Instituciones, sociedad del conocimiento y mundo del trabajo. Gonzalo Varela Petito. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Gonzalo Varela Petito
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Социология
Год издания: 0
isbn: 9786079275358
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fueron considerados como contribuciones “exógenas” al desarrollo económico (Solow, 1979). En consecuencia, fue hasta la década de los setenta, en el marco de un acelerado proceso de globalización y la explosión de nuevas tecnologías, que un creciente número de autores empezó a considerar cada vez más al conocimiento como un componente “endógeno” del desarrollo económico, para postular que en la nueva economía el conocimiento se ha vuelto el factor clave de la producción. Por lo tanto, las economías que tradicionalmente se habían concentrado en los bienes de capital y el trabajo homogéneo como importantes factores de la producción, ahora se esfuerzan por participar en la generación, distribución y uso del conocimiento (Coombs, et al, 1996: 9).

      Economía basada en conocimiento y economía del aprendizaje

      El concepto de economía basada en conocimiento, para Cimoli (2000: 6), es el resultado del reconocimiento de que el conocimiento incorporado en los seres humanos (capital humano) y la tecnología han sido siempre centrales para el desarrollo económico. Pero sólo es en los años más recientes que se ha otorgado mayor importancia a la producción de conocimiento. Hoy en día la economía mundial es mucho más dependiente de la producción, distribución y uso del conocimiento como nunca antes.

      El término economía basada en el conocimiento o economía del aprendizaje, deriva del pleno reconocimiento del papel que desempeña el conocimiento y las nuevas tecnologías —particularmente las tecnologías de la información y la comunicación, in extenso (TIC)— en las economías modernas (Foray y Lundvall, 1996: 9). En otras palabras, las economías basadas en el conocimiento o el aprendizaje son economías que se apoyan directamente en la producción, distribución y uso del conocimiento y la información.

      Se ha sostenido (Guile, 2001: 470) que la nueva economía del conocimiento se caracterizará, entre otras cosas, por: 1) un “modo informacional de producción” (Castells, 2001); 2) las personas más que los factores tradicionales de producción (trabajo y capital) se convertirán en el principal recurso de valor y crecimiento económico en este nuevo tipo de capitalismo (Drucker, 1994); 3) como consecuencia de lo anterior, en el futuro un número creciente de las actividades productivas demandará cada vez un mayor uso de las capacidades intelectuales y creativas de los trabajadores; 4) el sector del conocimiento estará localizado cada vez más fuera del sector manufacturero, tendiendo a concentrarse en los sectores de servicios comerciales y personales (Bell, 1976); 5) los profesionales (investigadores, científicos, ingenieros, técnicos y administradores) altamente educados, constituirán los “trabajadores simbólicos” (Reich, 1993), quienes deberán tratar con procesos de información complejos; participarán en la creación de productos y procesos innovadores, y orientarán su actividad hacia diferentes sistemas tecnológicos (redes locales, sistemas expertos o sistemas de producción integrada por computadora), y 6) las universidades desempeñarán un papel central en la economía del conocimiento, como formadoras de un nuevo tipo de trabajador del conocimiento y el desarrollo de la investigación básica y aplicada, los cuales estarán fuertemente vinculados a los sectores de la nueva economía (Carnoy, 1994; Castells, 1994).

      La hipótesis que se encuentra detrás de la “economía basada en el conocimiento” o “economía del aprendizaje” es que “la tasa de cambio y por tanto la necesidad por un aprendizaje rápido se ha incrementado”. De esto se sigue que lo que importa para el desempeño de la economía no es tanto el conocimiento que poseen los agentes y organizaciones en un momento determinado, sino sobre todo la capacidad de aprender (y olvidar). En consecuencia, el aprendizaje y particularmente el aprendizaje de nuevas competencias y habilidades es un “proceso interactivo” (Lundvall, 1992: 21).

      Aunque muchos rasgos de la economía del conocimiento o del aprendizaje se sustentan en el creciente uso de tecnologías de la información y la comunicación, no debe confundirse con la llamada sociedad de la información. Por una parte, las TIC proporcionan a la economía basada en el conocimiento una nueva y diferente base tecnológica que modifica sustancialmente la producción y distribución del conocimiento; por la otra, facilitan su adaptación al sistema de producción. Pese a esta interacción, una de las características distintivas de la economía del conocimiento es la necesidad de aprendizaje continuo de información codificada y competencias para el uso de información.

