entendiamos su bellaqueria, y dentro de la una dellas venia el Viban con un Principal á quien él tenia respeto, y como nos vió armados y con los arcabuzes en las manos temió, y alzó las manos como otras veces solia hacer, y luego nosotros fuimos fronteros del Navio con nuestro Batel, y el Viban no nos habló, antes se fué luego á llamar los Indios segun entendimos, y no paresciendonos bien fuimonos á nuestro bordo, y acordamos de nos hacer á la vela; por que no era cosa de esperar mas, viendo la gente de la Isla tan alborotada, y que se nos atrevian; y ansi comenzó á acudir alguna gente, aunque los Principales devian de ser idos á llamar y juntar los mas que pudiesen; y ansi vino la noche, y otro dia Domingo de mañana que se contaron quatro de Marzo salimos deste Puerto y de Mindanao, aunque no dexaramos de estar allí otros quinze ó veinte dias esperando el Armada, sino fuera por temor de ver la gente tan escandalizada, aunque haviamos estado en ella treinta y tres dias, y ansi dexamos en ella muchas cruzes, y una botija con cartas al pié de una cruz, por que si el Armada alli viniese, supiese lo que nos havia sucedido, y la derrota que llevabamos en su busca; y hecho esto partimos de este Puerto, Domingo por la mañana, y ansi como fuimos á fuera cazamos á popa la vuelta del Sudueste, y fuimos otro dia á ver la Isla de Saragan, y vimos que no estaba allí el Armada, y no pudiendo surgir en ella atravesamos á la Isla de Mindanao por ser Isla grande, que terná de tierra como ciento y cinquenta leguas, y por que en ella hay muchos puertos; y ansi llegamos este dia á dar fondo en un Puerto, y estando para querer dar fondo vino un canalucho á nuestro bordo, y los Indios que venian dentro hablavan muchos vocablos españoles, y nos preguntaron si veniamos de Malaca ó ivamos á los Malucos: nosotros les respondimos que no, que eramos venidos de hacia Levante: espantabanse mucho de como no los entendiamos, y en esto conocieron que eramos venidos de lexas tierras y ansí no osaron llegar á bordo, y en todo lo que hablavan nombravan Capitan y Señores, y zaraguelles, y otras cosas, y ansi nos paresció que havian llegado por allí Portugueses muchas veces, y ansi nos señalaron haver visto allí tres Navios, los quales en su lengua llaman
Mito, y entiendo debian de ser de las Armadas pasadas, que han venido en estas Islas, y ansi no surgimos, antes nos hizimos á la vela, y fuimos vaxando toda la Isla, viendo muchos Puertos y muy buenos, y siendo tan abante como media Isla vimos una Bahia grande que estaba diez leguas por la tierra adentro, y ansi fuimos al cabo desta Bahia á dar fondo, y allí estuvimos dos dias sin ver poblacion ninguna ni señal de haber portado por alli Navio ninguno; y ansi fuimos en tierra, por ver si veiamos algunas cruzes del tiempo pasado, por parescernos ser Puerto principal de aquesta Isla, y por hacer nuestra aguada; y como no vimos muestra ninguna ni señal, hizimos nuestra agua, por no haver defensa de Indios, y estando haciendo el agua me aparté por el monte, donde vi tanto rastro de benados, que era, maravilla; é ansi tomamos el Piloto y yo dos perros que traiamos, y salimos con ellos á un raso donde descubrieron un benado y le mataron; vimos cantidad de gallinas montesas por toda la Isla, donde anduvimos, y muchos puercos, y ansi nos bolvimos á nuestro Navio, con proposito de nos hacer á la vela y seguir nuestro camino en busca de la Armada, y venida la noche saltó el viento á la tierra y echamos mano á nuestro cable para levarle, y no pudimos por estar empachada el ancla en una piedra que por mucha fuerza que hizimos al cabestrante no pudimos levarla, y ansi nos detuvimos dos dias que por mucho que hizimos no la pudimos levar, y visto que perdida estava el ancla eramos nosotros perdidos, por que un Rezon que traiamos se nos havia quedado en Mindanao quando se nos quebró el cable: visto esto, estando en esta confusion rogamos á Nuestra Señora todos los que en el Navio ivamos, que ella lo guiase como fuese mas servida, y ansi fué servida de darnos nuestra ancla sin daño en ella, ni en cable: largamos esta noche una vela y fuimos saliendo del Puerto: calmonos el viento esta noche, y metionos el aguage, en una ensenada enfrente de unos fuegos que tenian unos pescadores, y por el propio fuego vimos que estavamos cerca de tierra: entonces el Piloto mandó á los Marineros que entrasen en el Batel, y que tomasen un remolque para sacar el Navio fuera, é yendo ansi remolcandole, vió el Piloto blanquear por proa, y preguntó á los del Batel si era baxo, y uno dellos con el remo fué á sondar y halló que habia medio remo de agua; y visto esto hicieron ciaboga con el Batel al Navio, y ansi salimos aunque con arto travajo; á pique de este arracife havia veinte brazas y por toda la Bahia habia veinte y á treinta; y ansi fuimos por la costa