Ella sabÃa por un hecho que en este momento no era el momento de luchar por sus derechos debido a su falta de ropa. No era que ganara si lo intentara. Ella sólo querÃa bajar y él se fue por lo que añadió con una suave voz asustada, "Lo siento".
Cuando oyó su suave y dulce voz, lo envolvió, haciéndole inhalar como sensaciones agrupadas en sus regiones inferiores. Esto serÃa peligroso si él empujó la prueba demasiado lejos. Sintió que la rabia de su desobediencia lo abandonaba, pero la rabia de su deseo se mantuvo diez veces.
-La primera regla es que nunca vayas a ninguna parte sin mi permiso a menos que quieras ser castigado -su voz se suavizó para tomar la picadura de sus palabras, pero aún asà la sintió estremecerse-.
La garganta de Kyoko se secó. ¿Castigados? No quiso susurrar la palabra. Simplemente salió y ella sintió que su corazón comenzaba a revolotear por el miedo. Ella instantáneamente borró la imagen de Kyou azotándola de su mente desquiciada, no queriendo ni siquiera saber de dónde habÃa salido el insano flash.
-SÃ, te castigaré. La palma de la mano de Kyou acarició su estómago plano y lentamente hizo su camino hacia abajo como su rodilla subió en el interior de su muslo para extender sus piernas. En un movimiento para ayunar para ella intentar y desviar ... la palma de su mano ahuecó su feminidad mientras su poderosa sangre trataba de hacerse cargo.
-Asà como asà -sus dedos masajearon su manojo de nervios justo encima de su entrada y la conmoción de ella la hizo alejarse instantáneamente de él, con un grito suave que se inclinó contra él tratando de evadir su mano.
El movimiento sensual era casi su deshacer y él silbó en su oÃdo. "Si no te quedas quieto ... Tendré que castigarte más. PodÃa sentirse cada vez más duro y aliviado cuando ella se alejó de él pero se quedó quieto, su miedo a lo que él harÃa para evitar que luchara contra él.
Kyoko cerró los ojos. Ella pensó que él habÃa significado hacerle daño cuando él dijo castigado pero esto era casi tan malo. ¿No se dio cuenta de que estaba más perturbado que Hyakuhei? Esto la hizo perder el control de su cuerpo y tomó su voluntad de ella como todo su calor se reunió a donde sus dedos estaban trabajando su magia. Ella no querÃa esto sin importar cómo reaccionó su cuerpo, pero no pudo evitar sus reacciones.
TodavÃa la sostenÃa en el aire con la espalda apretada contra él y sus dedos estaban trabajando hacia adelante y hacia atrás, estimulándola tanto que casi deseaba que la hubiera azotado en su lugar porque esto estaba creando un tipo diferente de dolor ... delicioso dolor que roÃa Con hambre en ella. Ella jadeó y un gemido se deslizó hacia fuera mientras sus dedos se deslizaban entre sus labios para empujar uno dentro de ella.
Ella gimió cuando él lo deslizó adentro solamente para tomarlo hacia fuera otra vez. Ella sintió la piscina de calor lÃquido alrededor de su dedo mientras él lo empujó dentro de su opresión haciéndola gritar. Sus ojos comenzaron a arder con el familiar aguijón de lágrimas, pero ella los retenÃa. En el fondo de su mente estaba gritando a sà misma para dejar de actuar como si estuviera disfrutando del castigo de Kyou, a pesar de que lo era.
El grito se hizo más fuerte y finalmente ella no podÃa seguir ignorándolo. "Por favor, por favor, no lo aguanto más".
Kyou escuchó su grito y él supo que estaba en el dolor con la necesidad de la liberación. Su cuerpo virgen, tan nuevo para este placer, no le tomarÃa mucho más llevarla al pico. Ãl observó su arco de la cabeza contra él mientras él bombeaba su dedo en su tensión caliente en el ritmo.
Inclinó la cabeza hacia adelante y lamió el arco de su cuello ... probándola. Sintió el impulso del instinto de morderla y hacerla suya para siempre. Ãl satisfizo esa sensación por un momento aspirando algo de su piel suave en su boca para dejar una marca roja leve en ella. Ella sabÃa muy bien. PodÃa oler su aroma a su alrededor mientras presionaba su hinchada dureza contra su suave muslo.