      En este contexto, el aprendizaje es definido como “un proceso, cuyo núcleo es la adquisición de competencias y habilidades que permiten al individuo que aprende ser más exitoso al alcanzar las metas individuales o aquellas de su organización. Ello también implicará un cambio en el contexto de significado y propósito para el individuo y afectará su conocimiento”. Esto corresponde estrechamente a lo que comúnmente se entiende por aprendizaje y a lo que los expertos en aprendizaje, quienes no son economistas, entienden por este concepto. Es también la clase de aprendizaje más crucial para el éxito económico (OCDE, 2000: 29).

      Este concepto difiere de las definiciones de aprendizaje formuladas desde la teoría económica, donde éste es entendido como adquisición de información o analizado como un fenómeno no explicado pero que se refleja en el crecimiento de la productividad. Puesto que el acceso a la información se vuelve cada vez más fácil y menos caro, las habilidades y competencias relacionadas con la capacidad de seleccionar información, reconocer las pautas de información, interpretar y decodificar información, así como aprender nuevas y olvidar viejas habilidades, son cada vez más demandadas y constituyen en sí mismas formas de aprendizaje.

      Aspectos centrales de la economía de la innovación: el rol de conocimiento

      De acuerdo con Cimoli (2000: 23), desde los planteamientos desarrollados por Solow (1956) sobre el cambio técnico como un proceso residual no explicado, hasta el concepto de sistema nacional de innovación, ha habido gran cantidad de literatura que ha cubierto diferentes aspectos del proceso de innovación. Para Aboites y Dutrénit (2003: 7), diversas instituciones e investigadores han contribuido al esfuerzo analítico en este campo. Destaca particularmente un conjunto de autores que permitieron avanzar significativamente en la explicación de las trayectorias de crecimiento basadas en la innovación: Freeman (1975), Nelson y Winter (1982), Nelson (1993), Lundvall (1992), Teece, Pisano y Shuen (1990).

      Cimoli y Della Giusta (2003) han analizado el derrotero teórico de los estudios sobre la innovación. Aquí los tomamos como base para sintetizar algunas ideas que resultan relevantes para nuestro trabajo. Un planteamiento que nos parece interesante traer a cuenta es el paso de enfoques de naturaleza lineal para analizar los procesos de cambio técnico y tecnológico, a explicaciones o modelos analíticos que adoptan una perspectiva interactiva de estos procesos.

      El modelo de cambio técnico propuesto por Schumpeter en The Theory of Economic Development era de una naturaleza lineal, ya que iba de una relación que corría de la invención, a través de la innovación y la difusión. Este modelo fue etiquetado como “science (and technology) push”. Con el modelo llamado de “demand-pull” derivado del análisis de Schmookler, se desarrolló una línea de causación opuesta a la anterior, en la que se argumentaba que las variaciones en las invenciones eran motivadas por condiciones económicas, con las que los resultados estaban positivamente correlacionados, por lo que se podría derivar una relación que corría del crecimiento económico a la innovación (Cimoli y Della Giusta, 2003).

      Sin embargo, estos dos modelos de explicación del cambio técnico sufrieron múltiples críticas, basadas, como lo afirman Cimoli y Della Giusta (2003), en que ignoraban lo que pasaba dentro de las empresas, que eran tratadas como cajas negras, tal como lo había sostenido Rosenberg (1982). Con el trabajo de este último autor el modelo de cambio técnico se hizo más complejo,

      primero porque los insumos científicos resultaron cada vez más importantes en el proceso innovativo y las actividades de ID más complejas, por lo que era necesario adoptar una perspectiva de largo plazo en la planeación de esas actividades en las empresas. Y, en segundo lugar, porque la innovación generada por los procesos de aprender haciendo [(learning-by-doing)] y los aspectos relacionados con el conocimiento contenido en la gente y en las organizaciones también adquirían un significado importante (Cimoli y Della Giusta, 2003).

      Después