y los Principales en sus canaluchos delante para enseñarnos por donde haviamos de llegar con el Batel, y ansi ellos entraron por encima del arrecife y vararon sus canaluchos en tierra: dixeronnos que entrasemos por alli, y no pareciendonos que era bien dar con el Batel en las piedras, por que no podian dexar de perderse, y paresciendole mal lo que via hacer á los Indios que fué (á) repartirse en dos ó tres partes, y meterse dentro del monte y baxarse todos cargados de varas; y ansi me dixo, que no era bien ir en tierra, por que lo que los Indios pretendian era muy gran traycion, y ellos á esto nos davan gran priesa que entrasemos por encima del arrecife, y diximosles por señas, que haviamos menester una piedra para surgir, y ansi aquel mozo que havia ido primero, dixo: que él se echaria á nado, y que iria por la piedra, y ansi se echó y la traxo él y un Indio: yo le pregunté ¿qué hacian los Indios? él dixo, que alli estavan sentados con sus hazes de varas cabe sí, y sus hondas, y todos embijados: oyendole esto, le dimos priesa el Piloto y yo, que se echase á la mar y dexase la piedra y se viniese luego á la hora, y él respondió que no havia de que temer, por que los Indios lo hacian de miedo, que él solo bastava para ellos; y ansí dandole priesa se echó á nado al Batel y nos vinimos á nuestro Navio, certificandome el Piloto que estas eran las Islas donde habian hurtado los Bateles á Magallanes, por que segun eran bellacos y atrevidos no podia haber otra parte ninguna donde se los tomaron; y ellos visto esto bolvieron á botar sus canaluchos y vinieron á nuestro Navio, y llegaronse cerca, y digimosles por señas, que se llegasen á bordo y entrasen dentro, y ellos se recelaron de entrar, pensando que nosotros les haviamos entendido la traycion que tenian ordenada, y lo que nos dixeron fué ¿que por que nos haviamos vuelto? yo le respondí por señas, que por amor de las peñas, y por que no se nos quebrase el Batel, y por darles á entender que nosotros no los entendiamos, y ansi se llegaron á bordo, y nos pidieron basijas, y que nos traerian agua, y que fuese con ellos quien la truxese: respondimosles por señas, que eramos contentos con que quedasen en el Navio dos ó tres dellos, y ansí entraron dos, y luego les dimos botijas á tres canaluchos, y en cada uno un hombre dentro, y ansí se fueron á tierra, y los dos dellos llegaron primero que el otro á tierra, y el otro que iva cerca, dice el Marinero que iva dentro, que vió venir en tierra tras un mozo de los nuestros, que fué el que havia ido á verla primero, y le vió que le ivan dando de macanazas, y el venia huyendo á la playa, y alcanzaronlo en el agua, y le echaron mano, y lo mismo al que havia llegado con él, y ansi los asieron y se los llevaron arrastrando: y visto esto, el otro que no havia llegado á tierra con el otro canalucho, dixo á los Indios que diesen la vuelta al Navio, y ellos no querian sino ir por tierra, y él les quitó un remo para virar el canalucho, y alzó el uno dellos una macana y diole con ella en la cabeza, y todos echaron mano á las macanas para matallo; y él llevava un puñal en la cinta, y echó mano dél y arremetió con ellos de manera que los hizo saltar al agua, y mató dos dellos, y ansi se quedó en el canalucho defendiendose de los otros canaluchos que lo maltrataban con piedras tiradas con hondas; y viendo esto dende el Navio acudimos á echar mano de los dos Indios que havian quedado en él, y ellos se arrojaron al agua; y ansi entraron luego en el Batel de la gente que mas apercevida se alló, á socorrer al que andava en el canalucho y de camino á tomar los Indios que se havian echado á nado, y por presto que acudimos, estaban cerca de tierra, y tirole uno del Batel con el arcabuz por que vió que no le podian alcanzar y diole en mitad de la cabeza de manera que lo mató; y ansi, llegaron á tomar el Marinero el qual estaba bien herido, y mal apedreado, de manera que no pensamos que se escapara, el qual Marinero lo hizo como hombre de bien. Acordé de ir en tierra con todos los que eramos, para ver si podiamos saltar en ella, para traer los dos que nos havian tomado ó morir en la demanda; y ansi rodeamos todo el arrecife por ver si hallavamos donde poder sabordar el Batel, y no pudimos hallar sino era peña viva, y haviamos de saltar á nado, y pareciome que no era justo perder el Batel y no poder hacer nada: dimos vuelta al Navio con arta pena y dolor de haber visto llebar á nuestros compañeros, y no poder vengarlos, y en todo esto que anduvimos rodeando, no hacian otra cosa sino tirar piedras con hondas, las quales tiran tan bien que creo que no hay hombres en el Mundo que tan bien las tiren, por que muchas dellas alcanzaban donde el Navio estava surto; luego hicieron grandes aumadas en lugar de señas á las otras Islas, y luego bino un canalucho grande á vela, de una de las otras Islas muy embijados y endemoniados, y luego se volvieron á su Isla á dar mandado: segun en lo que vimos tenemos entendido, que aquel canalucho llevaba alguno de los muertos para comer. Y pareciendome que no era bien aguardar alli mas, lo uno por el daño que nos havian hecho, y lo otro por el peligro del Navio y de los que dentro estavamos, acordé que era mejor ir adelante, y no parar allí, por que no resciviese gente de las otras Islas y no viesemos mas de lo pasado, por que ella es una gente ademoniada, y grandes ladrones, que nunca andan mirando sino que podran hurtar, y no ven cosa que no la codician: es gente bien dispuesta, y barbudos, el cabello largo, y anudado en la cabeza: están estas tres Islas en siete grados y tres quartos, partadas las unas de las otras dos leguas, y terná cada una de estas Islas á las de atrás como media legua: hay de estas Islas á las de atrás 25 leguas.
