Vida campesina en el Magdalena Grande. Fabio Silva Vallejo. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Fabio Silva Vallejo
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Социология
Год издания: 0
isbn: 9789587463484
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la metodología de diagnóstico participativo mediante el instrumento de “árbol de problemas y árbol de soluciones”.

      De esta manera, encontramos que en el primer capítulo se realiza una aproximación a tres de las principales dinámicas del poblamiento campesino en los departamentos del Cesar, Magdalena y La Guajira, poniendo de relieve la importancia de entender los diferentes conflictos históricos del país para comprender las diferentes oleadas de poblamiento de otras regiones hacia estos territorios. Así mismo, la herencia de las comunidades afrodescendientes representa una profunda huella en la historia de las comunidades campesinas del Magdalena Grande, al extenderse y mezclarse con otras culturas y generar un proceso de empoderamiento del territorio —más fuerte en unas zonas que en otras— que, sin duda, ha marcado el desarrollo histórico de las comunidades campesinas. Finalmente, la roza como actividad económica permite entender oleadas migratorias que son permanentes en el tiempo y el territorio, debido a la búsqueda constante de la tierra en la cual tener un cultivo permanente y, de esta manera, un proyecto de vida.

      Para el desarrollo del segundo capítulo de este libro se realizó un estudio de caso de exploración a tres poblaciones que están asentadas en la Sierra Nevada de Santa Marta: este aborda el contexto de la colonización, las relaciones históricas que se construyeron con las guerrillas y los paramilitares y el café. Para este capítulo se escogió el corregimiento de Minca, ubicado en el municipio de Santa Marta, y los corregimientos de San Pedro de la Sierra y Siberia, ubicados en el municipio de Ciénaga. Estos tres corregimientos son poblados a partir del proceso de colonización agrícola, del proceso de colonización espontánea y de un efímero proceso de colonización armada.

      Los tres corregimientos han tenido una dinámica económica a lo largo de su historia por el cultivo del café y el cultivo de marihuana —entre otros aspectos—, que han sido dignos representantes de la economía local, regional, nacional e internacional. Por otro lado, en estas tres localidades hicieron presencia la guerrilla de las FARC-EP, el ELN y grupos paramilitares. Así mismo, estos tres corregimientos hacen parte del denominado “cinturón cafetero de la Sierra Nevada de Santa Marta” y sobre sus habitantes se han construido estereotipos que van desde “destructores del bosque”, hasta “marimberos”, “guerrilleros” y “paramilitares”.

      Los corregimientos de Minca, San Pedro de la Sierra y Siberia se construyeron a partir de los periodos de colonización: una colonización dirigida por el Gobierno local, que se llamó la “colonización extranjera”, y otra colonización ligada al periodo de la violencia política de los años cincuenta. Los extranjeros y los campesinos se sostuvieron a partir de la economía del café y, por último, de los cultivos de marihuana. Todo lo anterior, empatado o cruzado con los periodos de violencia de los grupos guerrilleros y paramilitares; periodos que generaron distintas dinámicas sociales y relaciones con el actor que controlara la zona.

      Es importante resaltar que en este capítulo, además de la búsqueda de información primaria, en las etnografías se trianguló dicha información con fuentes secundarias: es decir, con datos obtenidos de documentos oficiales como los provenientes de los planes de desarrollo municipales, de los informes de organizaciones defensoras de derechos humanos, del Centro Nacional de Memoria Histórica, del DANE, de los planes de ordenamiento territorial, de artículos y textos de carácter científico, entre otros. Esto permitió, así, una mirada complementaria sobre lo que se argumenta de los pueblos campesinos frente al sentir y vivir de estas comunidades que han sido marginalizadas históricamente de los escenarios de poder.

      En el desarrollo del tercer capítulo las historias de vida fueron fundamentales a la hora de acercarnos a las realidades de las comunidades campesinas de La Guajira, territorio en el que nos encontramos con problemas como la minería a gran escala, la economía ilegal de contrabando, la presencia de grupos armados ilegales y la aridez de la tierra. Sin embargo, a pesar de todos estos obstáculos, las poblaciones campesinas han construido una profunda relación con el territorio, sorteando estos problemas y haciendo de la tierra un lugar productivo para sus familias y para la comunidad.

