Jake se metió las manos en los bolsillos y resopló, dejando que sus pulmones se vaciasen por completo. Era de esperar, y además era lo que él mismo había supuesto, pero ahora que por fin sus sospechas se habían confirmado no sabía exactamente cómo se sentía.
—Ya. Lo suponía.
—Aguanta esto un momento —continuó Zane, le colocó su enorme carpeta en los brazos y sacó papel y boli de su bolso—. Te daré su teléfono, espera.
Su hermana escribió los números correspondientes y arrancó la hoja de la pequeña libreta.
—Habla con ella, ¿quieres? —añadió después de que él recogiera el papel.
—Sí, lo haré.
—Hazlo, Jake.
Zane dio por concluida la conversación y comenzó a bajar para reunirse con Pitt, que la esperaba en un coche marrón con la pintura bastante estropeada. Jake la observó mientras se alejaba de él, tratando de asimilar las noticias. Su hermana se giró antes de entrar en el vehículo, levantó la mano y la agitó para despedirse. Él hizo el mismo gesto desde donde estaba.
—¡Cómo me alegro de que estés de vuelta! —le gritó.
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Zane subió al coche, nerviosa. Incluso le temblaban las piernas. Pitt se quedó mirándola un poco y luego arrancó. Esperó unos minutos antes de decirle nada.
—Te ha preguntado por Ari, ¿verdad?
—Sí.
—¿Y se lo has contado?
Ella sabía exactamente a qué se refería.
—Quería saber cuándo y por qué se mudó. Yo le he dicho que conoció a alguien, y luego le he dado su teléfono para que la llame.
—¿Y crees que lo hará?
—Eso espero.
Estaba segura de que Pitt no iba a mencionar nada más sobre aquel asunto, así que ella continuó hablando:
—Sigo pensando que la decisión que tomó de marcharse de aquí no era porque no la quisiera —dijo para autoconvencerse—. Simplemente tenía que alejarse, como otras veces. —Se quedó en silencio reflexionando sobre ello y sobre lo feliz que estaba de haberlo visto de nuevo. Entonces se acordó de algo—: A propósito, ¿Jake se acostó con tu hermana?
—Eh... —Aquello había pillado totalmente por sorpresa a Pitt, lo sabía—. Quiero creer que no. Es complicado.
—Estamos hablando de algo que ocurrió hace años en el Dix. Estoy segura de que es complicado.
—Pero preferiría no hablar de ello. Ya conoces a mi hermana, y son sus cosas. A mí no me gusta ir por ahí contando los asuntos de los demás.
—Sí, lo sé. No pasa nada.
Ya le preguntaré a ella cuando tenga oportunidad, pensó.
Zane no insistió más porque sabía cómo era Pitt y no quería molestarlo. Bostezó, cosa que le hizo percatarse de la hora. Eran más de las once y media. Sabía que Emily seguiría despierta a pesar de lo tarde que era, porque era después de que los niños se durmieran cuando ella aprovechaba para estudiar un poco. Sabía que no era buena guardando secretos, su reputación la precedía, pero iba a tener que esforzarse para no mencionar la repentina aparición de Jake.
Se imaginó la cara de sorpresa que pondrían cuando lo vieran dos días después, y sonrió.
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Louis sacó del armario un juego de sábanas para su hermano. Había decidido quedarse en el sofá y, a pesar de que lo invitó a meter el mueble en su habitación, él dijo que no hacía falta, así que no discutió. Sabía que tarde o temprano él mismo se convencería de que era la mejor opción cuando Robert apareciese medio borracho a prepararse algo de comer, sin compañía en el mejor de los casos.
—Ni siquiera cabes en el sofá —observó Louis.
—He estado durmiendo varios días en mi camioneta. Me las arreglaré.
—Como quieras, aunque si la cosa se alarga podemos comprar otro colchón.
—No se alargará. Me iré a casa en cuanto hable con Derek.
Miró con incredulidad a su hermano. Estaba claro que tenía la certeza de que Derek lo dejaría volver a instalarse en su antigua casa, aunque él lo dudaba. El mayor de los Becker tenía unas ganas inmensas de venderla.
—¿Tienes dinero? —le preguntó.
—¿Qué?
—Te pregunto que si tienes dinero.
—Sí, tengo dinero, ¿por qué lo dices? ¿Vas a cobrarme un alquiler o algo así?
Jake se rio con diversión, pero luego dejó de hacerlo al comprobar que Louis hablaba en serio.
—Te lo digo por la casa.
—¿Crees que voy a tener que comprar mi propia casa?
—Oye, tú no lo sabes, pero Derek se ha vuelto muy maniático con el dinero.
—La casa es nuestra, Louis. De todos.
—Yo ya no estoy tan seguro de eso...
—Pues yo sí lo estoy.
Louis se limitó a encogerse de hombros. Después de todo, no era su problema. A él tanto le daba si la casa se vendía o si se la quedaba Jake. Derek les había dicho una y otra vez que era lo mejor y que les proporcionaría a Zane y a él unos ahorros, pero la verdad era que no le importaba demasiado el dinero mientras conservase el trabajo, y también le daba bastante pena que otra familia viviese allí. No había sido su casa de toda la vida, pero sí había sido la casa de su adolescencia y de la que tenía más recuerdos.
Su hermano se quitó la sudadera y se quedó con la camiseta interior de manga corta. Louis se quedó asombrado por su tamaño.
—¿Has vuelto a jugar a fútbol? —fue lo primero que se le ocurrió preguntar.
Solo lo había visto tan en forma cuando empezó a jugar en la universidad.
—No —respondió Jake quitándose también las zapatillas.
Luego, al parecer de forma instintiva, movió el hombro izquierdo en círculos con el brazo estirado. Solo entonces Louis se acordó del accidente.
—¿Te duele?
Jake lo miró, sorprendido, y dejó de moverse.
—No. Es solo una vieja manía.
No pudo evitar preguntarse si tendría cicatrices. Seguramente sí, pero era imposible vérselas con la camiseta, y pedirle a su hermano que se las enseñara el primer día de su regreso no era buena idea, teniendo en cuenta que fue por eso por lo que se marchó. Pese a todo, le producía cierto morbo pensar en verlas alguna vez. No conocía a nadie que tuviese una herida de bala, y mucho menos dos.
Jueves
28 DE NOVIEMBRE 1991
E
mily estaba de los nervios. Ahora que los niños empezaban a ser independientes no paraban quietos ni un solo momento. Danielle era tranquila por sí sola, pero en compañía de Jack hacía todo cuanto el otro quería. Zane y Derek la habían ayudado a preparar la cena, pero en ese momento los dos habían salido. La primera porque tenía que ir con Pitt a recoger a Louis del restaurante, y Derek había ido a por algo que ni siquiera recordaba. Tal vez no lo hubiese mencionado, o simplemente