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RUTA PARA SENTIR
RETOS PERSONALES (SENTIR Y PENSAR)
Lenguajear con ternura
Este capítulo es muy rico en imágenes de Dios que contienen muchísimos rasgos de la ternura. Desde el texto sagrado, se recupera la importancia que, para la vivencia de la fe, tiene la comunicación de esta ternura. Pero debe ser una comunicación no solo en términos verticales, de Dios a nosotros, y orales, sino en términos horizonatales, de la convivencia comunitaria, y de las distintas formas de expresar la ternura. La ternura se presenta incluso más que como una actitud, como un valor humano.
Sentir… el poder tranformador que trae a nuestra vivencia de la fe el conocimiento de que el Dios en quien creemos es un Dios tierno. Esto nos obliga a reemplazar los rostros del Dios despiadado y enjuiciador con las imágenes del Dios tierno.
Pensar… en todas las secuelas que ha dejado en la praxis pastoral, la producción teológica, incluso en las relaciones personales el hecho de que se haya invisivilizado la ternura de Dios en la vivencia de la fe cristiana.
Ponernos en su mirada
El autor nos señala que América Latina es una zona de riesgo, de mucha violencia, así que la mirada de los niños y las niñas tiene mucha incertidumbre, incluso miedo.
La vivencia de la fe cristiana debería, entonces, responder a esta realidad tan deshumanizadora, y, como indica el capítulo, ser signo de esa ternura y compasión de Dios, ya encarnada en Jesús.
Sentir… desde la mirada los niños, cargada de temor, aun de desesperanza, qué tan sedienta del mensaje y práctica de la ternura de la fe cristiana se halla la humanidad en general. La ternura del Padre, de Jesús y del Espíritu sigue hoy totalmente vigente como signo distintivo del cristianismo.
Pensar… en cómo la ternura de Jesús le dio sentido a su práctica y mensaje, para que, entonces, nuestra práctica y mensaje lleve ese mismo distintivo de la ternura.
Encarnar la ternura
Todas las referencias bíblicas que nos ayudan a ver a Dios como bondadoso, misericordioso, compasivo y tierno constituyen amplias posibilidades para que, como personas seguidoras de Jesús, proyectemos en diversas formas esa ternura de Dios. Debemos vivir la ternura para dar testimonio del Dios de ternura con nuestra propia vida, es decir, al practicar nuestra fe, tratemos con caridad a las demás personas.
Sentir… cómo Jesús encarnó la ternura, para encarnarla nosotros igual. Jesús nos invita, desde nuestra humanidad, a vincularnos más con Dios, que nos busca porque nos ama. Dios nos demanda que al seguirlo seamos ternura para las personas vulnerabilizadas del mundo, así como Jesús lo fue.
Pensar… en todos los textos bíblicos del Primer Testamento que exponen las distintas formas en que Dios expresa su ternura. Pensar también en cómo la hemos expresado en nuestra experiencia de vida y en cómo podríamos expresar ternura a las demás personas.
Seguir al maestro
Jesús era misericordioso, y con ese distintivo lo conocieron sus contemporáneos. El testimonio de los evangelios es que nadie pasaba por alto sus palabas, acciones y cómo expresó sus emociones, y así lo conocieron ampliamente en todo el territorio de Israel.
Él, como encarnación de la ternura de Dios, como lo señala Segura, era la ternura en todas sus formas para todas las personas. La manera como se vinculó con las personas vulnerabilizadas reflejó con toda claridad que el Dios misericordioso del Primer Testamento nunca permaneció lejos, sino que se hizo cercano, y más ahora que se encarnó en Jesús.
El Segundo Testamento abunda en textos de cómo Jesús nos enseña a encarnar la ternura en cada acción y palabra. Nos enseña que la fe se vive mediante el amor y la ternura expresada en todas las formas posibles.
Sentir… esa ternura con la que Jesús se relacionaba con las personas, a fin de experimentarla en nuestra cotidianidad, y así ser un canal de esa ternura para las personas con las que nos vinculamos. Sentir ese deseo de Dios que se encarnó en Jesús, el de vincularse a personas que se hallaban en condiciones vulnerables, que lo movieron a tener compasión de ellas.
Pensar… en las múltiples situaciones que nos retan a obrar con ternura en todo lo que somos y hacemos, para ser coherentes con nuestro seguimiento de Jesús. El maestro a quien seguimos es la viva encarnación de la ternura de Dios. Nuestro seguimiento de Jesús significa no solo seguirlo en el valor humano de su ternura, sino también en su praxis revolucionaria, cuyo impacto político provocó su muerte. De esa manera entenderemos su resurrección como signo de la rebeldía de la ternura contra este mundo.
PROYECTOS PASTORALES (ACTUAR)
Sentir, luego pensar; jugar, luego actuar
El presente capítulo recorre las imágenes que el Primer Testamento expone acerca de Dios, que lo revelan como un Dios colmado de ternura. Los rasgos de esta ternura nos inspiran y nos sirven de insumos para sentir y jugar en comunidad desde la vivencia de la fe.
Sentir... las diversas formas en que Dios decide relacionarse con las personas dándose a conocer como Dios amoroso. Sentir cómo Jesús vivencia la ternura al conectarse con las personas prestando atención a su dolor y a su tristeza
Jugar… dibujando todas esas imágenes en el lenguaje, los ritos, los documentos, las doctrinas, la praxis pastoral, los discursos, la producción teológica y los cantos.
Actuar… siguiendo el ejemplo de Jesús al encarnar esa ternura en todo lo que somos y hacemos para que este valor humano sea un distintivo de las comunidades cristianas.
PISTAS DE LAS DIMENSIONES DE LA TERNURA