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Yendo ahora al libro: este Curso de Derecho Constitucional destila, por cierto, peruanidad, aunque cada tema ha sido precedido por una breve, pero sustanciosa visión comparatista, con los datos esenciales de cada tema en el Derecho anglosajón y en el europeo continental. La técnica expositiva es de provecho, porque permite al lector interiorizarse del panorama existente en los regímenes más cotizados, para después aterrizar en la realidad local del país donde vive y enseña Hakansson Nieto.
Los capítulos iniciales se dedican a un paneo histórico sobre el contenido de las constituciones sancionadas en el Perú, el sentido y concepto de una Constitución, y los principales rasgos de la Constitución en vigor (de 1993), un texto en verdad discutido por la sociedad, disconforme con su poca legitimidad de origen, y al mismo tiempo desconcertada acerca de las posibilidades de su sustitución (o vuelta a la Constitución de 1979). El espectador advertirá, igualmente, que con la reestructuración del Tribunal Constitucional a partir del gobierno de Valentín Paniagua, este órgano del Estado ha podido en varios casos recrear y actualizar buena parte del contenido del polémico documento, que por lo demás, conservó del anterior, y en otros tramos incluso añadió, dispositivos recomendables, como la apertura a la protección internacional de los Derechos Humanos, varios mecanismos concretos de la magistratura y de los procesos constitucionales, la Defensoría del Pueblo, etc., asuntos que el autor se ha preocupado en remarcar.
Hakansson dedica un capítulo propio al tema del bloque de constitucionalidad, idea enriquecedora y ampliativa de la Constitución. Al adicionar, en efecto, espacios normativos provenientes de las leyes orgánicas, los tratados internacionales sobre Derechos Humanos (asunto que analiza, por su gravitación, con merecido detalle), los reglamentos parlamentarios o preceptos regionales de carácter general, e involucrarlos dentro del parámetro de control de constitucionalidad, surgen nuevas perspectivas y posibilidades. Y otro tema que se suma a ello es el análisis, igualmente en otro capítulo singular, de los principios de la Constitución peruana (en sus variables de fundamentales, técnico-jurídicos, informadores del Derecho e inspiradores del comportamiento de los poderes públicos), así como su protagonismo en el funcionamiento de la norma constitucional.
La estructura del poder se despliega así: primero, por una suerte de obertura acerca de la razón de ser y de las secuelas de la doctrina de la separación de los poderes; y más tarde, en sucesivos trozos, por la descripción analítica de los actores esenciales en tal paisaje, vale decir, del Parlamento, del Presidente de la República y del Primer Ministro —o su figura diluida, el Jefe de Gabinete—, el Tribunal Constitucional y los jueces en el sistema dual de control de constitucionalidad. La temática de lo que algunos (entre los que me incluyo) denominan poder electoral, es desenvuelto aquí en el capítulo doce, relativo al sistema electoral en la Constitución vigente.
En general, la obra permite auscultar la dimensión normativa constitucional del esquema constitucional de los poderes, y también las mutaciones que al lado o sobre la Constitución formal ha ido delineando una realidad cambiante y a veces caprichosa, con etapas autoritarias y otras republicanas, en las que la eventual contraposición entre democracia electoralista y Estado de Derecho no deja de estar ausente.
Más tarde, los derechos constitucionales son presentados primero con una focalización local, aunque aclarando que ésta es de tipo abierto, según la explicación que brinda el Tribunal Constitucional. La descripción incluye los riesgos de una visión desordenada de tales derechos, como, por ejemplo, una admisiva del aborto discrecional o libre, u otra inflacionista y fragmentaria de ellos, el debate sobre su contenido esencial y la evolución que registra su catálogo. Gira después hacia un capítulo específico sobre la jurisdicción supranacional de los Derechos Humanos, tanto a nivel universal como la puntualmente enfocada al sistema interamericano, donde se mencionan los rasgos y engranajes fundamentales sobre la competencia, organización y funcionamiento de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Ello permite al alumno de Derecho Constitucional tomar plena conciencia del largo camino jurídico que queda abierto en nuestros días, en la esfera local primero, y en la internacional después, para lograr la plena vigencia de los derechos.
