El aprendiz de doma española. Francisco José Duarte Casilda. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Francisco José Duarte Casilda
Издательство: Bookwire
Серия: Estilo de vida
Жанр произведения: Сделай Сам
Год издания: 0
isbn: 9788418811128
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Es el que mejor constitución tiene; además, me recuerda a uno que tuve en mis comienzos.

      Acercándose el señor Manuel Santos con la documentaciones de los potros, se la entregó a mi maestro, que seguidamente les echó una ojeada. Intercambiaban opiniones sobre quién era quién en cada documento y al final, entregándole los papeles al tratante Santos, le pidió precio por la compra de uno.

      –¿Por cuál estás interesado, amigo Luis?

      –Me interesa el más grande, ¿cuánto vale? –le dijo como manifestando deseos de comprarlo.

      Yo me quedé sorprendido por la elección, ya que lo había descartado cuando estábamos los dos solos. El gitano le pidió una cantidad que de entrada parecía excesiva. El señor Luis le dijo que no estaba dispuesto a gastarse tanto dinero y seguidamente le pidió precio por otro potro, en este caso uno de capa negra y calzado de las cuatro patas.

      –Por ese pido lo mismo; mira que su capa y sus calzas iguales son muy demandadas y obtendré buenos beneficios. No puedo quitarle nada al precio que te he pedido por cada uno de los dos.

      –Entonces no me queda más remedio que quedarme con ese mediano y de capa alazana; se ve por su pelo largo y descolorido que ha estado mal alimentado y ha tenido parásitos. Eso sí, si me lo dejas a buen precio.

      –Mira, amigo Luis, nos conocemos de toda la vida y sabes que no te engaño. Sé que eres un gran jinete y quiero que tengas un buen potro. Yo los he cogido a buen precio y por tanto este te lo dejo a la mitad del precio que te he pedido por uno de estos hermanos de camada.

      –Está bien, me quedaré con este, pero con una condición: me lo tienes que dejar unos días en la finca para que lo pueda probar y ver si reúne las cualidades que espero de él. Si por lo contrario no nos gusta, te lo devolvemos. Tú ganarás el trabajo que le haya realizado al potro y el mantenimiento; mira que no es el que más me ha agradado.

      –Trato hecho –dijo el buen tratante, y estrechándose las manos los dos, dieron el trato por cerrado.

      De regreso a la finca le comenté a mi maestro si no hubiese sido mejor dejar una señal por la compra del potro.

      –Amigo Juan, la palabra de un hombre va a misa, y el apretón de manos del señor Manuel tiene tanta validez o más que un papel firmado, aunque no te fíes nunca de otra persona. Hoy en día, las palabras se las lleva el viento; por eso siempre es mejor un documento firmado, y ante testigos para curarse en salud. Es una pena tener que llegar a estos extremos, pero hay muchos que se dedican a la picaresca y el engaño.

      –Entonces, ¿cómo se asegura que mañana vengamos a por el potro y no se lo tenga vendido a otro cliente?

      –Cuando dos personas se conocen y se respetan, esa palabra está por encima de todo el oro del mundo. Crearse una buena reputación y que la gente confíe en ti cuesta mucho; nadie se arriesga por un trato a echar a perder todo lo que ha costado una vida conseguir. Igualmente se conoce a los que van mal por la vida; esos se cierran las puertas ellos solos.

      –Entiendo, maestro, pero lo que sí he aprendido ha sido la lección que me ha dado: cómo preguntó por los otros dos potros y dejó el que le interesaba para el final, haciendo como que no tenía interés por él. Y cuando revisó la documentación del potro se confirmaron sus sospechas.

      –Es familiar de ese al que te dije que se parecía en hechuras. Hace años le vendimos unas yeguas a don Agustín Delgado. Esas yeguas no eran de procedencia española pura como las que tenemos actualmente en la yeguada; eran de las que anteriormente se encontraban en la finca y don Gregorio las quitó para introducir las puras con carta. Esas yeguas eran sufridas, duras, resistentes y con un carácter inigualable. Los potros que se trabajaron a la vaquera, cuando aprendí del vaquero que te conté, eran hijos de esas yeguas y de sementales árabes, ingleses y anglo-árabes. Los hijos de estos últimos eran los mejores a mi gusto, los famosos tres-sangres, predominando la sangre española por parte de las madres. Este potro es nieto materno de la que mejores productos dio, y su madre era hija de uno de nuestros mejores sementales, por lo que la madre debe ser buena, y el padre es un anglo-árabe que ya tiene productos contrastados en varios deportes, y eso es sinónimo de calidad. Además he visto en su genealogía un abuelo que fue padre de uno que yo domé y con el que obtuve mis mayores éxitos en vaquera. ¿Qué más quieres que te diga?