Kyou gruñó en la derrota ... SabÃa que era él quien perdÃa la batalla.
Kyoko sintió que su mano la abandonaba y se deslizó por su cuerpo hasta la almohada de abajo. Ella seguÃa lloriqueando y apretaba sus muslos juntos tratando de no oscilar. Sus sentidos estaban tan vivos que era casi doloroso. Cogió una de las almohadas más pequeñas y la abrazó, intentando ocultar su cuerpo. TenÃa miedo de mirarlo. TemÃa que pudiera ver la necesidad por la que su cuerpo lloraba.
Enterrando su rostro en sus brazos, rodó por lo que ella estaba acostada medio sobre su estómago como para ocultarse más lejos.
La observó tratando de esconderse de él y la pérdida de ella en sus brazos enfriaba su sangre furiosa. Se dio cuenta de que no tenÃa ningún control sobre esto y recordó lo que habÃa escrito en los pergaminos de su padre.
Tadamichi habÃa advertido que los guardianes eran diferentes de los humanos cuando se trataba de elegir un compañero ... que la sangre alta del guardián harÃa la elección y no habrÃa que detenerla. Su padre, Tadamichi, habÃa estado hablando de su rivalidad y de Hyakuhei sobre el mismo compañero en ese momento, pero Kyou habÃa entendido el significado subyacente. La advertencia pertenecÃa a cada guardián ... no sólo a los gemelos.
Ese habÃa sido el último escrito por su padre, pero los humanos atrapados dentro de este reino habÃan continuado la historia.
Su tÃo se habÃa vuelto hacia el lado oscuro porque habÃa sido separado de aquel a quien el cielo habÃa destinado para ser su alma gemela. La joven Sacerdotisa, la estatua de soltera, se habÃa hecho a semejanza de ... la misma estatua de doncella que imitaba a la sacerdotisa que yacÃa debajo de él en este mismo momento. PodrÃan haber sido muy bien la misma mujer ... pero el tiempo demostró que no lo eran.
Eran idénticos en miradas proclamando Kyoko como un descendiente directo de la sacerdotisa que su tÃo habÃa elegido para su compañero de vida. ¿Era él y su tÃo tan diferentes? ¿La poderosa sangre de Hyakuhei habÃa sido su caÃda al final? ¿Estaba Hyakuhei ahora erróneamente colocando a Kyoko en el lugar de su amor perdido? No lo permitirÃa.
Kyou flotaba más cerca de ella, sumergiendo sus labios en su oÃdo. No querÃa que ella temiera esto. QuerÃa que ella lo quisiera. Lo que él usaba como castigo ahora sólo estaba encendiendo el fuego que la mantendrÃa con él ... para siempre.
Ãl alargó la mano acariciándole el pelo con amor. "Para mantenerte a salvo de los demonios ... de Hyakuhei, tienes que obedecerme a Kyoko. No quiero herirte asà que te castigaré asà ... y más si no te comportas.
-Entonces déjame ir -susurró. -Dices que no quieres hacerme daño, pero no me tratas mejor que él. PreferirÃa que me tocara sabiendo que después me matarÃa, que me tocas sin saberlo.
"Mi querida Kyoko, no tengo ningún deseo de matarte. Como tu guardián no podrÃa ... irÃa en contra de todo lo que represento. Usted está destinado a ser protegido por los guardianes y yo soy un guardián. Dejarte ir sólo te enviarÃa sin la protección de un guardián. Eso no puedo permitirlo. El castigo está parado. " Se agarró la cabeza entre las manos para mantenerla inmóvil y presionó sus labios contra la parte superior de su cabeza antes de volverse para dejarla pensar en su castigo.
"Hyakuhei también es un guardián", susurró Kyoko desafiante, sabiendo que podÃa oÃrla aunque no lo reconociera.
Una parte de él sabÃa que tenÃa razón, pero no estaba dispuesto a admitirlo. Quiso volar furioso al pensar que Hyakuhei la tocaba como acababa de hacerlo,