Aplicado a la adquisición de segundas lenguas, este modelo tiene diversas implicaciones. Al asumir un efecto de la L1 (→2.1.2) de cuyo sistema parte el aprendiz; es decir, al adoptar un marco teórico que resalta la necesidad de refijar/resetear los parámetros, se deduce la tarea de adquisición siguiente: el aprendiz tiene que efectuar un retroceso hacia arriba en la jerarquía hasta encontrarse con la diferenciación más fundamental entre el sistema de la L1 y el de la L2. Así, cuanto más se diferencian los dos sistemas, tantos más niveles tiene que ascender el aprendiz. En el modelo, la transición entre aprendizaje y adquisición (una diferenciación importante para la adquisición de lenguas extranjeras por parte de alumnos instruidos →5.1.5) también resulta difusa. Mientras que la fijación de los parámetros sí es un proceso innato, tal y como se propuso en los orígenes del generativismo, la separación de las acumulaciones resulta más bien un proceso de aprendizaje, desencadenada por el input.
Ante este fondo, se va a considerar tanto la adquisición de los valores paramétricos que, evidentemente, diferencian el sistema aspectual español del sistema alemán como los distintos rasgos interpretables y no-interpretables necesarios para procesar los efectos aspectuales que se producen. Es decir, se combinarán elementos de los distintos modelos. Los detalles de esta combinación de elementos que considera la descripción exacta de los fenómenos implicados se describen en la sección →7.1. En el modelo de las jerarquías de parámetros (Roberts 2014), una diferencia mayor entre L1 y L2 provocaría una mayor dificultad para la refijación de los parámetros. Sin embargo, no puede rechazarse la idea de Lardiere (2008, 2009) de que un reensamblaje de los rasgos similares resulta un proceso necesario en la adquisición cuando se habla de la asignación entre formas y significados. Además, se considerarán elementos de la Hipótesis de la Interpretabilidad de tal manera que la adquisición de algún rasgo puede resultar más difícil que la adquisición de otro. Respecto a la interpretabilidad, sin embargo, se mostrará que aquí la dependencia de la teoría resulta más fuerte que en otros planteamientos generativistas, especialmente en lo que concierne al sistema verbal.
El objetivo del estudio empírico (→7-9) es demostrar que, por un lado, un aprendiz alemán del español como L2 empieza desde una posición más difícil que un aprendiz anglófono ya que las diferencias paramétricas entre su L1 y el español son mayores. Por otro lado, también se evidenciarán algunas similitudes que pueden explicarse a través de variaciones microparamétricas. Aquí, el modelo de Roberts (2014) resulta sorprendentemente apto: como el alemán no presenta ningún rasgo aspectual, es necesario refijar un parámetro bastante alto. Los aprendices anglófonos, en cambio, ya poseen una noción de aspecto.
Posteriormente a la fijación de parámetros, ambos grupos han de asignar los rasgos específicos a las distintas formas. Dado que, por las diferencias paramétricas, algunos rasgos resultan inadquiribles, los aprendices recurren a estrategias de aprendizaje desviadas del sistema meta (en el sentido de Hawkins & Hattori 2006) para compensar la inaccesibilidad de ciertas áreas gramaticales. En los resultados, resalta la diferencia en las estrategias usadas: los participantes anglófonos utilizan una estrategia que sí se basa en rasgos aspectuales (aunque sean del aspecto léxico), los alemanes se quedan en la superficie buscando lexemas particulares en los que basan su selección.
2.6 Asunciones sobre la variación: establecer el marco teórico
Después de haber presentado las generalidades y los puntos críticos de las diversas teorías, es necesaria una aclaración de las asunciones que se toman a continuación.
Los datos provenientes de los estudios en las secciones anteriores evidencian de manera muy clara que la hipótesis de la diferencia fundamental no puede verificarse. Consecuentemente, en lo siguiente será asumida una función esencial de procesos innatos específicos de la adquisición de lenguas (domain-specific) y, por lo tanto, en algún sentido, un acceso a la GU. Aquí, “en algún sentido” quiere decir que, de acuerdo con lo que ha revelado Lardiere (2009), el reensamblaje de rasgos se presenta como difícil, y una interferencia ejercida por el sistema de la L1 nunca podrá evitarse.