Partimos de estas Islas Viernes, en la tarde que se contaron 18 del dicho mes: mandó governar el Piloto al U-este, y guiñar para la quarta del Norueste, y corrimos por este rumbo hasta el Lunes siguiente que se contaron 22, y el mismo dia en la tarde descubrió el que iva al timon una Isla, y luego fué el Piloto á la Gavia por verla, y vió que era pequeña, y ternia como media legua de tierra y junto á ella dos ó tres cayos chiquitos, todos llenos de cocales: amuramos para ir á surgir en ella, pensando que por estar sola estaria despoblada, y ansi yendo á dar fondo vimos un humo en ella, y salir Indios á la Playa: pasamos de largo á dar fondo en uno de los cayos por estar apartados de la Isla, para que si los Indios quisiesen hacer alguna vellaquería, estuviesemos en parte que nos pudiesemos aprovechar, y ansí dimos fondo sobre un arrecife: quando el Navio vino á hacer por el amarra cayó el Reson del arracife abaxo, de manera que no pudimos tomar fondo, aunque tuviera el cable mil brazas, y ansi metimos nuestro cable y ancla dentro, y vinieron á la vela dos canaluchos, y llegaron cerca de nuestro Navio, y comenzaron á andar al rededor aperciviendo sus varas y armas que traian, y nosotros por señas los apaciguamos diciendoles, que queriamos tomar agua, y ellos no curaron de nada de eso, sino ponerse en armas; y al fin visto esto tomó el Piloto una chamarra colorada y comenzó á hacerles señas que la tomasen, y luego que la vieron arremetieron con los canaluchos por tomarla el que primero llegase, y por que no se fuesen riyendo como los demas, estaba ya la gente presta con los arcabuzes, y un berso lleno de piedras para tirarles, como llegaron colgose un hombre del bordo, y echó mano á un muchacho por los cabellos y metiolo dentro, y luego (dió) fuego al berso é á los arcabuzes, y el berso dió en el un canalucho que hizo gran daño en ellos, aunque no tanto como merecian, segun el mal proposito que ellos traian, y al otro canalucho descargaron todos los arcabuzes que hicieron arto daño, y fué parte para que los Indios se echasen á nado heridos y no heridos y se fuesen á tierra: nosotros echamos mano de los canaluchos y tomamos las armas que traian dentro que eran varas y macanas, y de los dichos canaluchos hicimos leña, que teniamos gran necesidad porque havia algunos dias que por falta della no guisabamos de comer. Al muchacho le quitamos el cabello que lo tenia largo como muger, y bestimosle por que andaba desnudo en carnes, pusimosle por nombre Vicente por ser el dia del Señor San Vicente: está esta Isla en ocho grados, es vaja, con la mar; está arrumada de Norte Sur; hay de esta Isla á las otras cien leguas.
De esta Isla partimos el mesmo dia; luego el dia siguiente que fue Martes, que se contaron 23 del dicho mes, vió el Piloto una Isla baxa, y por ver que era como las demas, y ser ya de noche pasamos de largo: está en el altura de la otra: mandó gobernar al U-este, y á la quarta del Norueste hasta meternos en altura de nueve grados, y por los nueve grados fuimos corriendo hasta 29 del dicho mes que fue Lunes á medio dia. Yendo el Piloto y yo asentados en la popa, descubrió tierra y me la mostró, y dixo, que era Mindanao, porque iba en su altura, y se hacia con élla, y por ser tierra diferente de la que hasta allí haviamos visto, y ser alta mucho, es Isla principal de las Islas Filipinas: llegados que fuimos á ella era ya tarde, y abonanzó la brisa tan de golpe, y la mar andaba hecha de la brisa que andava fuera, que dentro de una hora nos echó tan en tierra que nos fue forzado botar el Batel, aunque con arto trabajo por que dava grandes valanzes el Navio que quando el Batel fue al agua iva hecho pedazos: dimosle un cabo para ver si podiamos salir de la costa, por que estabamos ya metidos en ella, y acabado de hacer esto se puso el Sol y abonanzó algun tanto la mar, aunque no tanto como quisieramos, segun el travajo