Conquistando a Jeremy. Darlis Stefany. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Darlis Stefany
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Книги для детей: прочее
Год издания: 0
isbn: 9788418013638
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      —Gracias, Naomi.

      Tomamos asiento de nuevo, debí imaginar que Hilary o Doug se encargarían de invitar a Jeremy al almuerzo. Hacemos nuestros pedidos y observo a Jeff McQueen dormir, estoy ansiosa de que despierte para sacarlo de su coche y darle muchos mimos.

      —Mamá seguro pensó que el primero en casarse iba a ser yo —asegura Jeremy. Doug ríe como si fuese la mejor broma que jamás haya escuchado.

      —Para ello primero tendrías que conseguir una novia —Doug me observa antes de sonreír—, y hasta ahora solo te he visto pasar tiempo con Naomi, ninguna otra mujer.

      Estoy muy segura de que Hilary golpea su pierna debajo de la mesa porque Doug se queja. Veo a Jeremy, él está con una pequeña sonrisa.

      —No quiero quitarte más de tu tiempo, de hecho, pensé que no lo hacía. Lamento si es así, no te sientas atrapado, sal y busca… mujeres —digo con bastante torpeza.

      Lucho contra las ganas de fruncir el ceño porque no me he puesto a pensar en si Jeremy tiene alguna chica o chicas, solo asumí que su vida se limitaba a su trabajo y familia, tal vez eso ha sido un error de mi parte. ¿Por qué alguien como Jeremy no tendría a mujeres interesadas? Es imposible pasar de largo tal encanto y además se encuentra todo ese atractivo físico.

      »Además, tal vez tu amiga, la de aquella vez… —continúo.

      —¿Amanda?

      —¿Te gusta Amanda? —pregunta Doug a su hermano. Él niega con su cabeza en respuesta—. ¿Entonces por qué Naomi te está enviando a salir con ella?

      —La verdad, no lo sé. ¿Por qué, Naomi? —Me cuestiona enarcando una de sus cejas.

      —¿Por qué intenta impulsar tu vida amorosa? —bromea Hilary.

      —Solo fue algo que dije. No quiero acaparar tu tiempo.

      Aunque me gusta pasar tiempo con él. Lo disfruto.

      —¿Qué pasa si me gusta que acapares mi tiempo? —pregunta y suena como si tal pregunta escondiera mucho significado.

      Me ve tan fijamente que es imposible huir de su mirada, hay un quejido y volteo para ver a Jeff haciendo pucheros mientras observa alrededor. Soy salvada por Jeff.

      —¿Quieres cargarlo? —pregunta Hilary notando lo que quiero.

      —¡Sí!

      —Adelante. Hazlo.

      Tomo a Jeff quien solo me observa haciendo un puchero. Lo sostengo contra mi pecho de manera en que esté acostado y observo sus ojos. Es una criatura tan inocente que espero que durante toda su vida consiga mucha felicidad, sé que sus padres se encargarán de que sea así.

      —Hola, hermoso. Tienes que ser el hombre McQueen más hermoso —le digo antes de besar su frente.

      Alzo la vista y el celular de Doug me apunta, él se encoge de hombros ante mi mirada interrogativa.

      —Y así es como te vuelves el McQueen favorito de otra mujer, querido hijo. —Baja su celular—. Estaba grabando un vídeo de ti, en un futuro se lo mostraremos a Rayito. Tengo una alta colección de buenos vídeos, si alguna vez quieres ver uno de Jeremy, solo haz tu oferta y lo tendrás.

      —Por favor, no —implora Jeremy con sus manos unidas en suplica—. Doug es muy capaz de tener vídeos muy vergonzosos.

      —Un día te haré una oferta, Doug —bromeo. Doug parece encantado con la posibilidad de que eso ocurra.

      —Esperaré por ello, Naomi.

      Continuamos hablando y Hilary me deja sostener a Jeff durante todo el almuerzo, incluso me encargo de darle su biberón. Cuando nos despedimos les doy un abrazo a cada miembro de esa pequeña familia que va rumbo al matrimonio. Subo al auto de Jeremy porque se ofreció a llevarme de regreso a mi trabajo.

