Como no podía faltar dentro de los temas del Derecho Constitucional, el libro también se ocupa de abordar la jurisdicción constitucional, los catálogos de derechos y libertades al final de su evolución, concretamente, la inflación y fragmentación de los derechos, las instituciones de garantía para su protección y la persona humana, titular de los derechos, un tanto desdibujado en el constitucionalismo moderno. Finalmente, se describen los mecanismos de jurisdicción supranacional una vez agotada la máxima defensa de los derechos en el Estado peruano, es decir, en el Tribunal Constitucional.
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El deseo de escribir este libro era anterior al nacimiento de algunos trabajos que fueron gentilmente publicados por los profesores Lucio Pegoraro, Alan Bronfman, Carlos Vidal, Eduardo Ferrer Mac-Gregor y Eloy Espinosa-Saldaña Barrera, maestros en la Universidad de Bologna (Italia), Universidad Católica de Valparaíso (Chile), Universidad de Educación a Distancia (UNED, España), Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y Pontificia Universidad Católica del Perú, respectivamente. También aprovecho la oportunidad para agradecer a los profesores Antonio-Carlos Pereira Menaut (Universidad de Santiago de Compostela, Galicia-España), Celso Cancela, Álvaro López Mira (Universidad de Vigo, Galicia-España), Angelo Rinella (Universidad de Lumsa, Roma-Italia), Joaquín Roy (Universidad de Miami-EE.UU.), Éric Tremolada (Universidad de Externado, Bogotá-Colombia), María Graciela Crespo (Universidad de los Hemisferios, Quito-Ecuador) así como a Juan Cianciardo, Pilar Zambrano y Fernando Toller (Universidad Austral, Buenos Aires) por sus invitaciones para compartir estas ideas junto con profesores y alumnos en un enriquecedor ambiente intelectual. Cabe añadir que durante su preparación he podido incrementar la extensión de mis argumentos, gracias a la jurisprudencia del Tribunal Constitucional peruano que ha convertido a la polémica Carta de 1993 en un documento vivo.
Quedo agradecido a mi casa de estudios e investigación, la Universidad de Piura, lugar donde pude concebir y redactar este trabajo de comienzo a fin; al profesor Néstor Pedro Sagüés por su deferencia en prologarlo, a Palestra Editores y la Asociación Peruana de Derecho Constitucional de la que tengo honor de formar parte. También, y muy especialmente, a la Embajada de los Estados Unidos de América por la beca concedida por la Oficina de Asuntos Públicos (Public Affairs Section) para participar como alumno en el PAC RIM Summer Seminar in U.S. Studies (2007) en el Instituto de las Américas de la Universidad de California, San Diego (UCSD), gracias al Protocolo de Intercambio Mutuo Educativo y Cultural de 1961, comúnmente conocido como la Fulbright-Hays act; una experiencia inolvidable que ha inspirado muchas ideas de esta obra. Finalmente, también deseo agradecer a mi amigo Sergio Balarezo Camacho y a Rodrigo Pelaez Ypanaqué, alumno de la Facultad de Derecho de la Universidad de Piura. De igual manera, quedaremos en deuda con los lectores que nos envíen sus opiniones sobre las ideas de este libro a la siguiente dirección electrónica: [email protected], las cuales estamos seguros que promoverán el comercio intelectual, el medio de cambio de todos los universitarios.
Carlos Hakansson Nieto
Doctor en Derecho (Universidad de Navarra)
Profesor de Derecho Constitucional (Universidad de Piura)
Capítulo I
Una aproximación al contenido de las constituciones históricas del Perú
El Estado peruano ha tenido doce textos constitucionales a lo largo de su historia republicana1. Su denominador común ha sido marcar el fin de un período de inestabilidad política producido por diferentes golpes de Estado2. Si bien es cierto que la casi totalidad de las constituciones no tuvieron mayor vigencia y tampoco un notable desarrollo jurisprudencial, consideramos necesario ofrecer una visión acerca de su contenido pese al riesgo de caer en ciertas formalidades, procurando referirnos especialmente al análisis, crítica y evolución de los textos constitucionales peruanos.
