El equilibrio del ser. César Tejada Atahualpa. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: César Tejada Atahualpa
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Сделай Сам
Год издания: 0
isbn: 9788740418545
Скачать книгу
un pensamiento no me convierto en un ser perverso o noble. Un pensamiento no dice más de nosotros que un pequeño lunar de nuestro cuerpo, no nos define en absoluto si no permitimos que se instaure en nosotros.

      Esto debido a que nuestra consciencia tiene la posibilidad de definir si decide desechar las ideas de inmediato, de examinarlas por un periodo más prolongado o de implantarlas en nuestra mente. Nuestra voluntad es como un espectador que puede “ver pasar” los pensamientos y olvidarlos al instante o “capturar” los que intencionalmente desee preservar. Esta capacidad se hace mucho más evidente en la práctica de la meditación, que tocaremos más adelante. (Como sustento a la afirmación de independencia consciencia-mente, basta con el siguiente simple ejercicio: En un momento cualquiera en el que tu mente se encuentre deambulando en aspectos negativos o estresantes, intenta reaccionar y sorprenderla, y voluntariamente decide reorientar a tu favor esos pensamientos. Esa es tu consciencia).

      Pero cuidado, todos los pensamientos que decidamos mantener en nuestra mente en el corto o largo plazo tienen un costo o beneficio, pues pueden costarnos ira, stress, intranquilidad, acciones de las cuales luego nos arrepentimos, o felicidad, éxito, tranquilidad, etc. Y si los haces crecer tienen tal fuerza que realmente pueden terminar orientando el destino de tu vida. La mejor demostración de ello se puede observar en la siguiente historia que debes de conocer:

       La fuerza de un pensamiento

       En 1972 un grupo de jóvenes miembros de un equipo Rugby Uruguayo tomó el muy conocido vuelo 571, con dirección a Chile. El mal tiempo los obligó a hacer una parada en Mendoza. Luego de una noche en la ciudad enrumbaron a Santiago. Trascurrido un tiempo de vuelo, debido a cambios climatológicos, descoordinaciones propias de la época y otros factores, se autorizó al piloto descender a 3,500 m.s.n.m considerando que se encontraban a poca distancia de la ciudad de Curicó – Chile, cuando en realidad el avión recién se adentraba en la cordillera, en medio de los cordones montañosos, sobrevolando el límite argentino-chileno. El piloto sin capacidad de ver las montañas, debido a la densa capa de nubes, procedió al descenso, y cuando pudo observar las cimas de la cordillera poco pudo hacer para evitar el impacto del avión, partiéndolo por la mitad.

       Increíblemente luego del choque, hubo sobrevivientes, pero las heridas, la falta de alimentos, de accesorios y ropa adecuadas para el lugar, de medicinas, el extremo frío, la intemperie, avalanchas y las inclemencias propias de la naturaleza hacían que día a día fueran muriendo los tripulantes uno a uno. Luego de 3-4 días, en una pequeña radio que aún funcionaba en el avión, se enteraron de que la fuerza aérea Chilena había cesado la búsqueda. Se habían quedado solos a su suerte…

       Y así pasando 60 días, de los 32 sobrevivientes iniciales, quedaban 16. Hasta que 3 jóvenes, entre ellos Nando Parrado y Roberto Canessa, decidieron ir en busca de ayuda, sin ningún tipo de accesorio adecuado para el entorno, decidieron subir la montaña más alta que visualizaban desde su ubicación con la esperanza de visualizar al otro lado lo que serían rasgos de civilización. Con lo último de sus fuerzas, y tras tres largos días de caminata, llegaron a la cima, pero lo que encontraron fue desgarrador.

      Al otro lado de la montaña solo veían más inclementes cerros y densa nieve hasta donde se perdía su vista en el horizonte. En ese momento, ya desnutridos y exhaustos, lo único que desearon fue echarse a dormir a esperar la muerte para acabar con la tortura. Sin esperanzas, pues ya no tenía sentido seguir intentándolo. Pero hubo un pensamiento que les vino y grabaron en su mente: No moriremos sentados, si hemos de morir, lo haremos caminando”.