      Jeremy no me trata solo como alguien a quien ayuda. Me trata como alguien que le importa. Aparte de su acostumbrado coqueteo nunca ha insinuado ningún interés romántico, no al menos de una forma que no fuera de broma. No sé si se trata de que le interese mi amistad o si solo siente tristeza por la chica de pasado triste.

      Yo solo sé que Jeremy se ha convertido de alguna forma en parte constante de mí día a día, no pasan muchos días sin saber de él, ni semanas sin verlo. De alguna manera siempre está ahí.

      Incluso ha sido el primero en saber que me inscribí en las clases de baile tal como lo planeé y ha prometido que si alguna vez hago una presentación irá a verme.

      Se detiene frente a mi lugar de trabajo, me giro a observarlo.

      —Gracias por traerme. Pareces ser un abogado con muchos servicios incluidos.

      —No encontrarás a otro como yo, soy edición especial.

      —Ya lo creo.

      Me acerco y parece sorprendido, por largos segundos solo nos observamos a una corta distancia que resulta confusa. Me hace sentir nerviosa, deseosa y confundida. Al fin, beso su mejilla.

      —Ten una bonita tarde, Jeremy.

      —Igual tú.

      Bajo del auto y camino hacia la entrada de la galería, me volteo y aun me observa desde el auto, se despide con la mano y una gran sonrisa mientras retomo mi camino.

      Apenas pongo un pie adentro, Claudia, que parece estar dándole órdenes a Robert, camina hasta mí y me entrega un sobre blanco.

      —Este no es tu casillero de envíos, quien quiera dejarte recaditos que consiga la dirección del lugar que llames hogar. —Se voltea hacia Robert—. Apúrate, no tengo tiempo, Robert.

      La veo irse mientras Robert la sigue. Camino en silencio a mi lugar de trabajo. Veo la escultura que debe ser retocada en colores, es un trabajo difícil y delicado, pero no imposible.

      Abro el sobre blanco en mis manos y noto las letras en recorte de periódico.

      No me gustan tus nuevos amigos.

      No me gusta que tengas amigos.

      Soy todo lo que necesitas.

      Debo ser tu mundo.

      Nivel de molestia: volví a un sólido 5.

      No temas.

      Mis manos tiemblan cuando termino de leer, apenas llego a tiempo a la papelera cuando comienzo a expulsar todo lo que almorcé mientras caigo de rodillas. Mis manos tiemblan al sostener la papelera y vomito sin control alguno. Logro ensuciar mi cabello en el proceso y parte de mi ropa.

      —Naomi, necesito que… —Robert se calla. Alzo la vista y me observa desconcertado, luego frunce el ceño—. ¡Jesús! Luces horrible y este lugar apesta a vómito. Ve a tu casa y toma algo.

      —Estoy bien.

      —Vete. Así solo eres un mal para el lugar.

      No quiero irme. Tengo miedo de salir y de que esté esperándome.

      »Llamaré a un taxi para ti, no necesitamos más de este desastre. Solo espero que no sea un embarazo, a Claudia no le gustan los bebés.

      Qué bueno porque no es como si alguien deseara dejarle su bebé. Robert llama al taxi frente a mí, no me ayuda a ponerme de pie y está asqueado cuando nota los lugares en los que me ensucié. Me acompaña hasta la salida manteniendo una distancia muy grande y me ordena conseguir curar cuál sea mi mierda. Aun así cuando luego de temblar y aterrada llego a mi apartamento, agradezco la poca bondad que tuvo de dejarme ir a casa, porque me encierro, pongo todos los seguros por haber, me ducho y me encierro en mi habitación abrazando la almohada y convenciéndome de que él no vendrá por mí.

      Seré libre.

      Seré feliz.

      Y un día no tendré miedo.

      Me repito eso una y otra vez, espero un día creerlo. Que un