. En las representaciones más sobrias, el traje se exhibe en tonos lisos, reduciéndose la ornamentación a los orillos. A menudo, se encuentran ejemplos de obras en las que la ornamentación inunda todo el espacio volumétrico, a excepción de las encarnaduras. La ausencia o existencia de ornamentación en una obra, su presencia de forma masiva en toda la indumentaria o exclusivamente en las cenefas, imprime un factor estético y visual fundamental en su estudio. En estas últimas, la percepción visual de los motivos dependerá directamente del contraste tonal y/o cromático de los distintos elementos y del trazado de sus contornos. La ornamentación se organiza o distribuye en torno a un esquema compositivo preestablecido previamente por el pintor. La composición ornamental puede variar entre obras de un mismo retablo, así como en las distintas vestimentas que cubran a un personaje. Las cenefas u orlas de las indumentarias no son ajenas a la composición ornamental, presentando normalmente estructuras ordenadas o geométricas. Habitualmente, el programa decorativo atiende al valor estético de la simetría, compuesto por motivos que se repiten y distribuyen en torno a un eje imaginario en sentido vertical y horizontal, adaptando sus formas a los volúmenes de la talla, como por ejemplo los candelieri.

      7.3.Técnica en los motivos decorativos

      Otro de los aspectos más relevantes a tener en cuenta, a la hora de abordar el estudio de los motivos decorativos, lo implica la técnica artística con la que se ejecuta dicho ornato, es decir, el conjunto de procedimientos y recursos de los que se sirve el arte de la policromía para recrear la imitación de tejidos,