Conquistando a Jeremy. Darlis Stefany. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Darlis Stefany
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Книги для детей: прочее
Год издания: 0
isbn: 9788418013638
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al lado del otro, pero no nos hace falta hablar porque estamos cómodos y durante muchos años de nuestras vidas, esto fue lo que hicimos, estar en silencio uno al junto a otro, haciendo ver que no estamos solos.

      —¿Vas a admitirlo, Jeremy?

      —¿Qué cosa?

      —Que tienes sentimientos por Naomi.

      Suspiro y veo hacia el cielo, luego vuelvo la vista a mi hermano menor, él está sonriendo.

      —Me trae tan loco.

      —Lo sabía. Parece que encontraste con quien construir tu felicidad.

      —No es así de fácil.

      —Lo bueno nunca es fácil, se lucha por ello.

      ◌◌◌◌

      4 de julio de 2013

      —¿Qué haces ahí de pie viéndome? —pregunta Hilary antes de soplar su nariz en un pañuelo.

      —Pienso si quiero contraer tus gérmenes o no.

      —No seas malo conmigo, tú siempre eres dulce.

      —Tienes razón. —Rio entrando y sacando la mano que mantenía escondida a mis espaldas. Le muestro una barra de chocolate—. Traje un regalo para mi sobrino.

      —Oh, Rayito y yo amamos ese regalo. Dame, dame.

      Se la entrego y me siento a su lado en la cama observándola abrir rápido la barra de chocolate y darle un mordisco que le hace cerrar los ojos. Su nariz esta sonrojada debido a la irritación de la fuerte gripe que ha contraído y que le dio un gran susto a mi hermano.

      —Gracias, Jeremy. Esta es toda la medicina que necesitaba.

      —Pensé que toda la medicina que necesitabas eran los abrazos y besos de Doug.

      —Eso también, pero el chocolate ayuda. —Se ríe.

      —Te sienta bien el embarazo —halago. Y es la verdad.

      Incluso aunque ahora está mocosa por el resfriado, luce radiante.

      —Lo que sea que vas a decirme o preguntarme tiene que ver con Naomi, ¿verdad?

      —No me creí tan evidente.

      —Digamos que hoy amanecí psíquica y el chocolate me dio una pista.

      —El abogado de Ronald quiere pautar una reunión los cuatro —comento—, es algo que me tiene un poco enojado.

      —Eso le haría daño. —De inmediato, Hilary rechaza la idea.

      —Lo sé y estoy seguro de que solo van en busca de endulzarla, como si lo que esa mierda hizo fuera solo un pellizco. No cederé ante eso, pero están atrasando tanto el agilizar los papeles.

      »No sé qué contacto tiene ese animal o quién protege su culo, pero tiene que ser alguien con mucha influencia y dinero, porque es como correr una carrera de obstáculos. En teoría esto tendría que ser sencillo. Hay evidencias de que la golpeó hasta casi matarla, al menos esa vez porque no hay pruebas de las anteriores y aun así es como si pusieran una sábana sobre el asunto y él solo fuera un esposo amoroso queriendo recuperar a su amor. Me enferma.

      —Naomi jamás querría volver con él.

      —Y su puto abogado no lo entiende, el anterior abogado de Naomi era una mierda y creo que en secreto se dejaba chantajear y comprar por quien sea que cubre el culo de Ronald. Me está frustrando que esto esté tardando más de lo que debe. Ella se está poniendo inquieta porque cree que en cualquier momento él va a lastimarla.

      Naomi necesita un respiro, vivir sin ningún rastro de ese miedo.

      Hilary entrecierra sus ojos y me mira mientras come otro poco de la barra de chocolate, la trata como si de hecho fuera la última barra que comerá en su vida y debe disfrutarla como nunca. Sonríe con diversión.

      —Te gusta mi amiga. Te gusta Naomi, ¿verdad?

      —Déjame ver —finjo pensar—. Es hermosa, tiene una sonrisa preciosa, le apasiona el arte, es fácil hacerla reír, está muy buena, tiene una personalidad muy dulce y luchó por su vida.

      »Crees que señalando todos esos puntos, ¿ella no me gusta?

      —Creo que lo tienes mal con ella. Creo que quieres fusionar tu boca con la de ella, ya sabes, usando una de tus explicaciones sobre besarse. —Se ríe.

      —Pero no es tan fácil.

      —Hasta ahora creo que se ha demostrado que ninguna relación es fácil, es cuestión de no rendirse.

      —No rendirse —repito—. No me enfoco en eso en este momento y no sé si lo haré más adelante, ahora mi enfoque está en darle su ansiada libertad. Es mi meta, y sé que lo lograré, mitad Dilary, no hay manera en la que le permita a esa bestia respirar siquiera cerca de ella.

      Hilary toma mi mano aún en su vientre y la aprieta. Finjo ser todo un galán llevando su mano a mi boca y besándola.

      —Gracias por ayudarla.

      —Gracias a ti por darme la oportunidad de ayudarla.

      —Técnicamente, entonces, las gracias van para Doug, porque fue su idea.

      —Bendita sea la rubia.

      —¿Qué hablan de mí? —Aparece Doug, que se acuesta al otro lado de Hilary luego de besar su vientre—. Espero que solo hablen cosas buenas.

      —Claro. —Es todo lo que digo sonriendo.

      ◌◌◌◌

      29 de julio de 2013

      Volteo y una vez más miro a mi alrededor. No es que haya mucho que ver, es el pequeño jardín de lo que luce como una quinta, pero donde Naomi hace yoga.

      Vuelvo mi atención a Naomi. Nunca me interesó ver a las personas practicar yoga o averiguar al respecto, sin embargo, aún si supiera no creo que algo me hubiese preparado para ver a Naomi hacer tan interesantes posturas.

      Creo que comienzo a entender la cosa de «y hace yoga» a la que se refería Doug. Me siento un poco mal de emocionarme sexualmente ante ciertas posiciones, pero no se me puede culpar cuando veo su culo firme en una posición muy bonita y otras tres poses iguales de interesantes. Así que llevo la última media hora poniéndome en esta incómoda situación en donde la observo esperando a que termine.

      También significa haberme sometido a media hora de ver a un tipo que hace yoga detrás de ella verle el culo, porque no soy el único notando su culo sexy y firme.

      Cuando, por fin, la clase termina, el tipo parece decirle algo, pero ella me señala y muy a gusto yo saludo con mi mano. Se despide del tipo y se acerca a mí.

      —Hola. —Suena relajada y yo observo una gota de sudor deslizarse dentro de su top ajustado que me hace ser consciente de sus pechos. Creo que hoy vine a torturarme.

      Me gusta Naomi, eso ha sido establecido. Pero siempre ha sido con pensamientos dulces e inofensivos, y verla hacer yoga ha traído a mi mente imágenes muy distintas. No sé si es la falta de sexo o estoy pasando a la siguiente fase sobre interesarte demasiado por una mujer que no va a darte ni la hora.

      Me preocupa que la siguiente fase sea masturbarme en su nombre, eso sería tan poco profesional pero tan inevitable.

      —¿Jeremy? —dice y me doy cuenta de que solo la he estado observando. Aclaro mi garganta.

      —Hola, Naomi. Eres muy buena en el yoga.

      —¿Te parece? Me relaja mucho.

      Lo que a ella la relaja a mí me tensa.

      —Llegaste temprano, incluso pensé que podía decirte que me vieras en mi apartamento y así yo podía ducharme. Apesto.

      —Créeme, no apestas, para nada —declaro antes de aclarar mi garganta—. Puedo llevarte a tu apartamento,