Escultura Barroca española. Nuevas lecturas desde los Siglos de Oro a la sociedad del conocimiento. Antonio Rafael Fernández Paradas. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Antonio Rafael Fernández Paradas
Издательство: Bookwire
Серия: Escultura Barroca Española. Nuevas Lecturas Desde Los Siglos De Oro A La Sociedad Del Conocimiento
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9788416848003
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capas que recubren los retablos y esculturas, definiéndose esta, la policromía, como un conjunto de capas de distinta naturaleza, textura, función y color, superpuestas unas a otras, que recubren un objeto tridimensional aportándole valores imitativos y/o artísticos, dotándolo de realismo, imitando las carnes, los tejidos de las indumentarias, los ornamentos iconográficos, etc., de las representaciones humanas.

      En este intento por bosquejar la evolución acontecida en la policromía española entre los siglos XVI al XVIII, y caracterizar las técnicas y ornamentación que distinguen los distintos estilos predominantes, se han clasificado en torno a las propuestas planteadas por los investigadores Echeverría Goñi, en Navarra, y Vélez Chaurri y Bartolomé García, en Álava. Estos definen los siguientes periodos polícromos: hispano flamenco (1500-1530), manierismo fantástico (1555-1575), contrarreforma (1580-1675), barroco o luces y sombras (1675-1735) y rococó o chinesco (1735-1775). Para interpretar la evolución de la policromía barroca, es necesario conocer sus antecedentes, asentados desde el siglo XVI, para culminar en la posterior centuria con un notorio arte de corte naturalista, continuando en el siguiente siglo con influencias procedentes del arte oriental, y conviviendo con los primeros pasos del neoclasicismo.

      A finales del siglo XV, las relaciones entre Italia y España propician la italianización de las altas esferas sociales. Pero, las formas de estilo renacentista llegan al público en general, mediante los artistas nórdicos, conocedores de la grandeza y conquistas italianas en torno a la perspectiva, espacio y movimiento del cuerpo humano. Maestros como Arnao de Bruselas transmiten a sus esculturas un nuevo concepto de movimiento y expresividad, dejando atrás las formas y volúmenes de los cuerpos humanos góticos. Sin embargo, este cambio no se introdujo con tanta urgencia en la policromía, que permaneció bajo la influencia gótica de traza flamenca durante las tres primeras décadas del siglo XVI (1500-1525-30), dando lugar a la denominada policromía hispano-flamenca.

      La policromía hispano-flamenca (1500 a 1525-30), incorporada a obras escultóricas todavía de estilo goticistas, se fundamenta en el bicromatismo oro-color a base de motivos geométricos. Los ropajes dorados se alternan con los policromados en un mismo personaje. Las vestimentas doradas se realizan con la técnica de dorado al agua y bruñido de la superficie, reflectando todo el brillo de que es capaz sin matices, ya que se mantienen sin ningún otro adorno. Los atuendos policromados se presentan decorados con motivos geométricos esgrafiados, permitiendo transflorar el brillo subyacente del propio dorado pulido. La técnica del esgrafiado en este periodo se destina tanto a la decoración de los fondos de la estofas como de los motivos decorativos. La gama cromática es limitada al negro, azul oscuro, rojo o verde. Las formas ornamentales se centran en motivos geométricos, a modo de roleos y motivos florales insertos en círculos, rombos o bandas. Las carnaciones generalmente se hacen mates al aceite. En general, en esta tipología de policromías el predominio del brillo del oro inunda las figuras, haciéndolas especialmente sugerentes por las amplias zonas de reflexión áureas. Las áreas policromadas ornamentadas con esgrafiados, que también reflectan brillo, muestran superficies muy planas en donde el volumen viene dado por la forma de la escultura, a diferencia de los efectos volumétricos provocados por los estofados a pincel.

      A medida que avanza el siglo XVI, las formas volumétricas de corte romanista van sucediendo a las goticistas. Mediante contrapostos violentos buscan el movimiento, transmitiendo fuerza, expresión y vida a través de la anatomía humana. Este nuevo estilo romano o renacentista también se introduce gradualmente en las policromías de las esculturas y retablos. Se sustituyen las brillantes túnicas y mantos dorados, ausentes de ornamentación, por policromías de mayor gama cromática y tonos más vivos. Los motivos geométricos repetitivos dejan paso a otros más dinámicos y vivos, donde el grutesco es el elemento vertebrador de la composición por excelencia. La primacía de la técnica del estofado esgrafiado en el periodo anterior es compartida ahora con los estofados a pincel, generando unas ornamentaciones con nuevos efectos de volumen y movimiento, en donde el brillo del oro se reduce con respecto a la etapa anterior. Durante este periodo predominan las encarnaciones pulidas, poco naturales, que tanto denostará Pacheco en el periodo realista.

      Entre 1530 y 1575 se han establecido dos periodos estilísticos; el primer renacimiento o protorrenacimiento (1530 a 1555) y el manierismo fantástico o pintura del romano, (1555 a 1575). La diferencia entre ambos radica en que en el primer renacimiento, la policromía aún sigue anclada en la tradición del bicromatismo hispano-flamenco, manteniendo la técnica del esgrafiado como proceso técnico casi exclusivamente. Se introducen los nuevos motivos decorativos de corte romanista, como el grutesco, combinándose con otros de base gótica, roleos y motivos geométricos, mientras que durante el estilo denominado manierismo fantástico o pintura del romano, tanto los volúmenes como las policromías son plenamente romanistas. Se impone la técnica a punta de pincel para recrear la ornamentación de las indumentarias, a menudo combinada con los clásicos esgrafiados. Los motivos decorativos de las esculturas de bulto, y especialmente los campos lisos de retablos, se inundan de dinamismo y fantasía con los nuevos motivos: tipo cartelas correiformes, telas colgantes, medias figuras aladas, máscaras, seres metamórficos, dragones, caballos, aves fabulosas, clasificados como bizarrías o monstruos, predominando los motivos grutescos. Todo ello rememora las decoraciones de estuco del palacio de Fontainebleau y las estancias loggias del Vaticano o el palacio de Té de Mantua. (Fig. 2.)

      Fig. 2. Detalle del Retablo Mayor de San Jerónimo, Granada.