Prohibidos. Matías García. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Matías García
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Книги для детей: прочее
Год издания: 0
isbn: 9788418013133
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en nuestro país. Los miembros de los equipos de expedición son los únicos que pueden atravesar los pilares limítrofes y conocer aquellos lugares tóxicos en los que la humanidad ya no puede habitar. Cuando era un niño inocente y feliz, soñaba con inscribirme en la Academia de Protección después de las reproducciones obligatorias, convertirme en protector y perseguir el sueño de conocer lugares que pocos en nuestro país logran visitar. Ahora, en cambio, le temo tanto al Cuerpo de Protección como me temo a mí mismo.

      Las autoridades repudian mi enfermedad. Cuando se enteren de ella, querrán cambiarme.

      Y yo los dejaré.

      Camino fuera del Teatro Recreacional, en donde son exhibidas películas preguerra encontradas durante las expediciones al exterior. A pesar de tener mala calidad e imagen poco realista, los arkanos admiran los videos de la sociedad pasada como si fuera lo más preciado en el mundo; al igual que las pinturas, las canciones, las fotografías y los libros permitidos por la Cúpula. Todos son tesoros que la sociedad aprecia con fascinación. Me gusta pensar que se aferran a ellos para no dejar morir el mundo preguerra que, según dicen en los foros de la red negra, era mucho mejor que el actual. No sé si creerle a los intranautas y a sus publicaciones atestadas de fantasía o a los archivos oficiales de la gobernación que muestran pruebas verídicas de lo destructiva y oscura que era la sociedad pasada.

      Alzo la vista y noto que en lo alto del Teatro Recreacional hay un anuncio holográfico que llama mi atención:

      LÍNEA ANTIENFERMEDAD 237:

      SI SIENTES LOS SÍNTOMAS DE LA ENFERMEDAD PROHIBIDA O SI SABES

      DE ALGÚN HABITANTE INFECTADO, TE RECORDAMOS LLAMAR

      AL 237 O ACERCARTE DE INMEDIATO A LA ESTACIÓN DE SEGURIDAD

      U HOSPITAL MÁS CERCANO.

      AYÚDANOS A PREVENIR, A CURAR Y A COMBATIR ESTA PELIGROSA ENFERMEDAD.

      —GOBIERNO DE ARKOS—.

      La Línea Antienfermedad es una línea telefónica que conozco a la perfección. En incontables ocasiones marqué el número en cuestión, pero colgué la llamada segundos antes de pronunciar palabra. Lo más lejos que he llegado con respecto a alertar a las autoridades sobre mi enfermedad ha sido pararme en frente de la Estación de Seguridad de Libertad. Me quedé allí, junto a las escaleras, por más de una hora mientras me debatía entre ingresar o salir corriendo del lugar…

      Y corrí como un niño cobarde. El miedo fue el vencedor.

      Tras un largo recorrido por el centro de Libertad, llego por fin a los suburbios del oeste. El barrio 14 se extiende a mis alrededores, es el sitio en el que crecí y que abandonaré en un tiempo más.

      Me gusta vivir en este lugar. Será difícil dejarlo atrás. En unos meses, Caroline y yo nos mudaremos a una villa ubicada en las afueras de Libertad; los gastos correrán por cuenta de mi futuro suegro, un médico que tiene un puesto de trabajo asegurado para mí en el Departamento Informático de la institución.

      Entro en casa minutos después. El interior es sencillo y tradicional en comparación con los hogares de los sectores acomodados de la ciudad. Mis padres prefieren mantener una decoración clásica inspirada en las casas de la sociedad preguerra, sin el uso excesivo de la tecnología ni los colores metálicos que están de moda en Arkos.

      Mi madre y Jacob, mi pequeño hermano, están sentados en la estancia frente al televisor. Apenas miran en mi dirección; concentran toda su atención en la pantalla plana de la pared. Mi padre, por su parte, aún no ha llegado del trabajo.

      —Hola, ¿qué están viendo? —pregunto.

