no quisiera despertarlos
dormidos viven desde hace muchos años.
De cinco años me fui a un internado
tres filas de camas había en el dormitorio
separadas por un buró y una silla.
Cuando la noche llegaba
y el temor volvía a hacerse presente
el alma se aprisionaba
las lágrimas con la almohada se fundían
pidiendo al sueño que llegara
para poder dormir sin miedo ni tristeza.
El desprendimiento del hogar
¡me pareció muy divertido!
yo era una inquieta castañuela.
La rutina y disciplina del colegio
cambiaron mi alegría por el desgano
enfermé y un mes estuve en cama.
La enfermedad cobró con lágrimas mis anhelos
y el deseo de tener muchos juguetes
solo vivió dentro de mis fantasías.
El viernes se convirtió en el mejor día de la semana
para regresar la tarde del domingo.
La dura disciplina formó mi carácter
y el orden pasó a ser parte de mi vida.
En mi niñez herida quedó mi alma para siempre
en ocasiones aún supura y duele.
¡La vida me sonrió de nuevo!
Volvió conmigo la alegría
pero aún guardo en el triste
recuerdo creciendo
a una niña sin su madre.
Poesía en desuso
Hoy solo te cuento
que en la poesía
tú tienes un arma
en que bellamente
tú abres el alma.
Le escribo a mis hijos
le escribo a mi esposo
le escribo a mis nietos
le escribo al recuerdo.
¿Acaso es pecado
que afloren las frases
en las que describes
cómo tú te sientes?
Yo solo te pido
que guardes silencio
y que te permitas
llenar tu vacío.
Sin prisas, sin juicios
deja que llegue como brisa fresca
como cuando vas al río
sentirás que entonces
recuperas fuerzas
y borras tu hastío.
Escribir poesía
es como un manantial
que brota de dentro
poniendo en palabras
lo que llevas dentro.
La separación
De separación ella supo desde niña
perdió el cobijo de familia
su adolescencia se llenó de interrogantes
y las noches de llanto y pena.
Una niña que dolida
se hundió en llanto devastada
recordando el hogar que un día de invierno
dejó sin fecha de regreso.
Muchas horas de preguntas sin respuestas
y no acababa de llegar ese consuelo
quiso encerrarse dentro de su fortaleza
y si hay un alma sincera, esa es la suya.
Corazón pequeño, henchido de tristeza
no encuentra calma ni alegría
solo el tiempo curó a aquella niña
de todas sus tristezas.
La vida le compensó con creces
por esos años de tanto sufrimiento
necesitada estaba ella de cariño
encontrándolo en el corazón de su madrina.
Memorias del corazón
Con blanca luz escribía
cuando de noche se hacía
pues sus memorias quería
dejar plasmadas ahí.
Ella siempre elegía
para su simple poesía
las cosas que bien guardaba
o el corazón le dictaba.
Muy lejos de sus padres creció
pues educarla querían
su destino lo tenía
ya marcado desde niña.
En maestra se convirtió
y a sus alumnos amaba
el trabajo le encantaba
gustosa siempre lo hacía.
En esposa, madre y abuela
ella se convirtió
al lado de un hombre bueno
que su amor siempre le dio.
Cinco hermosos hijos tienen
amor a todos les dio
con esmero los ha educado
para hacerlos gente de bien.
Crecieron y se casaron
y de nietos los llenaron
Tito y Tita les dicen ellos
todos son angelicales.
Escribiendo para todos
por amor a la poesía
muy contenta está la abuela
de plasmar lo que quería.
Mirando al futuro
Era un día de invierno
el aire frío se colaba por debajo de las puertas
¡pero mi corazón ardía!
Desperté y volví a mirar mi mano
para confirmar que era verdad
que