Halifax ya no está en Ohio, donde programaba enseñanzas junto a otros maestros. Hoy día, después de superar algún obstáculo, vive en el sur de California, en esos pueblos de raigambre hispánica. Sus enseñanzas siguen esas dos vías chamanobudistas, en sus publicaciones y en sus cursos, revertiendo a las personas hacia sí mismas en la soledad silenciosa del desierto. Es una mujer viajera e incansable que recorre los cuatro rincones del planeta.
Para Holger Kalweit el mensaje del chamanismo se basa en que la demencia es una salvación, aunque las experiencias extrañas por sí mismas no son suficientes para convertir a una persona en chamán. Completada la crisis iniciática, los chamanes pueden entrar y salir a voluntad de los estados no ordinarios. Son capaces de curar, objetivo de su tarea, e incluso pueden inducir estados similares en otras personas. Dice Holger que si fuésemos capaces de entender el sufrimiento y la muerte como procesos de transformación física y psíquica, como hacen los pueblos de Asia y las culturas tribales, ganaríamos una visión más profunda y menos desviada de los procesos psicosomáticos y psicoespirituales, y empezaríamos a darnos cuenta de las muchas oportunidades que ofrecen el sufrimiento y la muerte del ego. Para estas culturas tradicionales, la enfermedad, el sufrimiento y la muerte son manifestaciones de la sabiduría inherente del cuerpo, a la que basta rendirnos para alcanzar áreas de percepción capaces de revelar el verdadero fundamento de nuestra existencia terrenal.
Recapitulando los procesos que se atraviesan para convertirse en chamán, indígenas de diversas partes del globo manifiestan que sus poderes curativos provinieron de la superación de una enfermendad. Esto sucede en la tribu sagay junto al río Yes, de la misma manera que sucede en la comunidad siberiana soyot, y entre los zulúes, indios peruanos, etc.. Las niñas pasan por las crisis iniciáticas entre los 10-12 años. Los jóvenes a los 20-25 años. En casi todos ellos un espíritu atormenta al futuro chamán, un animal aparece en escena, bien sea el lobo, el cuervo, etc. Holger se debe referir al animal totémico, decisivo en la personalidad futura de quien lo encarna. Así, la enfermedad se convierte en una limpieza radical de las impurezas, es una resurrección que sigue a los terribles tormentos que acercan a la muerte para convertirse en la puerta de la vida. Entre los indonesios sucede algo parecido: la enfermedad es enviada por los espíritus celestiales que proveen a los iniciados de sus conocimientos y poderes. En Corea, el 90% de los chamanes son mujeres. El señor de la montaña, de barba blanca, arquetipo de la sabiduría, promete salud y buena fortuna. Los relatos que cuentan indican que no estamos ante mentes descarriadas, sino ante una forma elevada de percepción interna intuitiva. Y, como vemos, existe una forma común a pesar de las diferencias de raza y cultura. En todas, si el futuro chamán no acepta el camino, se convierte en una persona infeliz para toda su vida, si es que no se le fuerza a través de la enfermedad a aceptar el mensaje. Según Holger esta enfermedad puede tomar formas puramente físicas, como vómitos, transpiración, inapetencia, dolor, fiebre, agotamiento extremo, una enfermedad real que hace aflorar obstáculos e impurezas a la superficie, etc. Todo ello es rechazado por la medicina occidental pues pone demasiado énfasis en la manipulación puramente tecnológica y por ello se ha alienado cada vez más de la experiencia real del estado del paciente.
Añadamos a estos criterios que el chamán, el curandero, todavía surca la geografía de nuestros pueblos occidentales, sobre todo allí donde el racionalismo interesado no ha acabado con ellos. He conocido curanderos que curan a través del sueño, otros con las típicas hierbas, y otros más ocultos y extraños. Es obvio que nos visitan también desde hace un tiempo ciertos chamanes, como es el caso de Gerardo Pizarro, quien comenta con gracia su iniciación cuando fue lanzado a las pirañas del Amazonas.
Psicodélicos-Alucinógenos-Enteógenos
Como sabemos, la palabra droga tiene hoy una connotación negativa, puesto que en Occidente, por alguna razón no ajena a su propia crisis social, se ha convertido en un cáncer colectivo. Las drogas adulteradas y desacralizadas son verdaderos caballos de Troya para el organismo. Pero no es de estas drogas perniciosas, heroína, cocaína, etc., –saldos químicos sacados de plantas consideradas sagradas por los indígenas– de lo que lógicamente nos ocupamos aquí. Mas bien tengo que manifestar que muchos indios de los que conocí afirmaban de corazón haber sido curados en Huautla por el hongo y los buenos oficios de María Sabina, lo cual contrasta con estas drogas urbanas. El LSD es uno de los mayores exponentes en la cultura actual, derivado del cornezuelo del centeno, sintetizado en 1938 por Hoffman, S. Grof lo utilizó en pacientes terminales en Checoslovaquia y posteriormente junto a Joan Hali-fax, en Maryland (EE.UU.). Al parecer, esta planta ya se utlizaba en la antigüedad, en los misterios de Eleusis, camino del que nos dan una visión R. Gordon Wasson, A. Hoffman y C.A. Ruck. El LSD tuvo una rápida difusión no siempre conveniente, en el mercado. En psicoterapia se ha utilizado en numerosas ocasiones, y muchos terapeutas afirman que es el mejor fármaco. Su efecto positivo es esclarecedor, se accede a planos elevados de la realidad; desde allí se puede otear el horizonte personal y tomar nota al respecto. Es un proceso de autoconocimiento nada hedonista. El mal viaje es una visita a la negrura de los infiernos, por ello su uso ha de ser cuidadoso y orientado. Grof explica en sus obras, concretamente en Más allá de la muerte la gran importancia de las sustancias alucinógenas a lo largo de la tradición. Señala precisamente cómo desde tiempos inmemoriales de la humanidad se han utilizado plantas que contienen sustancias que alteran la mente, para diagnosticar y curar enfermedades. Al analizar el polen de las plantas que se encontraron enterradas junto a un chamán durante las excavaciones de un poblado neolítico en Çatal Hüyük, Turquía, se descubrió que eran alucinógenas. Se conocen informes de la utilización de drogas alucinógenas en la medicina china que datan de hace más de tres mil quinientos años. Como el mejor exponente de la droga como compañera de nuestras culturas se encuentra la recapitulación de Antonio Escohotado. Al mismo tiempo Grof afirma, con autoridad, que el efecto amplificador y catalizador sobre la mente humana que ejercen hoy los alucinógenos sobre sujetos elegidos al azar sugiere claramente que los elementos necesarios para estas sensaciones se encuentran en el inconsciente como elementos normales de la personalidad. Con respecto a la experiencia psicodélica, Grof nos comenta cómo las personas que se encuentran bajo los efectos del LSD sienten corrientes de energía poderosa que fluyen por sus cuerpos y una acumulación enorme de tensión alternada con descargas violentas.
Las experiencias inimaginables que se producen en las sesiones con LSD las