      Durante el cuarto capítulo, la historia del conflicto marcó un papel fundamental en las narraciones, en la medida en que los hechos violentos que marcaron a las comunidades se convirtieron en un punto de referencia en sus narrativas, permitiendo describir un “antes” y un “después” en el desarrollo de las formas de vida campesina en el Norte del Cesar.

      Por esta razón, para realizar nuestra aproximación etnográfica a las formas de vida campesina en los territorios del Norte del Cesar llegamos a poblaciones que, debido a su ubicación geográfica y a las condiciones medioambientales de sus territorios, nos permiten obtener elementos de análisis sobre las formas en cómo las comunidades se adaptan al territorio para el desarrollo de sus proyectos de vida, los cuales están directamente relacionados con la producción de la tierra.

      Por eso, en este ejercicio llegamos hasta poblaciones como la vereda el Cinco, ubicada en la Serranía del Perijá, donde las condiciones del territorio y el abandono estatal llevaron a las comunidades a realizar cultivos de amapola como única opción de supervivencia; este hecho, como resultado, dejó “la peste” sobre la tierra, impidiendo el desarrollo normal de sus cultivos, por lo que la mora aparece como única opción de salir adelante.

      También recorrimos las tierras de la vereda La Guitarra, ubicada en las faldas de la Sierra Nevada de Santa Marta —en su vertiente suroriental—, cuyos pobladores han tenido que adaptar sus cultivos a las difíciles condiciones del terreno y a la escasez del agua, condición a la que se suma el hecho de que no existe ningún tipo de acompañamiento institucional (dado que se les considera como invasores).

      Así mismo, transitamos por las trochas y los caminos de la vereda Entre Ríos, ubicada en el municipio del Copey, sobre las faldas de la Sierra Nevada —en su vertiente suroccidental—, cuyos pobladores han retornado por su propia voluntad luego de ser desplazados: ahora deben luchar por mantener su vocación agrícola frente a la proliferación de proyectos mineros en su territorio.

      De igual forma, y a pesar de todas las dificultades, pudimos recorrer los territorios y las memorias de los pobladores de la vereda el Toco, ubicada en el municipio de San Diego, sobre la margen izquierda del río Cesar, cuyos pobladores desplazados viven en el casco urbano del municipio de Agustín Codazzí: allí se han organizado para exigir su derecho a retornar al territorio con las garantías mínimas de seguridad que les permitan permanecer en él y poder reconstruir sus proyectos de vida.

      Finalmente, en nuestros recorridos tuvimos la oportunidad de visitar el barrio Bello Horizonte, en Valledupar, donde conocimos a campesinos y campesinas desplazados por la violencia y quienes, en medio de nostalgias, tristezas, pero también de sueños y fortalezas, nos cuentan cómo ha sido el proceso de adaptación de sus vidas a las dinámicas propias de la ciudad, obligándolos a desempeñarse en lo que popularmente se conoce como “el rebusque” y a tratar de reproducir sus conocimientos sobre la agricultura en los limitados espacios que ofrecen sus patios en los ahora llamados “barrios de invasión”.

      En el capítulo cinco, “Vida campesina en el Sur del Cesar”, se detallan los recorridos etnográficos realizados durante los meses de diciembre del 2016 y enero del 2017 en los municipios de Agustín Codazzi, Becerril, La Jagua de Ibirico, Pailita, Pelaya y Aguachica; para el desarrollo de este trabajo, a esta última, que limita directamente con la Serranía del Perijá —principal frontera agrícola, área limítrofe entre Colombia-Venezuela y escenario de diversas disputas y conflictos sociales, ambientales y culturales— la hemos denominado “Subregión: Sur del Cesar”.

      Para la caracterización sociocultural realizada en los municipios que conforman esta subregión se realizaron, en un primer momento de la investigación, recorridos etnográficos fundamentados en la observación participante de los diferentes territorios de estudio y entrevistas semiestructuradas a diferentes líderes campesinos de la región con el objetivo de estrechar lazos, socializar la investigación y conocer así la vida de las poblaciones campesinas desde su propia visión.

      Los recorridos se realizaron en compañía de los líderes de las veredas y los corregimientos que se visitaron, dado que conocer el territorio de la mano con las comunidades permite reconocer y legitimar el conocimiento