Salud del Anciano. José Fernando Gomez Montes. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: José Fernando Gomez Montes
Издательство: Bookwire
Серия: LIBROS DE TEXTO
Жанр произведения: Медицина
Год издания: 0
isbn: 9789587592597
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Los ancianos adolecen de cierta técnica para el aprendizaje (debilidad en la codificación), pero esta se compensa con la perseverancia.

      • En lugar de enfocarse en lo académico o en la teoría, los ancianos, generalmente, aprenden con base en competencias. Quieren aprender una destreza o adquirir conocimiento que puedan aplicar pragmáticamente en circunstancias inmediatas. Las situaciones relacionadas con su trabajo o con su vida son el marco más apropiado para el aprendizaje.

      • Todo el material que se presenta rápidamente ocasiona una mayor dificultad al anciano que al joven. Si se elimina el factor tiempo se nivelan las diferencias correspondientes a la edad.

      • La repetición tiene el mismo impacto en ancianos que en jóvenes, sin embargo, los ancianos necesitan más repeticiones para obtener el mismo nivel de aprendizaje que los jóvenes.

      • La retención del material que se debe aprender varía según el método de enseñanza: conferencia 5%, lectura 10%, audio visual 20%, demostración 30%, discusión en grupos 50%, practicar haciéndolo 75%, enseñar a otros o uso inmediato del aprendizaje 90%.

      • El “peor rendimiento” de un anciano no muestra la pérdida de capacidad de aprendizaje, es un signo de inseguridad o ansiedad, que dificulta la reproducción de lo ya aprendido.

      • Los ancianos aprenden más fácilmente si el material se presenta ordenado, es decir cuando presenta un escaso grado de complejidad.

      • El proceso de aprendizaje en los ancianos es más susceptible a perturbaciones que en los jóvenes. No son recomendables muchas pausas o muy largas cuando se trabaja con ellos.

      • El aprendizaje por partes es más favorable para los jóvenes, mientras que el aprendizaje global lo es para los viejos.

      • La experiencia previa, aprendizaje en la adultez, mejora las posibilidades de aprender en la vejez. A su vez, las personas aprenden y retienen información más fácilmente si la pueden relacionar con sus experiencias previas.

      • Los ancianos tienden a preferir la autodirección. El rol del instructor (educador) es apuntar a un proceso de preguntas, análisis y toma de decisiones en lugar de transmitir conocimientos.

      El lenguaje es una de las áreas que no se deteriora con el envejecimiento, las pruebas verbales permanecen constantes en sus puntajes y, por el contrario, mediante adecuada estimulación mental se puede obtener un aumento del léxico.

      El lenguaje requiere del desarrollo y la integridad de al menos cuatro aspectos que lo constituyen: fonología, léxico, sintaxis y semántica. Los tres primeros, además de la comprensión del discurso, se conservan con la edad, mientras que los componentes semánticos declinan con ella, específicamente, la denominación de objetos y la fluidez verbal. En los ancianos centenarios se observa una importante reducción del vocabulario y del conocimiento del significado de las palabras, lo que sugiere una pobre memoria semántica. El discurso es más largo, más elaborado, pero con menos cantidad de información. Las dos principales áreas de las habilidades verbales son la fluencia verbal (fonética y semántica) y la denominación de objetos. La fluencia verbal es la habilidad para recuperar palabras basadas en su significado o sus sonidos. La denominación de objetos describe la habilidad para identificar un objeto por su nombre y está asociada con el fenómeno de “tenerlo en la punta de la lengua”. El incremento de este fenómeno en los ancianos se debe a su mayor dificultad de recuperar las palabras apropiadas.

      La lentificación de las respuestas, la repetición inapropiada de una respuesta anterior (perseveración), la ecolalia y la utilización de palabras con un gran nivel de generalidad (cosa, persona, entre otros), no se asocian al envejecimiento y con frecuencia en los ancianos que las presentan existe un síndrome demencial en estadio moderado o avanzado (ver capítulo 49).

      Con la edad se mantiene el rendimiento en la mayor parte de las tareas viso perceptuales (reconocimiento de caras) y se deterioran las tareas viso construccionales (ensamblar un objeto de una caja o un rompecabezas) y las viso espaciales (ubicación de los objetos en relación con los otros), pero esto ocurre más tardíamente que las alteraciones de memoria y está más relacionado con la disminución de la velocidad de procesamiento. Estos cambios se ponen de manifiesto en pruebas como los dibujos de objetos incompletos, las figuras superpuestas y la reproducción de dibujos geométricos. Es claro que con la edad se mantienen el reconocimiento de caras y lugares conocidos y la identificación y reproducción de figuras geométricas simples.

      Sin embargo, algunos estudios pueden exagerar la disminución viso espacial observada al envejecer debido al papel que juega la velocidad de procesamiento en muchas de las tareas evaluadas. Sin embargo, las habilidades espaciales abstractas sí declinan considerablemente al envejecer. Pero lo más importante respecto a las habilidades viso espaciales radica en que se deterioran de forma relativamente precoz en la demencia.

      Cuando el razonamiento y la solución de problemas implica material nuevo o complejo, el desempeño de los ancianos es menor. Se ha descrito una dificultad para la formación de conceptos, tanto en tareas verbales como visuales. Se ha demostrado que los ancianos tienen un peor rendimiento en tareas de razonamiento abstracto. Sin embargo, se ha criticado que las pruebas utilizadas tienen en común que requieren atención a diferentes estímulos y alternancia entre la toma de información que se debe retener y las respuestas. El razonamiento práctico (los pasos necesarios para hacer algo) y la resolución de problemas comunes se conservan, pero se presentan dificultades en situaciones complejas que requieren un análisis lógico y organizado de material abstracto o poco conocido.

      En términos generales, en los ancianos existe una tendencia a ser cautelosos en la toma de decisiones, lo cual los hace parecer desconfiados frente al medio. Esta cautela nace en parte de la mayor vulnerabilidad a los cambios que ocurren en su entorno y que les generan mayor temor, lo que a su vez lleva a una automatización del comportamiento y a cierta rigidez en conceptos ya definidos, lo cual los hace parecer dogmáticos y tercos.

      La capacidad de discernir o solucionar problemas no se pierde ni disminuye, la cautela puede aumentar el tiempo de respuesta, pero no es síntoma de deterioro de la función cognoscitiva. Al estar estrechamente relacionada con la memoria y la atención, la dificultad para ignorar la información no pertinente influencia notablemente la habilidad para resolver problemas; los ancianos solo utilizan información concreta y significativa, lo que los lleva a ser precavidos al dar sus respuestas. Las pruebas psicológicas muestran dificultades para trabajar con conceptos abstractos, pero la resolución de problemas en la vida diaria es igual o en ocasiones mejor debido a la experiencia. Sin embargo, Es notable la dificultad para utilizar estrategias alternas o novedosas en la solución de problemas.

      Las funciones ejecutivas describen un amplio rango de habilidades que se relacionan con la capacidad de responder a situaciones nuevas y tienen gran relación con el razonamiento y la resolución de problemas. Incluyen habilidades como flexibilidad mental, control inhibitorio, planeación, organización, abstracción y toma