       Y así, enviando al 3er joven de vuelta al avión, avanzaron tortuosamente paso a paso. No les preocupada la muerte, les preocupaba que, si llegaba, fuese caminando.

       Finalmente, luego de 10 días, con casi 30 kilos menos cada uno y más muertos que vivos, logran hacer contacto con la civilización, pudiendo llevar el rescate donde el resto de sus compañeros.

       Estos 2 heroicos jóvenes, gracias únicamente a un pensamiento, salvaron 16 vidas… y pasaron a la historia.

      La correcta selección consciente entre dos pensamientos posibles como “decidir morir sentado”, o “morir caminando” fue la que salvó a 16 personas. Solo esa pequeña diferencia fue lo que llevó a estos jóvenes a seguir el camino y convertirse en dos auténticos héroes… Por ello, diferénciate de tu mente, que sea tu consciencia la que te lleve a actuar habiendo elegido correctamente tus pensamientos y que no sea tu cerebro quien decida dominar tu conducta. Para estos jóvenes hubiera sido infinitamente más fácil decidir morir en el hielo, pero no fue su cansancio mental y físico quienes determinaron su conducta, fue su consciencia que anhelaba vivir. Al igual como pudiste domar otros músculos casi incontrolables, como tus brazos y piernas cuando eras un bebé para aprender a andar, puedes domar tu cerebro para tu beneficio. Te aseguro que será la herramienta más efectiva y valiosa que tendrás en tu existencia. ¿Logras visualizar las capacidades que podrías desarrollar?

       Podrías tener más motivación y predisposición.

       Tendrías más y mejores ideas.

       Tendrías más energía.

       Serías más innovador y perceptivo.

       Tendrías objetivos más claros y un largo etc.

       “La mente es un jardín fértil donde crecerá todo lo que se le plante, sean flores o malas hierbas”.

      Bruce Lee, destacado artista marcial.

       Por ello somos los responsables…

      Si hemos entendido y aceptado que efectivamente nosotros somos aptos para seleccionar correctamente nuestros pensamientos a fin de adiestrar nuestra mente, esto nos abre un nuevo frente, ya que debemos reconocer que esa capacidad a su vez nos convierte en los verdaderos responsables de la predisposición que ella tome. En otras palabras, ya no serán las personas, situaciones o cualquier otra circunstancia que nos rodee quienes decidan nuestro buen sentir o malestar, sino nosotros quienes tomaremos esa decisión.

      La fórmula que hemos seguido hasta el día de hoy fue la siguiente: Nuestros pensamientos determinaban nuestras emociones, y ellas nuestras acciones

      Antigua fórmula: Pensamiento -> Emoción -> Acción

       Un turista va a tomar un taxi sin conocer la distancia hasta su destino. El taxista le pide 20 dólares por llevarle. Él, siempre desconfiado, considera que el precio es muy alto y que el taxista busca aprovecharse de él por ser extranjero y desconocer la ciudad (pensamiento), se amarga (emoción) y le dice de mala manera que se retire (acción). Luego de unos segundos un policía que pudo observar toda la escena le dice que el precio era bastante módico, ya que su destino era en las afueras de la ciudad, y le indica que el taxista le brindaba ese precio debido a que estaba respetando las políticas de la comunidad de apoyo al turismo. El turista considera que el taxista era un hombre correcto (pensar), se arrepiente (sentir) y de ser posible, lo llamaría para que regresara (hacer).

      A partir del nuevo conocimiento adquirido, entenderemos la responsabilidad que tenemos sobre nuestro sentir y pensamientos y, por lo que la nueva fórmula de acción viene a ser: Nuestra consciencia decide nuestros pensamientos, ellos determinan nuestras emociones, y consecuentemente nuestras acciones.

       Nueva fórmula: Consciencia -> Pensamiento -> Emoción -> Acción

       Si el taxista hubiera sido consciente que en sí mantiene desde el principio un pensamiento de desconfianza, habría tenido la capacidad de variar esa idea de su cabeza. Podría o no haber tomado el taxi, pero su sentir y actuar hubiera sido distinto.

      Desde el momento en que aprendemos que somos capaces de definir nuestros pensamientos, somos responsables de las actitudes que tomemos, pero al mismo tiempo somos libres para decidir