Estas temporalidades no son una novedad para las Ciencias Sociales, están muy relacionadas con la larga duración, el tiempo de las instituciones y con el corto plazo el tiempo de los acontecimientos, de la inmediatez, el tiempo de la estructura y de la de la coyuntura. El tema es ver como se operacionalizan estos conceptos en las nuevas temáticas que nos preocupan, como la inserción de los jóvenes o la reinserción de los desempleados, o en las poblaciones migrantes, informales o excluidas que han visto tan fragilizadas sus trayectorias biográficas.
Resulta interesante agregar aquí la perspectiva de Nicole-Drancourt (1994) que agrega una nueva herramienta a la gestión de los tiempos de vida, más frecuente tal vez en las biografías de mujeres que es el “tiempo de sí” y que justifica en muchos casos decisiones de empleo parcial, de cambio de empleo, de abandono de los estudios causada por una “actividad vital”. Según esta autora, este concepto refleja la búsqueda de la realización personal muy propia de estos tiempos y que según ella es más frecuente en las mujeres, pero también se puede aplicar a los trabajadores deportistas, artistas, a los jóvenes, a los intelectuales e implica una búsqueda de un equilibrio personal, una etapa de mejora cultural, una etapa de cría de los hijos, etc. Esta autora otorga a estos tiempos tanta importancia como los tiempos profesionales o los tiempos de actividades domésticas.
Dubar (2004) construye lo que él llama modelo tetracrónico de temporalidades donde cruza dos dimensiones heterogéneas que son:
1. El modo de construcción.
2. El modo de apropiación de la síntesis.
Analizando la correspondencia entre las disyunciones institucional/de acontecimientos, por un lado, y social/biográfica, por el otro. La aplicación de estas categorías de análisis a tiempos de trabajo y la gestión de sus temporalidades lo lleva a verificar las nuevas formas de organización de del trabajo en las empresas con procesos de modernización donde señala un cruzamiento de la autonomía de los asalariados y un aumento de los controles que pesan sobre los trabajadores.
Llega a estos resultados separando dos regímenes o formas de apropiación de las temporalidades construidas por las instituciones o las organizaciones: una temporalidad social individualizada, es decir, apropiada y puesta en práctica por los individuos, transfiriendo las direcciones a iniciativas de los asalariados, según sus estrategias de actividad para atender los resultados y lograr cierta eficiencia y una temporalidad social normalizada, definida y controlada de manera normativa y uniforme, mucho más desarrollada y que se impone más que la anterior, siempre en el marco del aumento de la competitividad, de la maximización de los resultados y del aumento de la productividad y que no afectan a todos los trabajadores de todas las categorías por igual y menos aún, si son mujeres.
Para la distinción entre temporalidades biográficas y sociales Dubar (2004) sostiene que también es posible reconocer diferentes regímenes reconociendo por lo menos dos:
1. un régimen de apropiación individualizada o flexibilidad temporal, que implica poder anticipar la carrera, proyectar el futuro del ciclo de vida, gestionar las incertidumbres y oportunidades en el mercado de trabajo; y
2. un régimen de apropiación normalizada o régimen de temporalidad burocrática, basada en la antigüedad, en las especialidades de cada empleo, en la promoción, la edad de retiro.
Según este autor, tomar estas dos formas de temporalidades permite abarcar el nivel “macro” de más larga duración de las instituciones normalizadas que se imponen por sobre los individuos y el nivel “micro” más contingentes, pero también más personales, aunque en realidad muchas de las decisiones se toman en el nivel intermedio entre las temporalidades individuales y las sociales. Justamente es el nivel intermedio u “horizonte temporal” en el que se sitúan la mayor parte de los estudios, aunque muy frecuentemente se limitan a estudiar la larga duración institucional o, en el otro extremo los acontecimientos personales de una vida en particular. El autor, propone para realizar estos estudios de articulación micro/macro utilizar estos cuatro regímenes que le permiten distinguir entre “tiempo sufrido” (nivel macro) y “tiempo vivido” (nivel micro). Y que se corresponden con los que Norbert Elias (1996 y 1990) llama “cuadros sociales de la temporalidad” o configuraciones y “estructuras vividas de personalidad” o habitus.
