Pero estos dos ejemplos del ánimo distópico son de menor importancia ante la distopía mayor en Black Mirror: la desconfianza respecto a toda utopía tecnológica. Es decir, el desarrollo técnico concede mejor medicina, mejores comunicaciones o transporte, pero no una elevación de la condición humana. Black Mirror hunde un puñal de escepticismo en los que cantan loas a un tecnooptimismo militante y acrítico. Mientras hoy ya casi nadie niega el derrumbe de las utopías de antaño (la utopía política revolucionaria, o la cooperativista o socialista), algunos se refugian en la visión optimista de la evolución tecnológica como último reducto del espíritu utópico. Es el caso del transhumanismo. El movimiento que cree que la condición humana será transformada y mejorada por las tecnologías emergentes capaces de elevar las capacidades humanas físicas, psicológicas o intelectuales. Este sería el salto de lo humano a lo posthumano; del cuerpo orgánico, con sus enfermedades y deterioros, a un cuerpo postorgánico, que superaría los límites o carencias actuales de la humanidad29. En una visión también alimentada por la ciencia ficción, el transhumanismo compone actualmente una recuperación del fervor utópico en términos tecnológicos. Pero ante este optimismo, el cyberpunk o Black Mirror usan los faros de la ficción para hacer visible lo oscuro de un mundo tecnológico revertido en sí mismo. La desconfianza distópica frente al hipotético mundo mejor de los posthumanos, los caminos de los cyborgs30 o los smartphones como adhesivos electrónicos cada vez más difíciles de despegar de nuestras manos y mentes.
10 Tomás Moro (1478-1536), pensador, teólogo, político, humanista, escritor, poeta y traductor inglés, y además profesor de leyes y canciller del inefable Enrique VIII, padre de la no menos célebre reina Isabel Tudor, que le dio nombre a la época isabelina. Por su desacuerdo con el intento de divorcio del rey con Catalina de Aragón, su primera esposa, Tomás Moro, fervoroso católico, fue decapitado. Su legado máximo es, justamente, su obra clave Utopía, inicio de una larga saga utópica que atraviesa la modernidad. En esa saga, no debemos olvidar, sin que pueda ser motivo de nuestros análisis ahora, La ciudad del sol, de Tomasso Campanella (1602), o La Nueva Atlántida, de Francis Bacon (1626). Y sin olvidar tampoco que, para alguno, el imaginario utópico occidental comenzaría con la propia República de Platón.
11 El marqués de Condorcet (1743-1794), entre los turbulencias de la Revolución Francesa, oculto y perseguido por no haber votado la ejecución de Luis XVI, escribió, en 1794, Esbozo para un cuadro histórico de los progresos del espíritu humano, cuya ley fundamental es el progreso del espíritu humano, lo que permitiría, en grados crecientes, la mejora moral y material del hombre.
12 Ver las reflexiones kantianas sobre el entusiasmo en su texto El conflicto de las facultades, ed. Gredos.
13 Ver Bey, H. (1991), Zonas temporalmente autónomas, en lahaine.org. Aquí, aborda el tema de las “utopías piratas” como un antecedente de la posible construcción de enclaves autónomos dentro de la vida cotidiana contemporánea.
14 La supuesta colonia fundada por piratas se autodenominó Liberi. En ella, los participantes renunciaban a sus nacionalidades, se unían sin diferenciar razas y usaban un lenguaje basado en la integración de términos del inglés, francés, holandés, portugués y el malgache nativo. El botín lo “socializaban” en un fondo común. No había dinero. No había necesidad de él. Todo era comunitario. La única fuente sobre esta presunta “utopía pirata” es Charles Johnson, Historia general de los robos y asesinatos de los más famosos piratas, copia (en inglés) en la página de Brian Carnell, brian.carnell.com.
15 En Nosotros de Zamiatin, al Estado Único, concentrado en la sola persona del Bienhechor, todos les deben estricta obediencia. Los individuos despersonalizados, no tienen nombres y apellidos, son Números que visten igual, y toda su existencia es férreamente regulada, lo que incluye las relaciones sexuales. Entre el Bienhechor y el Gran Hermano hay una íntima afinidad. Se trata siempre de la concentración completa del poder en un aparato de Estado totalitario respecto al que los individuos son solo piezas funcionales y descartables. Ver Zamiatin, E. I. (2011), Nosotros, Madrid, Cátedra.
16 London, J. (1908), The Iron Heel (El talon de hierro), London, Macmillan Publishers. El “Talón de Hierro” es el nombre que le otorga el obrero revolucionario Ernest Evehard, al control del Congreso de los Estados Unidos, lo que le daría la excusa a la oligarquía para suprimir la democracia. Los obreros se organizan para resistir por una huelga sistemática de alcance mundial, que inmovilice todos los servicios y comunicaciones, y dejar así desprotegidos a los oligarcas. Pero por la fuerza de su respuesta, para 1912, el Talón de Hierro se convierte virtualmente en el gobierno del mundo, aplicando sus criterios autoritarios.