abaxo viendo muchos Puertos y Pueblos, y en muchos llegamos á surgir por ver si podiamos ver algunas señales de la Armada, ó de Navio que por allí huviese ido, y como no hallamos señales pasamos de largo, é yendo de luengo de costa vino una alva de mañana una vela á tierra de nos muy grande, y que ninguno que en aquellas Islas huviesemos visto, y ansi amuramos para ir en demanda dél, y como estuvimos cerca vimos que era un Canalucho grande ó Junco: llegamos á él para ablalles, y ellos pusieronse en arma, y entonces por señas les diximos, que no les queriamos ninguna cosa: ellos no curaron desto, antes como nos vieron cerca se pusieron apercevidos, y nos comenzaron á tirar con las armas que traian, que son baras tostadas, y lanzas con muy buenos yerros, y flechas, y ellos con sus escupiles de algodon como los de la Nueva España, con sus tablachinas y alfanjes en las manos: visto esto se les tiró con un berso, el qual dió dentro é hizo daño en él que lo medio desaparejó, y ansi el del timon se descuidó y el Navio dió una guiñada, de manera que nos barluamos, y visto esto y que tan mal desde él nos tratavan, se les tiró con otro berso, y ansi entraron dentro seis hombres, y ellos se echaron al agua: todos serian como unos cinquenta Indios: todo lo que hallaron estos hombres que entraron en él, fué gran cantidad de arroz, y mantas de palma y de algodon, y de frisoles y cocos, y pesos y medidas de oro, y otras cosas de su comida: mandoseles tomar un poco de arroz, por la necesidad de bastimentos que traiamos, y tomaronsele algunos pesos de palma y algodon, que todo ello valia arto poco: largamosles su Junco llamandoles viniesen por él, entendiendo segun la derrota que estos llevaban ivan á rescatar á otra Isla.
Ansi pasamos de largo por la derrota que llevabamos, y otro dia en la noche yendo amurados la vuelta de tierra, por meternos al abrigo della por el mucho viento que hacia, pareciendole al Piloto ser aquel cavo de la Isla, se fué á proa del Navio por que havia visto blanquear la mar, parenciendole ser un baxo, pidió la sonda, y antes que se la traxesen varó el Navio en un arrecife de tal manera que pensamos perder allí todos las vidas, y quiso Nuestra Señora, que dando el Navio viró la proa á la mar, dando golpes de manera que nos echó el timon fuera, é ansi salimos sin rescivir daño ninguno el Navio, y luego en saliendo fuera del baxo cayó el timon en su lugar, y fuimos corriendo con nuestra derrota, viendo todos los Puertos y Ensenadas, como no víamos á que parar, pasamos de largo hasta que llegamos al cabo desta Isla de Mindanao, y en el cabo de la tierra tiene muchas Islas apartadas á tres y á quatro leguas y mas; ansi nos entramos por entre el cavo desta Isla, y las Islas de fuera, y allí surgimos por que es todo aplacelado y buen fondo, que hay diez, y doze brazas, y hay muy grandes corrientes, de tal manera, que si el cable no es nuevo rebentara con la fuerza del agua; ansi de creciente, como de menguante, crece y mengua mucho: todo el pescado que hay entre estas Islas, viene á desobar á estas corrientes, y que estando nosotros un dia surtos esperando la marea para desembocar de entre estas Islas, vimos venir muchos canaluchos atravesados con la corriente, los quales venian cargados de Indios Pescadores, y llegando á nuestro bordo vimos que traian los canaluchos llenos de pescado y preguntamosles por señas ¿si lo querian vender? respondieron, que sí, y ansi les rescatamos mucha cantidad dello: lebamonos de aquí y desembocamos de fuera destas Islas, y fuimos á dar fondo en tierra de la Isla de Mindanao, y salieron á nosotros muchos canaluchos cargados de cera y canela, rescatasmosles parte dello para comer, y alguna cera, para que si algo se ofreciera de calafateria breasemos con ella. Hay por aqui tanta cantidad de canela, que si un Navio llevase rescate en dos dias puede cargar.
Despues que nos vinimos al cavo desta Isla que haviamos corrido toda la parte del Sur, y no haviamos hallado señas del Armada, y pareciendome que no era bien correr al Sur en demanda de otras muchas Islas que hay, lo uno por no llevar mas de un ancla, y lo otro con temor no diesemos con Portugueses, de que nos vendria mas daño, y tambien por no saber lugar cierto donde esperar el Armada, ó Isla cierta donde el Armada havia de venir, ni por instrucción me lo dieron no sabiendo que nos hacer, me dixo el Piloto ¿si traia alguna instruccion ó savia del General, ó de otra alguna persona, en demanda de que Isla venia el Armada? y el Piloto me mostró en la carta las Islas Filipinas: yo le dixe: que no savia ninguna ni tal me havian dicho, ni quando del Puerto partimos no savia adonde ivamos; y ansi acordamos que era mejor dar fin á toda la Isla, y boxandola, de allí atravesar á las Islas de Magallanes, que son las primeras que se pueden tomar viniendo