El libro concluye con un apéndice sobre la visión del Derecho Constitucional para el siglo XXI y la reforma a la Constitución de 1993, tema todavía inconcluso para la política y la cátedra.
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En definitiva, el lector se encontrará con una obra de fácil acceso intelectual, con un banco de datos básico acerca de las cuestiones que encara, seguido de una mirada crítica, reflexiva y prudente. Revela años de esfuerzo y de seriedad intelectual. Permite así al lector adentrarse en el moderno Derecho Constitucional, pero no como un turista pasivo de la disciplina, sino como un descubridor de tierras, costumbres y problemas en constante ebullición. Por eso, invita al diálogo y a la confrontación de ideas, que son las bases del desarrollo de nuestra materia.
Cabe pues felicitar a Carlos Hakansson por la tarea asumida.
Néstor Pedro Sagüés
Presidente del Instituto Iberoamericano
de Derecho Procesal Constitucional
Introducción
La Universidad nació en la Edad Media con la finalidad de aprender y cultivar todos los conocimientos, hasta alcanzar el saber superior; pero a los hombres de ese mismo período histórico, gracias a la Carta Magna de 1215, también les debemos la semilla del principal invento del hombre político, conocida siglos más tarde como la Constitución; un pacto de límites al ejercicio del poder entre gobernantes y gobernados para asegurar una esfera de derechos y libertades al ciudadano. Con el tiempo, el constitucionalismo se convirtió en un movimiento que reunía un conjunto de valores, reglas y principios del buen gobierno que los profesores universitarios explicamos a nuestros alumnos desde los primeros años de la carrera de Derecho. Por eso, en esta oportunidad deseo presentar la obra titulada: Curso de Derecho Constitucional, un trabajo pensado hace algún tiempo, motivado especialmente en ofrecer una visión clásica del Derecho Constitucional y destinado a tratar aspectos de necesaria atención para el alumno y profesor universitario. La vocación para escribirlo se debe a que los profesores tenemos un privilegio que quizá olvidamos. El profesor siempre fue pobre pero libre para expresar sus ideas en las aulas, ponerlas a prueba en un auditorio, recibir comentarios, contestar preguntas, escribir un libro y, lo mejor, que nuestros alumnos lo lean y aprendan para aprobar la asignatura.
La obra en su conjunto contiene respuestas a ciertas preguntas que nos hemos formulado en torno a la teoría y práctica del Derecho Constitucional. Durante su redacción, la metodología comparativa ha sido de gran ayuda para desarrollar nuestros planteamientos. La necesidad de aproximarnos a las constituciones extranjeras, especialmente aquellas que más han influido en los textos históricos peruanos, nos evitó caer en excentricidades y a no perder de vista una visión clásica del constitucionalismo. Por ese motivo, no se oculta en cada capítulo nuestra simpatía por la tradición anglosajona, la cuna de nacimiento de nuestra asignatura, así como una crítica a las novedades del llamado constitucionalismo moderno.
Decidimos comenzar ofreciendo una visión acerca del contenido de los textos constitucionales peruanos, para conocer sus antecedentes y comprender así algunos problemas de fondo; por ejemplo, la carencia de un pacto de límites al ejercicio del poder. Nos preguntamos si una carta magna está más cerca de ser una ley o un pacto, para que el lector conozca nuestra posición y los argumentos que lo acompañarán durante todo el libro, como si se tratara de una hoja de ruta. Luego nos dedicamos a encontrar una explicación a las características de la Constitución peruana, sus influencias y rasgos más saltantes; seguidamente, el hilo conductor de los temas que atañen al constitucionalismo nos condujo a las relaciones entre la Constitución y el Derecho, lo cual fue motivo para identificar un bloque de constitucionalidad, así como descubrir la posición de los principios, especialmente la separación de poderes, y los tratados sobre derechos humanos en la Constitución.