"No quiero hacer daño ... por favor", susurró Kyoko mientras volvÃa a tocar la barrera. Para su asombro, una abertura apareció y rápidamente caminó a través de la niebla de color azul lechoso justo cuando el escudo se cerró detrás de ella. Le habÃa dado exactamente lo que necesitaba.
Volviéndose para ver si la barrera se habÃa cerrado realmente detrás de ella para borrar el hecho de que habÃa escapado, Kyoko se sobresaltó al encontrar sólo un desolado bosque cubierto de vegetación exuberante y ningún terreno o castillo en cualquier sitio. ParecÃa como si la tristeza y la tristeza hubiesen descendido al silencio, todos viviendo dentro de su enmarañada red de miembros.
¿SabrÃa Kyou si alguien rompió la barrera que habÃa colocado alrededor de su casa? ¿HabrÃa algún tipo de alarma para avisarlo? SentÃa que el miedo se deslizaba a través de ella al pensar en lo que harÃa cuando la encontrara desaparecida después de advertirle que no se fuera. Kyoko levantó una temblorosa ceja sabiendo que no iba a ser lo suficientemente estúpida como para esperar a ver si el prÃncipe de hielo tenÃa un sentido del humor o no.
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