El libro que se presenta aquí hoy reúne el trabajo de las autoras en distintos contextos donde aparece con centralidad el tema del tiempo, mostrando las transformaciones del mismo como objeto de estudio complejo. Seguramente serán rápidamente obsoletos ya que la velocidad del cambio supera muy rápidamente los esfuerzos y los tiempos de abrir un campo de estudios, pero es de esperar que tengan un valor heurístico e histórico.
Está compuesto de tres partes: la primera da cuenta de los tiempos de formación y la instalación de distintas pautas de uso del tiempo por sexo, edad, institución y grupos de profesión.
La segunda plantea esta problemática en el trabajo y en el empleo, tanto en relación a las formas de organización del proceso de trabajo como de distribución de la jornada de trabajo en distintos tramos de empleo.
La tercera parte, concentra algunas notas metodológicas que les han servido a las autoras para encarar esta problemática e ir construyendo una sistematicidad en su cuantificación y en su análisis.
Bibliografía
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1 Trabajo de Jornada parcial (media jornada); trabajo compartido (dos personas se encargan de un mismo trabajo y se reparten la remuneración); horario escalonado o flexible (cada trabajador elige la hora de entrada y de salida, pero cumpliendo cierta cantidad de horas establecidas); compresión de la semana de trabajo 4 días de 9 o 10hs; 3 días de 12hs; 1 semana de 4 días y una semana de 5 días alternadamente; Horario promediado (un número fijo de horas en un periodo dado, pero esto puede cambiar cada semana según la demanda); vacaciones en períodos distintos a los habituales para evitar la coincidencia con picos de demanda (OIT, 1993).
Capítulo 1
Tiempos personales,
tiempos institucionales1
Marta Panaia
Los tiempos de inserción
Cuando se trata de abordar realidades sociales tan complejas como la inserción en el mercado de trabajo, el abandono del sistema educativo, los procesos repetidos de desempleo, las relaciones entre distintas cohortes o generaciones y aún las relaciones intra-generacionales, donde la medición del tiempo se hace indispensable para comprender la estabilidad de las trayectorias, se presentan distintos tipos de obstáculos (Panaia, 2007).
La inserción profesional designa a la vez un proceso y un resultado de ese proceso. Evaluar la inserción profesional de una cohorte de jóvenes es describir la manera en que ella pasa progresivamente y colectivamente del estado inactivo al estado activo o de ocupación, en el período observado y apuntando a definir el momento final de ese proceso; en el que el individuo o el grupo serán declarados insertos. La empleabilidad, pensada desde el mercado de trabajo, y las condiciones que demanda la empresa, en cambio, señala la facilidad de estos grupos para mantenerse en él y las condiciones en que lo hace, así como la rapidez en que puede volver a ingresar, cuando coyunturalmente queda fuera del mismo.
El proceso de inserción permite por un lado, el análisis de las características de este proceso hasta el momento en que la estabilización es definitiva o tiene importantes períodos de estabilidad. Teóricamente, la inserción es definitiva, si se logra acceder a un contrato por tiempo indeterminado o empleo con relación de dependencia durante el período de observación y se mantiene una secuencia continua de empleo superior a los dos años. Hoy en día el trabajo “a vida” es cada vez más escaso y es muy frecuente la existencia de varios cambios importantes en la trayectoria de empleo a lo largo de la vida activa. De manera que el concepto de estabilidad en el empleo es también variable de acuerdo a los marcos jurídicos y al contexto socio-económico.
La estimación depende de un indicador elegido para acercarse a la noción de estabilización, que es el índice de empleo continuo (medido en meses). La empleabilidad, en cambio, indica
“(…) las competencias de empleabilidad como conjunto de capacidades esenciales para aprender y desempeñarse eficazmente en el puesto de trabajo, incluyendo capacidades de comunicación y relacionamiento interpersonal, de resolución de problemas y manejo de procesos organizacionales y de organización de los propios comportamientos en función de los requerimientos del puesto de trabajo”. (Brunner, 2000).
Esto se refleja en la situación de cada uno de los grupos en un momento dado del análisis, respecto del pluriempleo, empleo único y más de un empleo, sin pluriempleo o sin acceso al mercado de trabajo.
La duración de inserción varía de una trayectoria a otra, pero lo más importante es que no es suficiente que se logre una inserción estable para que esta sea exitosa y tenga importancia para el desarrollo. En muchos casos, a pesar de ser insatisfactoria se mantiene porque asegura la manutención y en otros casos se prefiere una situación más inestable y riesgosa, pero independiente, solo para asegurar los logros económicos pretendidos, aunque ella no implique una verdadera inserción profesional.
Consideramos que un egresado está inserto cuando logra una posición de contrato con relación de dependencia y la mantiene durante más de dos años, con continuidad, es decir, sin períodos de desempleo. En este caso se considera que el período de inserción ha terminado, lo cual no libera al egresado de entrar en períodos de desempleos o contratos por tiempo determinado, posteriormente (Vernières, 1997). Pero la calidad del empleo logrado puede ser muy variada para cada una de las especialidades de la profesión de que se trate, que seguramente tiene por sus formas de ejercicio, características específicas de inserción.
No importa si el contrato y la duración de éste provocan el mantenimiento