Los tiempos de formación
La creciente democratización de las instituciones universitarias no se limita a la igualdad de oportunidades en el acceso sino a generar la posibilidad de permanencia de los estudiantes en la institución universitaria. De manera, que no es solo entrar, sino quedarse y participar del proceso educativo logrando los objetivos planteados.
Para comprender la evolución del reclutamiento social y escolar en la universidad, se toma como base a los “herederos” (Bourdieu y Passeron, 2003) y los estudios centrados sobre la socialización y la adaptación de los estudiantes al sistema universitario. Hoy en día es una banalidad decir que el encuadramiento de los estudiantes en el primer ciclo es deficiente, porque se han hecho muchas constataciones sobre las dificultades sociales y culturales que debe superar un estudiante para sentirse ciudadano de la universidad. Si comparamos los que dejan el secundario y los que ingresan en el primer año de la universidad, se toma conciencia del salto que deben dar para adaptarse a las restricciones de un sistema anómico sin verdaderas reglas y débilmente estructurado. De los estudiantes que ingresan casi el 50% promedio, dejan antes de terminar el segundo año de cursada.
Durante este último período, el comportamiento de las carreras técnicas sigue manteniendo escaso crecimiento y especialmente escasa feminización, mientras que las carreras humanísticas y sociales aumentan mucho su matrícula a manos del ingreso masivo de mujeres, las carreras técnicas tienen un aumento muy lento de postulantes femeninas. Si bien es cierto que estos cambios duran décadas antes de ser captados por el interés de los jóvenes, verdaderamente estas carreras siguen siendo percibidas como largas y difíciles para las nuevas generaciones, que buscan rápidas salidas al mercado de trabajo y salarios altos, con relativa facilidad. Hay un interés marcado por la informática, que no siempre tiene nivel de ingeniería, pero sobre las ingenierías tradicionales hay pocos cambios (SPU, 2010).
La afiliación universitaria (Coulon, 1997) es tanto más difícil de realizar, en ese contexto poco definido, donde el capital escolar y social es débil. Este autor, dice que la transición del secundario al superior es un momento delicado porque es un período de rupturas y de cambios, que van desde la ruptura del espacio, hasta la distribución del tiempo, la vida familiar y la pérdida de los amigos. Hace aportes muy interesantes sobre los ritos de pasaje y el proceso de adopción de una socialización universitaria proponiendo tres etapas: a) el tiempo de extrañamiento que implica para el estudiante el ingreso a una institución desconocida y que denomina noviciado; b) el tiempo de aprendizaje en los que progresivamente se va adaptando a las nuevas reglas institucionales y que él denomina de ancianidad, porque se desmarca poco a poco de los esquemas del secundario y adquiere la experiencia del manejo de las normas universitarias; c) el tiempo de la afiliación que implica la adopción de las nuevas reglas, manejar los códigos y la cultura estudiantil: Esto incluye la expresión oral y escrita, la inteligencia práctica, la seriedad, la ortografía y el manejo de la cultura institucional. A partir de estas etapas va construyendo los indicadores que dan cuenta del logro de cada etapa y del acceso a la afiliación, de manera de contar con elementos que sean objetivos sobre estos procesos de transición. Esto no solo implica investigación en cada institución, sino también un profundo conocimiento de los docentes de las etapas que deben superar estos estudiantes novicios.
De estos trabajos existen muchas derivaciones realizadas en distintas universidades del país para facilitar el proceso de pasaje, que hemos citado en otras oportunidades. Un caso sistemáticamente trabajado en las investigaciones realizadas es el logro de la ciudadanía universitaria como proceso de transición entre la escuela secundaria y la universidad.
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