9 Tendlarz y García, ¿A quién mata el asesino?, 126.
10 Miguel Ángel Linares, Mala gente. Las 100 peores personas de la historia (Madrid: Edaf, 2010), 23.
11 Ibid., 22.
12 Ibid., 24.
13 Ibid., 54.
14 Ibid., 55.
15 “Asesino”, 161.
16 Linares, Mala gente, 55.
17 “Asesino”, 161 y 157.
18 Dresdner, Psicópatas seriales, 73.
19 Ibid., 69.
20 Horacio Vommaro, “La psicopatía. Una perspectiva”, en Psiquiatría y psicoanálisis 2. Perversos, psicópatas, antisociales, caracterópatas, canallas, Jacques-Alain Miller et al. (Buenos Aires: Departamento de Estudios sobre Psiquiatría y Psicoanálisis (CICBA), Grama Ediciones, 2008), 60.
21 Citado en ibid., 61.
22 Citado en ibid.
23 Citado en ibid.
24 Citado en ibid.
25 Ibid., 62.
26 Ibid., 61-62.
27 Ibid., 62.
28 Ibid.
29 Ibid.
30 Ibid.
31 Jacques-Alain Miller, Conferencias porteñas, t. 2 (Buenos Aires: Paidós, 2009), 63.
32 Ibid.
33 Mientras el placer es del yo racional, el goce es pulsional, y por este motivo es compulsivo.
34 Miller, Conferencias porteñas, 64.
35 Ibid., 70.
36 Ibid., 63.
37 Ibid., 64.
38 Ibid., 65.
39 Dresdner, Psicópatas seriales, 177.
40 Ibid., 178.
41 Ibid., 183.
42 Miller, Conferencias porteñas, 66.
43 Ibid.
44 Ibid.
45 Tendlarz y García, ¿A quién mata el asesino?, 112.
46 Ibid.
47 Ibid., 105.
48 Miller, citado en Tendlarz y García, ¿A quién mata el asesino?, 112.
49 La pulsión es un concepto opuesto al de instinto, ya que este define en el individuo biológico sus necesidades, cuenta con un objeto específico para satisfacerse y se inscribe en una programación orientada hacia la adaptación por parte del organismo. La pulsión, contario al instinto, no se define a partir del individuo sino del sujeto, del lenguaje y la palabra, se opone a la adaptación y no cuenta con un objeto específico para satisfacerse, sino que cualquier objeto externo, si tiene o no vida, le puede servir. La pulsión se define por ser insaciable, por estar siempre empujando para ser satisfecha, sin importar los medios ni las maneras. La pulsión se resiste a ser domesticada por el Otro de la ley, aunque bajo ciertas condiciones puede sublimarse y regularse. Individuo e instinto están en una relación de correspondencia. Por su parte, pulsión y sujeto entran en una relación compleja. El sujeto es siempre responsable de sus pulsiones sexuales y agresivas, las cuales lo incitan hacia la satisfacción en la transgresión de la ley. Esto significa que la pulsión está hecha para poner al sujeto en conflicto con la ley y con sus semejantes. A la pulsión no le interesan los deberes, la moralidad ni el respeto y la convivencia en paz, pues lo más atractivo para ella es el goce de acabar con el otro como individuo, e incluso, después de darle muerte, tal como lo indican los criminales seriales, seguir con su cadáver. “El criminal radical quiere alcanzar no solo al otro en el nivel de la vida del cuerpo individual, sino también en la materia