La intervención en Trabajo Social. Viviana Verbauwede. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Viviana Verbauwede
Издательство: Bookwire
Серия: La Universidad Pública publica
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9789874948632
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del “sentido de la vida”. A la vez, en lo profesional aflora nuevamente una tensión inevitable, al pensarlo como “especialización temática, “.desde la convicción de que la realidad no puede ser abordada en su totalidad y que para ello se hacen necesarias delimitaciones, pero con la advertencia, que distinguir un aspecto no significa desarticularlo del proceso en el cual éste se inscribe (Carmen Lera-2001). La temática nos permite analizar la relación entre lo universal, lo particular y lo singular para abordar el objeto de Intervención Profesional como objeto complejo y desde la perspectiva de campo problemático (Margarita Rozas-1998). De allí que hoy a la distancia, sigo pensando en que es imposible abordar la realidad toda, que resulta necesario conocer, indagar, profundizar, fundamentar, acerca de la temática que estemos trabajando.

      Acerca de la temática/problemática del Envejecimiento y la Vejez

      Interrogarnos sobre la vejez implica indagar en relación a estos sujetos: ¿desde dónde son mirados?; ¿desde dónde se miran a sí mismos?; ¿qué esconden esas miradas?. Toda mirada es epocal, se construye en el marco de un contexto histórico, social, cultural, económico y político, el que se impregna consciente y/o inconcientemente en cada uno de nosotros, produciendo y reproduciendo modos de ver, de nombrar, de hacer, y por lo tanto de ubicar al sujeto en un lugar. De allí que preguntarnos acerca de la vejez involucra también el intento por develar ¿qué lugar ocupa el viejo en nuestra sociedad contemporánea?; ¿qué lugar tiende a serle reservado?

      Hay cuestiones que se presentan como comunes a todo ser humano −el envejecimiento, la muerte− aunque de manera específica en cada grupo social. Vivir sin envejecer es una contradicción insalvable. Ser viejo en el mundo occidental contemporáneo, remite a configuraciones de valores distintos de otros momentos históricos de nuestra sociedad y de otras culturas. Las diferencias de género, de clase, de credos religiosos, de etnia, de inserción laboral/profesional, también están presentes en la construcción de las representaciones y de las experiencias del envejecer, dimensiones fundamentales en el análisis de la identidad de este grupo etario. En los modos de envejecer particulares, destacamos la implicancia de las condiciones materiales y simbólicas de vida, de las trayectorias de vida, y atado a ellas, resaltamos la idea de trascendencia y de sentido de la vida, pilares que en cualquier contexto social, económico, cultural, cobra suma importancia en la construcción de una “buena” vida, de una “buena” vejez, de una vejez digna.

      Surge también la importancia de pensar acerca de las relaciones intergeneracionales en la vejez; ¿desde dónde pensamos las mismas? Entendemos que el escaso intercambio interpersonal actual, tiende a estar sobredeterminado por condiciones materiales y simbólicas; por los avances y uso de la tecnología, pero también por diferentes actitudes discriminatorias que tanto la sociedad como a veces los propios viejos, asumen frente a la vejez. Leopoldo Salvarezza (1998) estudió dicha actitud y la tradujo como “viejismo”, la que refiere a la “discriminación que se hace sobre ciertas personas por el sólo hecho de acumular años, y se basa en la utilización de prejuicios... actitud que tiene sus raíces en la negación de nuestro propio proceso de envejecimiento, y en la proyección masiva a lo que son realmente expuestos los viejos”, sustentada en una ideología que define a la vejez como una etapa de decadencia física y mental, que proyecta sobre los viejos aquella imagen de inutilidad social y rigidez. Estos prejuicios que se van construyendo en este momento histórico a raíz de los aspectos más revalorizados en nuestra cultura y que van condenando al viejo a la soledad y al aislamiento, entran en contradicción con los vínculos como “valor” que orienta y preside la vida, como sustento de la vida del hombre, pues la forma en que el sujeto se define está relacionada con los demás. Este valor en la vejez, no sólo entra en cuestión por los prejuicios históricos que va generando el contexto, sino también por la situación de crisis que este mismo produce en la familia contemporánea; ‘...las cargas de familia´ tienen implícito un contrato de solidaridad intra y a la vez intergeneracional. Sin estas reciprocidades temporales-generacionales, la continuidad de los grupos socializados y en desarrollo se quiebra, de allí que no es casual que sean las relaciones sociales intergeneracionales las que adquieren aún mayor sentido en la vejez. El “viejismo” y la situación de crisis de las familias actuales, tienden a romper con un modo de relacionarse anterior, donde quizás la reciprocidad, la existencia de vínculos construidos fundamentalmente en el espacio familiar, estructuraban el sentido de la vida. Esa reciprocidad, es la que hoy día está en juego. De este modo las relaciones sociales, las relaciones intergeneracionales, los vínculos, las reciprocidades, se constituyen en aspectos sumamente significativos en la vida de los viejos, los que al ser incompatible con “modos de vida” que se instituyen en el contexto actual, generan situaciones conflictivas que tornan imprescindible la posibilidad del encuentro en esta sociedad destotalizada, despersonalizada, en la que cabe preguntarse ¿desde dónde y dónde se relacionan los viejos con otros sujetos y esos otros sujetos con los viejos?; ¿qué intereses compartidos, interacciones positivas identificamos?. Sin dudas en esto juegan los vínculos y lazos construidos, la crianza que tuvimos, la relación construida entre padres e hijos, el grado y modo de “protección cercana”, de acompañamiento, las historias personales, las trayectorias familiares.

