Conquistando a Jeremy. Darlis Stefany. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Darlis Stefany
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Книги для детей: прочее
Год издания: 0
isbn: 9788418013638
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húmedo y visto un pantalón de algodón y una camisa sencilla. Estoy de pie, frente a la puerta del baño y escucho el agua caer y casi se me escapa una sonrisa al oír a Jeremy cantando.

      —Debes moverte de aquí, Naomi —me ordeno.

      Se supone que esta clase de situaciones me asustan, pero aquí estoy, como una especie de adolescente, atenta a que Jeremy me deje ver algo, es vergonzoso. Una parte de mí quiere ocultarse para evitar cualquier posible escenario y otra, solo quiere entrar y enjabonarle la espalda.

      Mis pensamientos han subido de tono. La falta de sexo nunca me ha afectado, el principal motivo es porque le tengo miedo y la idea me causa un profundo recelo. Todo empezó en el momento en el que inventar excusas me salvaba de tener cualquier parte de Ronald en mí, aunque no siempre funcionó. Pero ahora, por alguna razón, una parte de mí parece muy creativa sobre posibles escenarios con mi abogado y eso no está bien. Nada bien. Veo hacia al suelo en donde dejé la mochila de Jeremy que contiene su ropa porque la olvidó en el sofá.

      —Naomi, ve y empieza a cocinar —me ordeno una vez más y estoy a instantes de moverme cuando la puerta se abre.

      El vapor golpea mi rostro y luego todo lo que puedo ver es una de mis toallas envolviendo las caderas de Jeremy mientras gotas de agua, provenientes de su cabello, se deslizan por su cuerpo.

      Estoy sin palabras y soy incapaz de moverme.

      Jeremy parece sorprendido. Por un momento tampoco se mueve, luego poco a poco comienza a desplegar una de sus sonrisas que desprende picardía.

      Parpadeo mucho y me encargo de cerrar mi boca mientras una gota viaja por el centro de su pecho pasando por su abdomen no muy musculoso pero agradable a la vista con algo bueno para apreciar, la gota se pierde en sus caderas, debajo de la toalla. Trago.

      —Vine a recoger mi mochila. —No respondo—. ¿Vigilabas que no me cayera en la ducha?

      —Solo… pasaba por aquí.

      —Bien, pasabas por aquí, súper casual.

      —Ajá… pasaba.

      Sacudo mi cabeza saliendo de mi ensoñación pero me otorgo unos segundos para observar su cabello húmedo.

      »Iré… a encargarme del almuerzo, tú solo vístete.

      —O no me visto.

      No respondo, me doy media vuelta y cuando, por fin, soy capaz de marcharme, lo escucho reír. Llego a la cocina y me cubro el rostro con las manos ordenándome obtener calma y detener todo pensamiento no decoroso que estoy teniendo.

      Eso ha sido… inesperado, pero ha ocasionado tantas cosas en mí. Me ha hecho tener un leve reencuentro con la lujuria y deseo, algo que hace mucho no experimentaba.

      Es como un viejo conocido con el que me he reencontrado, uno que no sabía que extrañaba tanto.

      Cuando Jeremy aparece en la sala ya vestido, ya tengo preparada una tortilla española junto a unas tostadas porque la cabeza no me daba para cocinar algo más. La cabeza solo me daba para pensar en Jeremy con una toalla y cuerpo húmedo.

      Su cabello sigue húmedo, lleva un pantalón negro y una camisa de manga larga de color verde, que resalta sus ojos. Se inclina en el mesón observándome con una sonrisa.

      —No me advertiste que tu ducha fuese tan deliciosa. Y que olería tan delicioso usando tu jabón. —Finge olerse—. Coco y chocolate, delicioso.

      Rio y le paso su plato de comida junto a una gaseosa. Me sigue hasta la pequeña mesa de cuatro sillas y se sienta justo a mi lado. Adula mi comida y mantiene la conversación ligera, eso solo significa que lo que venga después no va a gustarme.

      —¿Te bañas en las casas de todos tus clientes?

      —Solo si luego saldré oliendo a coco y chocolate. ¿Tú dejas a todos tus abogados bañarse en tu ducha?

      —Solo mis padres y Hilary se habían bañado en mi ducha.

      —En ese caso me sentiré muy especial.

      —Tú eres especial —digo antes de darme cuenta y su sonrisa crece.

      —Gracias, tú también lo eres.

      Todo lo que hago es devolverle la sonrisa mientras comemos, la conversación se mantiene suave y como siempre me hace reír, parece que es algo natural en él. Cuando terminamos de comer el ambiente no está tan liviano como al inicio, suspiro y veo hacia mi plato vacío.

      —No temas decirme lo que tienes que decir. Estoy trabajando en ser una mujer fuerte.

      —Tú eres una mujer fuerte.

      —Solo dime, Jeremy.

      Esta vez él es quien toma una profunda respiración. Su mano cubre la mía mientras me da un suave apretón.

      —El abogado de Ronald no ha dejado de insistir y movilizarse.

      —Lo entiendo.

      Por dentro estoy temblando, de hecho, mi mano envuelta en la de Jeremy también tiembla. Le tengo mucho miedo a lo que pueda decir.

      —Ha alegado que sus «diferencias» pueden arreglarse.

      —No tenemos diferencias, él iba a matarme —dejo en claro, porque ¿cómo pueden minimizar el hecho de que iba a acabar con mi vida?

      Jeremy aprieta sus labios, no puede contradecirme. Si siguiera con él quizá ni siquiera estaría respirando. No. Si siguiera con él, hace mucho tiempo hubiese muerto.

      —Tenemos dos sesiones con él y su abogado.

      —¿Por qué? —Mi voz suena seca incluso para mis propios oídos.

      —Para demostrar que lo que ese animal llama «diferencias» no pueden solucionarse en reuniones.

      —Quiero el divorcio.

      —Lo sé y vamos a lograrlo. ¿Vamos a detenernos en este obstáculo?

      No levanto la vista de mi plato, siento acidez en mi estómago, mi corazón late desesperado porque me pregunto si esta es una prueba de mi última supervivencia a Ronald.

      Confieso una verdad que me avergüenza:

      —Me da miedo. Estoy aterrada de verlo.

      —Siempre estaré a tu lado, no lo dejaré acercarse. Lo prometo.

      —Si hago esto y se demuestra que nuestras «diferencias» no tienen solución, ¿podré obtener sin duda alguna mi sentencia de divorcio?

      —Así es.

      Mis ojos se humedecen y alzo mi rostro para poder fijar mi mirada en él, no le gusta ser el portado de esa noticia y no me gusta ser quien la reciba.

      —¿No vas a dejarme? —susurro.

      —Nunca. —Aprieta mi mano.

      —¿Estarás a mi lado?

      —Siempre.

      Todo lo que veo en sus ojos es sinceridad, con mi mano libre limpio la lágrima que escapa y tomo un profundo respiro ordenándome calmar a mi corazón que late aterrado ante la idea de respirar el mismo aire que Ronald.

      —Está bien, puedo hacerlo. No estaré sola.

      —¿Confías en mí?

      —Tal parece que siempre confiaré en ti, Jeremy.

      ◌◌◌◌

      20 de diciembre de 2013

      Después de asimilar las palabras de Hilary, lo que hago es abrazarla con mucha fuerza mientras ella ríe y me devuelve el abrazo. Luego tomo su mano y observo el hermoso anillo.

      Escucho a Jeremy y Doug reír, pero no me importa. Estoy demasiado feliz por ella. Me gusta ver que alguien está consiguiendo su camino feliz en el amor.

      —Felicidades, amiga.

      —Gracias