Siguiendo a Slabakova (2009), Ayoun & Rothman (2013) resaltan que, en lugar de plantear la cuestión de una existencia de diferencias fundamentales entre la adquisición de primeras y segundas lenguas, es necesario describir el proceso mismo de la adquisición. Solo esta descripción puede contribuir a una comprensión más profunda de los procesos implicados. Es esencial explicar cómo se reensamblan los rasgos, debido a qué factores el reensamblaje se ve dificultado, y si puede resultar imposible debido a inaccesibilidades parciales.
La explicación de la variación a partir de una oposición jerárquica entre micro- y macroparámetros (Roberts 2014) resulta particularmente relevante en este contexto. Es decir, si la L1 y la L2 en cuestión se diferencian solo a través de distintos microparámetros, la tarea del reensamblaje va a reducirse a pocos pasos. En cambio, una diferencia en cuanto a los macroparámetros requiere un reensamblaje más costoso. El aprendiz tendrá que retroceder toda la jerarquía hasta aquel punto en que se encuentre el macroparámetro responsable para la variación, disociarlo de su valor nativo, y asignar todos los rasgos subordinados a las formas correspondientes.
Las secciones siguientes se ocuparán del sistema verbal que afecta a varias interfaces entre sintaxis, semántica y pragmática, y –como se va a demostrar– que representa un área muy apta para examinar las distintas predicciones de las varias hipótesis presentadas.
Se partirá de la base de que sí se mantienen procesos específicos de la adquisición del lenguaje. Sin embargo, la comparación entre las distintas configuraciones de los rasgos en las dos lenguas implicadas (L1 y L2) va a ser fundamental para explicar distintos modelos de adquisición. Por esto, se eligen las lenguas alemán y español que, en lo que concierne al sistema verbal, representan configuraciones extremamente diferentes.
Para poder formular afirmaciones sobre la adquiribilidad de ciertos rasgos, y así concluir a favor o en contra de la accesibilidad de la GU, en primer lugar, se precisa una descripción detallada de los sistemas implicados. Concretamente, se mostrará que el español y el alemán se diferencian en un nivel macroparamétrico, ya que solo en la primera lengua existen marcajes del aspecto gramatical que interactúa con las nociones de los tiempos del pasado. Para poder adquirir una competencia del sistema meta, el hablante alemán necesita comprender e interiorizar el concepto del aspecto gramatical, lo que, a su vez, requiere la accesibilidad de dichos rasgos.
3 Un ejemplo de la adquisición de rasgos: Los sistemas temporal-aspectuales
3.1 Modelos temporal-aspectuales: definiciones generales y problemas
El verbo representa el núcleo del predicado de toda oración, y por lo tanto es esencial y central para cualquier ámbito al que concierne la lengua en cuestión. Codifica informaciones relevantes del evento o de la acción que se describe, y establece relaciones entre los diversos actuantes y entidades afectadas. Así, el adquiriente (tanto de primera como de segunda lengua) entra en contacto con esta categoría desde el principio, y le será difícil aplicar cualquier estrategia de evitación (Guijarro-Fuentes 2005a: 142). Esto es, resulta altamente complicado evitar el tema en sí, o sustituirlo por usos de paráfrasis o sinónimos (véase Faerch & Kasper 1980: 91). En otros fenómenos gramaticales, estrategias similares se atestan frecuentemente entre aprendices de segundas lenguas (Kleinmann 2006; consúltese también Cohen 2014, Williams & Burden 1997). Aparte de esta inmensa importancia que posee el verbo gracias a su función, resulta igual de inmensa la complejidad de los rasgos que lo constituyen. El verbo no solamente establece las relaciones, sino también especifica la acción efectuada según el tiempo, el aspecto y el modo, y aporta sus propios rasgos léxicos que resultan imprescindibles para comprender cualquier oración.
Centremos, en lo siguiente, la atención en las nociones de tiempo y aspecto. Especialmente en las clases de español como lengua extranjera, los tiempos del pasado (que dependen del contexto temporal-aspectual de manera crucial) se perciben como inherentemente difíciles y complicados