      –Nada, maestro, si ya lo ha dicho todo. Estoy totalmente sorprendido, pero esto que usted ha hecho para comprar este potro, ¿lo hacen todos los jinetes de vaquera?

      –Actualmente ya se están preocupando más por conocer los orígenes, pero falta mucho para que los ganaderos críen el auténtico caballo de vaquera. En otros deportes, como el salto y la clásica por ejemplo, se han utilizado ejemplares que dieron la talla en el deporte; en vaquera hoy en día se ve mucha variedad de razas y cruces, y eso también tiene dividida a la afición. Antiguamente se decía que el bueno era el que servía, pero eso era un error a medias; quiero decir que si después no se conservaban los genes de los productos que eran buenos se perdían, y vuelta a empezar. Mira, este potro que hemos comprado, si sale como espero, nos dará menos trabajo de lo que otro cualquiera elegido al azar hubiera podido ocasionar, porque su genética hará que colabore con nosotros en el adiestramiento.

      –Veo que insiste usted mucho en el físico y la genética en el momento de elegir un animal para trabajar para la doma. Cuando yo vivía en el pueblo miraba a los potros y me imaginaba que todos podían valer si sabías domarlos. ¿Tan importante es?

      –Te voy a dar una explicación de manera que lo entenderás fácilmente. Mira, la equitación es un arte, y en este caso el jinete es el artista. Cuando ves una escultura perfecta, piensas que es obra de un gran escultor, o sea de un artista, pero sin un buen bloque de mármol de calidad le hubiese sido imposible realizarla, es decir, contaba con la herramienta ideal para poder plasmar su arte. La equitación es un arte, donde el jinete es el escultor que a base de pequeños golpes de martillo y cincel va moldeando la figura que es el caballo. Sin un buen caballo, el artista nunca podrá plasmar sus conocimientos en el arte de la equitación por muchos conocimientos que tenga sobre la materia. Si pretendemos llegar a hacer una buena obra de arte, lo primero que necesitamos son los ingredientes apropiados. Tú tienes los animales adecuados y un maestro a tu lado para guiarte en el camino correcto, pero aún hay más: aparte de perseverancia y no tirar la toalla, tienes que tener cualidades, talento y capacidad suficiente para sentir al caballo y saber transmitir esas sensaciones. Si tú no tienes cualidades de artista, nada ni nadie hará de ti un gran jinete.

      –¿Y cómo o cuándo sabré si tengo esas cualidades que dice que debo tener?

      –Con mis explicaciones podrás llegar a ser un buen jinete, domar caballos, realizar exhibiciones y ser considerado un gran caballista por los de tu entorno. Pero ser un artista de la equitación requiere un gran tacto ecuestre, mucha sensibilidad e introducirse en la mente del caballo. Esas cualidades no serán alabadas por los aficionados al caballo, pero sí serán reconocidas y admiradas por los profesionales que te vean trabajar, por tu forma exquisita y natural de interpretar la equitación; esa naturalidad dentro de la calidad es donde destaca el buen tacto ecuestre, y solo lo sabrás cuando hayas alcanzado dicho nivel. Es algo que tienes que averiguar por ti mismo; es una sensación difícil de explicar que muchos buscan y pocos encuentran.

      Llegamos a la finca y preparamos la cena en silencio. Mis pensamientos estaban en lo vivido ese día, en todo lo que el señor Luis me había contado, en lo complejo que es el mundo del caballo y lo simple que parece cuando se desconoce el oficio.

      5. El trabajo de un potro a la cuerda

      Edgar Guerrero, profesor de doma holística y experto en etología.

      La tarde del día siguiente, teniendo todo el trabajo realizado y cumplido el horario, mi maestro me mandó sacar el potro español para empezar a darle cuerda como parte de sus primeras lecciones. Con su