Vida campesina en el Magdalena Grande. Fabio Silva Vallejo. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Fabio Silva Vallejo
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Социология
Год издания: 0
isbn: 9789587463484
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económica y armoniosa que tenían los indígenas se fuera poniendo tensa. Los primeros colonos comenzaron a construir carreteables para conectar a las poblaciones de la Zona Bananera con el pueblo de San Andrés. Los colonos construyeron alambiques para la fabricación de aguardiente que era vendido a los indígenas; los indígenas cayeron en el consumo de alcohol y el pueblo de San Andrés cayó en una completa anarquía:

      Las mujeres, quienes nunca tomaban parte en las borracheras, peleaban con sus maridos y como resultado recibían tremendas palizas y hasta fueron abandonadas. En 1949 los hombres efectuaban actos de sacrilegios, tales como fumar y cocinar en la casa ceremonial; los ancianos eran agredidos y aún máma Julián fue atacado en una ocasión, por uno de sus propios hijos y varias veces por otros jóvenes (Reichel, 1953, p. 99).

      El caos, el descontrol y la desidia social en los que cayó el poblado de San Andrés fueron aprovechados por los colonos. Lo mismo hizo un empresario samario llamado Alfonso Campo Serrano, quien decidió hacer la finca Maroma para la explotación de café a escasos cinco minutos de San Andrés (Reichel, 1953). Los colonos habían rodeado por completo a San Andrés; los indígenas kogui, para no tener contacto con estos, deciden abandonarlo y venderles todo a los colonos, partiendo hacia la cuenca media del río Don Diego:

      Pero pocos meses después operó un cambio. Con excepción de máma Julián y de su familia y de unos pocos indios, simultáneamente el resto de los kogi de San Andrés vendieron a los colonos sus casas, cultivo, ganado, trapiches y se retiraron otra vez del contacto, migraron hacia las cabeceras del río Don Diego, sobre la vertiente norte, a una distancia de casi a una semana a pie desde San Andrés, por caminos difíciles e intransitables durante muchos meses del año. Ya en 1947 y 1948 algunas familias habían precedido esta migración, pero ahora todo el grupo migró hacía allá (Reichel, 1953, p. 100).

      De San Andrés no quedó ningún vestigio. Los grandes finqueros le pasaron una máquina al pueblo y lo arrasaron por completo, sin contemplación con las sepulturas de los indígenas. El terreno donde estaba ubicado San Andrés fue aplanado por completo y los nuevos dueños lotearon los terrenos y los comenzaron a vender. Los colonos construyeron sus casas y decidieron cambiar el nombre de San Andrés por el de San Pedro de la Sierra. El pueblo de San Pedro de la Sierra se constituye en el epicentro de la colonización de la parte occidental de la Sierra Nevada de Santa Marta; esto llevó a que nuevos empresarios crearán grandes fincas para la explotación del cultivo de café:

      Existían estas casitas de aquí, había tres casas, está aquí donde estamos nosotros una aquí enfrente y una allá arriba, San Pedro se llamaba San Andrés, era un caserío poquitico, quizá más poquita gente que más caserío que ahora, San Pedro está más poblado. San Javier no existía, era un caserío una finquita regá y después se pobló y se fundó San Javier que hoy en día es una región muy buena… ahí siguieron otras (Entrevista citada en Ortiz, 2017, p. 5).

      El poblamiento del corregimiento de San Pedro de la Sierra se da por la llegada de personas del interior del país; estas personas llegaron huyendo de la violencia partidista. Después del asesinato de Jorge Eliecer Gaitán, en el año de 1948, la violencia se recrudeció en los departamentos de la Zona Andina. Para no ser asesinados o masacrados en sus pueblos, los campesinos decidieron huir a otras zonas del país. Algunos se trasladaron a la capital del país y otros se fueron a las áreas periféricas del país, como los Llanos Orientales y el Caribe colombiano. Muchos campesinos se trasladaron hacia la Sierra Nevada de Santa Marta a trabajar en las fincas de café y colonizar tierras para hacer sus fundos y tener una prosperidad económica:

      Nos radicamos en San Pedro de la Sierra hace 54 años aproximadamente. La razón de la migración fue también la violencia, en ese tiempo había unos grupos que denominaban la chusma, le decían los pájaros, entonces se peleaba por colores. Entonces en razón de que mi madre era, según ella liberal, entonces los grupos contrarios decidieron atacar a esos otros contrarios […]. O sea, había liberal y conservador: conservadores perseguían a liberales y liberales a conservadores, y nosotros éramos el blanco, los indefensos porque como todo el mundo andaba armado pero el que no estaba armado si pertenecía a algún color entonces ese era perseguido y le daban muerte. Y si no huía, se retiraba del lugar, pues lógicamente que moría con su familia, entonces en virtud a eso mi madre decidió emigrar para la costa, nos venimos en el mes de octubre como del sesenta, 1960. Nos bajamos de un tren desde Mariquita hasta Puerto Berrío, Antioquia. De Puerto Berrío cogimos un remolcador de esos que bajaba por el río Magdalena llamado “El Medellín”; llegamos a Barranquilla, gastamos como seis días más o menos… seis noches para llegar a Barranquilla, de Barranquilla cogimos hacía Ciénaga la carretera estaba destapada era un poco de huecos lleno de agua había que pasar por un ferri desde Barranquilla hacia acá al Magdalena, del Atlántico al Magdalena. Llegando a Ciénaga y ahí orientándonos más o menos a la Sierra Nevada (Entrevista citada en Ortiz, 2017, pp. 6-7).

      En la colonización del corregimiento de San Pedro de la Sierra no solo estuvieron las personas que llegaron del interior del país: algunos empresarios de Santa Marta, Ciénaga y Santander ya tenían grandes fincas de cultivo de café. El cultivo de café se había convertido en una obsesión para la clase dirigente samaria y cienaguera debido a que, aunque el café daba buenos dividendos económicos, no tenía el conocimiento para explotarlo porque se había convertido en monopolio de los empresarios extranjeros, quienes tenían el conocimiento sobre cómo sembrarlo y exportarlo. Estos empresarios locales que empezaron a cultivar café en esta parte de la Sierra Nevada tuvieron que traer la semilla de la finca Jirocasa, propiedad de Georges y Guy Opdenbosch:

      Jorge Sumbattoff, Julio Dangond, Mateo Vives, la familia Fernández de Castro y Celio Villalba. Este empresario santandereano estaba radicado en Barranquilla y era propietario de la tostadora “Café Almendra Tropical”. Dangond y Sumbattoff fueron los encargados de conseguir las semillas de café en la hacienda Jirocasaca, que diseminaron por toda la zona de San Pedro de la Sierra (Viloria, 2019, p. 168).

      Estos empresarios consolidaron la economía cafetera en la cuenca del río Frío, pero hay que tener en cuenta que fueron los colonos de la zona andina quienes la afianzaron, extendiendo las zonas de producción de café con la consolidación de pequeñas fincas que, a su vez, se constituyeron en veredas. Muchas personas del interior fueron contratadas como mano de obra para realizar diferentes labores en las grandes fincas. Las grandes fincas —productoras de café— y las pequeñas fincas de los campesinos le dieron un dinamismo económico a la zona, convirtiendo a San Pedro de la Sierra en el principal centro de servicios. Este dinamismo se da porque los empresarios y los campesinos ampliaron el carreteable que uniría a San Pedro con la carretera Troncal de Occidente. Esto llevó a que se consolidara un flujo comercial entre San Pedro de la Sierra y el casco urbano de Ciénaga y, a la vez, hizo que en el pueblo se instalaran comercializadoras de café, tiendas, restaurantes, panaderías y billares. Además, el carreteable hizo que fluyera la mano de obra en tiempos de recolección del grano de café.

      El cultivo de café estabilizó a algunos campesinos en sus pequeños fundos de café en San Pedro de la Sierra; otros trabajadores de las grandes fincas que no tenían tierras decidieron fundar el corregimiento de Siberia, ubicado entre el río Frío y el río Córdoba. El poblamiento del corregimiento de Siberia comienza en la década del cincuenta y fue realizado por campesinos provenientes de la finca Cincinati y Vista Nieve, campesinos provenientes de la finca la Dilia en San Pedro de la Sierra y, por último, campesinos provenientes de la finca Lourdes, propiedad de la familia Fernández de Castro. Los primeros colonizadores que llegaron al río Córdoba fueron los que se independizaron de la finca la Dilia. La primera vereda que fundan se llamó Nueva Granada; esta vereda fue fundada por familias provenientes de Santander que lograron estabilizarse con el cultivo de café. El centro de abastecimiento de estas familias era San Pedro de la Sierra; este contacto hizo que el cultivo de café se desarrollara de manera satisfactoria debido a que podían comprar los insumos químicos para el sostenimiento del cultivo.

      Otros trabajadores de la finca la Dilia se dirigen a la quebrada El Congo y fundan la vereda del mismo nombre. A diferencia de los campesinos que estaban en Nueva Granada, estos se dedicaron al cultivo de arroz, maíz, fríjol, y a la cría de ganado. Algunas familias de las dos veredas antes mencionadas no lograron sostenerse y regresaron