      —Hola, hijo. —Mamá se ve inusualmente preocupada—. Tienes que ver esto.

      Me siento en medio de ellos en el sillón y acaricio el cabello de Jacob con cariño. Él, a diferencia de mamá, se muestra indiferente.

      —Televisor, sube el volumen y extiende la imagen —ordena mamá.

      El detector de voz del televisor obedece el comando al instante.

      Imágenes del Congreso de Libertad son transmitidas en el programa informativo del Canal Oficial de Arkos. El titular está escrito en mayúsculas y enmarcado en rojo:

      ATENTADO TERRORISTA EN EL CONGRESO DE LIBERTAD

      ¿Un atentado terrorista? No ocurría uno en años. El gobierno siempre controla los movimientos revolucionarios del país a tiempo, aunque no siempre de la manera adecuada.

      Oigo la voz de un reportero en los parlantes del televisor.

      —Repito —dice—, informamos que está ocurriendo un atentado terrorista en la azotea del Congreso. Se ha ordenado evacuar la edificación y abandonar las calles aledañas cuanto antes debido a que los terroristas están armados y…

      ¡Están armados! Esto no acabará bien.

      —…el Cuerpo de Protección ha rodeado el edificio —continúa el reportero—. De ser estrictamente necesario, los protectores abrirán fuego.

      Veo protectores cubiertos de la cabeza a los pies con sus característicos trajes negros antibalas. Portan armas avanzadas del tamaño de una pierna que podrían acabar con los terroristas de un solo disparo. Dos aeronaves rodean el Congreso desde las alturas, como si esperaran el momento indicado para entrar en acción.

      Algo sucede en un abrir y cerrar de ojos: cuatro de los terroristas extienden una pancarta en lo alto de la azotea. La tela es lo suficientemente grande para distinguir lo que ha sido escrito en ella:

      LA REVOLUCIÓN ES LA RESPUESTA.

      ¡ABAJO EL GOBIERNO DE ARKOS!

      Se oyen disparos. La transmisión es suspendida de inmediato.

      —Volveremos en unos minutos con un meticuloso reportaje sobre lo sucedido en el Congreso de Libertad —despide el conductor del programa de noticias—. Gracias por su sintonía.

      Las imágenes de siempre reemplazan al noticiario. Veo los rostros de nuestros líderes y una propaganda gubernamental con música esperanzadora de fondo.

      —Televisor, cambia de canal —ordeno.

      La transmisión en vivo fue interrumpida en todos los canales. El motivo, probablemente, es que los terroristas han sido silenciados.

      —¿Qué es revolución? —inquiere Jacob, confundido.

      —Nada importante, pequeño. —Se limita a responder nuestra madre con voz temblorosa.

      Estoy tan confundido como mi hermano. Me urge saber más sobre lo ocurrido. Creo conocer un medio en el que encontraré información explícita y real: la red negra.

      Abandono la estancia y me dirijo a mi habitación.

      Aquí voy.

      Inicio el procedimiento de siempre: conectar la computadora al dispositivo ilegal antirastreo —el que me regaló Carlos en mi cumpleaños número dieciséis, directamente traído del Sector G—; desactivar el indicador de ubicación, los filtros de contenido seguro y el lector de huellas digitales; activar la función del bloqueo de espías…

      Después de varias maniobras, inicio sesión en mi cuenta secreta de la red negra.

      USUARIO: LEÓN1303

      CONTRASEÑA: JACOB

      El nombre de usuario es la unión de mi animal extinto favorito con la fecha de mi cumpleaños: el trece de marzo, mes oficial de los nacimientos obligatorios en el país. La contraseña es poco segura, pero fue lo primero que pensé al momento de crear la cuenta. Jacob es muy importante para mí. Es una de las pocas personas que conozco cuya mentalidad es tan bondadosa e inocente que no es capaz de juzgar a los demás por sus defectos… o por una enfermedad.

      Lo primero que hago una vez que ingreso