I. UNA SÍNTESIS A LOS ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LOS TEXTOS CONSTITUCIONALES PERUANOS
Una vez declarada la independencia del Perú por el General José de San Martín (28 de Julio de 1821), el Congreso Constituyente aprobó en 1822 las llamadas “Bases de la Constitución Política del Perú” en la cual se optó por un régimen republicano y Estado unitario3. Poco después se promulgó la primera Constitución, la Carta de 1823 pero, como todos estos hechos venían ocurriendo en un país todavía ocupado por las fuerzas realistas, la llegada del General Simón Bolívar culminó el proceso de emancipación. De esta manera, el mismo Congreso que promulgó la Constitución de 18234 suspendió el cumplimiento de los artículos que sean incompatibles con la autoridad y facultades otorgadas a Bolívar, hasta consolidar la emancipación5.
Como sabemos, Bolívar deseaba conformar una federación con los pueblos liberados de Iberoamérica; para lograrlo, se aprobó una Constitución (la Carta de 1826) que pasó a la historia por disponer una presidencia con mandato vitalicio, la cual sería ocupada precisamente por el Libertador. La necesidad de consolidar el proyecto de la Gran Colombia lo llevó a viajar hacia el norte, pero una coyuntura propició que la oposición a Bolívar asuma el ejercicio del poder en el Perú y que la Carta de 1826 sea desconocida a menos de dos meses de su promulgación, siendo formalmente derogada en junio de 1827. De este modo, la Constitución de 1823, que había sido suspendida por la llegada de la corriente libertadora del norte, recobra parcialmente su vigencia y luego de un período de inestabilidad política se aprueba la Carta de 18286, posteriormente reemplazada por la de 18347 que luego fue sustituida por la Constitución de 1839, aprobada en Huancayo, y que significó la reunificación del país luego de la fallida Confederación Peruano-Boliviana (1836-1839)8. En los años siguientes continuará un prolongado conflicto entre la tendencia liberal y conservadora en los sucesivos textos constitucionales que perduraron hasta la Carta de 1860.
De todos los textos históricos, la Constitución de 1860 fue la carta de más larga duración en la historia republicana9, luego que la Constitución de 1856 tuviera una corta vigencia y la de 1867 fuera derogada a los pocos meses de su nacimiento por un golpe militar que restableció la Carta de 186010. Luego de sesenta años, la Constitución de 1860 fue reemplazada por la Carta de 1920 que promulgó el Presidente Augusto B. Leguía11, gracias a un prolongado gobierno y cuestionadas reformas constitucionales, y que también fuera sustituida por la Carta de 1933 que rigió formalmente hasta la promulgación de la Constitución de 197912, la cual marcó el final de un prolongado período militar de los generales Juan Velasco Alvarado y Francisco Morales Bermúdez (1968-1980).
Al finalizar el régimen militar se inició una nueva etapa democrática con la elección y nombramiento de Fernando Belaunde Terry como Presidente de la República. La Constitución de 1979 dio comienzo a este nuevo período entrando en vigor el 28 de julio de 198013. Finalmente, trece años más tarde, Alberto Fujimori Fujimori, quien fuera electo democráticamente como Presidente de la República en 1990 promueve, con apoyo de las fuerzas armadas el 5 de abril de 1992, un golpe de Estado disolviendo arbitrariamente el Congreso. La presión ejercida por la Organización de Estados Americanos (OEA) le obliga a convocar a un nuevo proceso constituyente que redacta la Carta de 1993, que fuera aprobada por una consulta popular de polémicos resultados.
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Finalizado el resumen de las sucesivas constituciones que ha tenido el Estado peruano, observamos que la mayoría fueron promulgadas por militares, fuera de un contexto democrático, y que, algunas de ellas, no solo tuvieron una breve vigencia sino también poca identificación con las necesidades del país, como fueron los casos de las constituciones peruanas de 1823, 1826, 1856 y 186714. La Carta de 1993 es un texto que, pese a tener casi tres décadas de promulgación, todavía se encuentra