      Quizás en la no desnaturalización de estos interrogantes resida la trampa del contexto: porque desde la aceptación de la “inutilidad”, la “no creatividad, la no comunicación”, el “no aprendizaje”, “la fealdad”, de la que supuestamente son portadores, se reproduce ese rol y ese lugar al que es condenado el viejo.

      De este modo, las relaciones intergeneracionales constituyen un aspecto central desde el cual comenzar a criticar y problematizar esa imagen social ficticia que hay acerca de la vejez, lo que conlleva la difícil pero impostergable tarea de comenzar a romper con la manipulación de la opinión pública, romper con los prejuicios y poder dar cuenta de lo que el viejo realmente es: “un ser humano”. Mostrar que “en el viejo hay otro” y no el sujeto que hegemónicamente tenemos internalizado (Simone de Beauvoir – 1970).

      Principales desafíos para nuestra sociedad contemporánea, sobre todo para los profesionales que involucra el campo gerontológico:

      -El envejecimiento poblacional: el cambio sustancial en la composición demográfica de la sociedad, requiere un tratamiento específico y serio, dado su impacto en las próximas décadas y sus consecuencias en cuanto a prestación de servicios a la población anciana en estrecha relación a sus necesidades y requerimientos: físicos; afectivo-psicológicos y socio-culturales.

      -Las características de “población envejecida” de nuestro país en el contexto latinoamericano, y de muchas provincias en el contexto nacional, entre ellas Entre Ríos.

      -Las limitaciones del sistema de Seguridad Social en cuanto a su alcance y tipos de cobertura, los que comprenden en su gran mayoría a los viejos que alcanzan su “beneficio” de jubilación, o pensión (95%), no incorporándose aún en la protección social del Estado en forma universal, a los no incluidos en el sistema formal.

      -El agravamiento de dicha situación a futuro dadas las reformas al Sistema Previsional, las profundas modificaciones en el mundo del trabajo y de las leyes laborales.

      -La participación familiar relacionada al sostén emocional, social, económica de los viejos; la protección cercana también se ve hoy “resentida” por las distintas situaciones problemáticas por las que atraviesan las familias.

      -Las cuestiones del “cuidado”: familiares o cuidadores externos, casi siempre mujeres. Condiciones, capacitación, recursos, alcances.

      -Respecto de viejos/as de sectores más pobres y empobrecientes: la situación de “dependencia” en cuanto a la subsistencia económica y atención específica de la salud, constituye uno de los pilares centrales de su problemática, ya que los actuales sistemas de prevención y atención de los mismos, no cubren necesidades y requerimientos particulares.

      -El escenario de la Situación de Vejez en el mundo, presenta algunas tendencias de carácter contradictorio: próximamente habrá más viejos y éstos y otros, más viejos aún; habrá más viejos sanos pero también mayor cantidad de viejos con diferentes problemas de salud que requerirán atención, respuestas; habrá más demandas por lo que se necesitarán más recursos y sabemos