Renovar los procesos educativos en la sociedad del conocimiento digital. Rolando A. Carrasco González. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Rolando A. Carrasco González
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Учебная литература
Год издания: 0
isbn: 9788418730184
Скачать книгу
Así, la actividad empresarial aporta beneficios a largo plazo para las universidades. Debe hacerse notar también que la administración de la universidad está orientada a conseguir fondos y apoyar compañías en su entorno local. En Chile, por ejemplo, la creación del Consejo Nacional de Innovación para la Productividad (con la participación de entidades estatales de promoción de la inversión, investigación y desarrollo empresarial Corfo, Conicyt, Fondef y GoToMarker) manifiesta el intento de contratar científicos e ingenieros, para agregar valor (a corto y largo plazo) a los recursos primarios de exportación actual. Otros esfuerzos similares en países latinoamericanos han tenido lugar, pero también con limitados alcances y generalmente excluyendo a las universidades. Para mejorar el bienestar de los países, se requiere una visión más amplia, en que se conciba la posibilidad de crear valor de ideas y conocimiento, como lo tienen países como los de Europa, donde hay escasez relativa de recursos naturales (comparado con Chile) y no queda otro remedio que desarrollar tecnología, maquinaria inteligente, automatización de los medios de producción y servicios y crear conocimiento para poder crear empleo y bienestar a sus ciudadanos. Eso representa un ejemplo para ampliar en Latinoamérica, donde no se encuentran muestras de semejante innovación en la agregación de recursos naturales de exportación casi sin tratamiento, limitando el desarrollo del país y las oportunidades de empleo para científicos e ingenieros en puestos dignos de una buena formación.

      Otra carencia en la educación en general es la enseñanza de la creatividad. Esta se define como la capacidad de generar nuevas ideas o conceptos, y de nuevas asociaciones entre ideas y conceptos conocidos habitualmente para producir soluciones originales. La creatividad es sinónimo del pensamiento original, y si se aspira a tener una sociedad más inteligente y basada en el conocimiento, se debe tener profesionales que estén dispuestos a aportar nuevas ideas y crear valor agregado a los recursos naturales; desde este punto de vista, es necesario pensar como científico e ingeniero para así resolver problemas. En los países menos desarrollados, que cuentan con sistemas educativos metodológicamente retrasados, la creatividad se inhibe puesto que a los estudiantes se les fuerza a la repetición de fórmulas y contenidos (memorizar contenidos sin comprender profundamente sus alcances es algo muy negativo para el aprendiz), aun cuando los currículos se diga que están orientados a la formación por competencias. La creatividad en conjunto con la innovación intercala en el entorno empresarial. A medida que los mercados se hacen competitivos, estos elementos toman un papel protagónico para desarrollar ventajas competitivas para mantener posición en el mercado y el éxito. La creatividad se caracteriza por la capacidad de descubrir/inventar procesos nuevos, encontrar patrones ocultos, hacer conexión entre fenómenos aparentemente no relacionados y así generar soluciones.

      La innovación es fundamental en una sociedad de conocimiento. Esta desarrolla la implementación de ideas en nuevos o mejores productos, servicios o procesos existentes, que crea valor para los negocios, la salud, la educación, la sociedad y los gobiernos. Hoy en día se dice que hay dos tipos de innovación. La primera es la innovación sostenedora, que quiere decir que una empresa realiza desarrollos en productos que ya tienen, para clientes que ya existen y que tienen un mercado y un modelo de negocio ya establecidos. Por otra parte, existe la innovación disruptiva (Christensen & Bower 1995), la cual se produce cuando una empresa lanza un producto o servicio con tales características que genera un nuevo nicho de mercado y nuevos clientes5. Una economía de conocimiento, basada en la innovación y los emprendedores estimula fuertemente la educación, el desarrollo tecnológico y la investigación científica.

      Un grave problema es cuando un sistema educacional, a cualquier nivel que sea, inhibe esa capacidad de innovar para transformar el hacer y el producto educativo. Muchas veces se castiga la innovación a raíz de programas o sistemas de acreditación de calidad que ciertamente ponen barreras infranqueables para hacer cambios. Lo que se necesita es una manera de evaluar adecuadamente dichos cambios, sus perspectivas de alcanzar transformaciones importantes y relevantes en el producto de la educación. Pero no prohibirlos o censurarlos, porque ello inhibe lo más importante para un sistema educativo que es su capacidad de innovar en estructuras, metodologías y contenidos.

      El término «innovación» (Gross. B, Lara 2009), sin duda, es una palabra de moda, se utiliza de forma muy diferente y adquiere múltiples significados según el contexto. En el mundo de la empresa, de las universidades y de las organizaciones, se está usando de forma constante como un elemento de valor y de diferenciación. Por ello, nos parece necesario situar el propio concepto de innovación y establecer el sentido que le otorgamos dentro del contexto universitario. Dicho concepto ha evolucionado con el pasaje de la sociedad industrial a la sociedad de la información. El modelo de innovación asociado a la industria se ha basado en un esquema cerrado en el que el proceso de innovar estaba monopolizado por la empresa. Apenas existía comunicación con el mundo universitario y cada uno de los ámbitos se desarrollaba por vías independientes, con escaso diálogo y contacto. La aproximación entre la universidad y la empresa se ha ido potenciando e incentivando poco a poco, y, en este sentido, tienen una especial relevancia programas de ayuda a proyectos competitivos internacionalmente, incluidos los nacionales, que han servido para vincular la investigación con el desarrollo y la innovación, acercando ambos mundos. Así, la universidad proporciona conocimiento que puede convertirse en un producto a ser patentado e incorporado al mercado.

      En la sociedad actual, el conocimiento ya no es monopolio de las universidades porque las empresas y corporaciones han creado sus propios complejos de investigación e innovación. Los repositorios de conocimiento son abiertos y las universidades se interesan por los problemas del mercado y las empresas se han empezado a preocupar del hacer en las universidades. Hay una mayor globalización en la investigación y en el desarrollo. La información, la formación y el conocimiento se encuentran en primer plano, mediados por tecnologías que facilitan y transforman de forma rápida los procesos de comunicación, el acceso a la información y la producción del propio conocimiento. En este contexto, la innovación surge como un elemento de creación de nuevos conocimientos, productos y procesos. Forma parte de la creación del conocimiento y de la subsistencia de las organizaciones.

      En ocasiones, mejora e innovación caminan unidas sin establecerse claras diferencias entre ambos conceptos. La mejora es conservadora en tanto se sitúa en el camino iniciado que ya ha producido resultados positivos. Los procesos de mejora se pueden planificar y es posible predecir los resultados de una forma bastante precisa. En cambio, innovar se trata no solo de mejorar un proceso o un producto, sino que implica generar un verdadero cambio. Supone la apuesta por un servicio, proceso o recurso que introduce elementos de valor diferenciados, y que conlleva, además, un valor agregado de calidad. Implica asumir riesgos ya que no se conocen a priori ni el camino ni los resultados que se van a obtener, aspecto este muy importante ya que muchas organizaciones adoptan posturas en extremo conservadoras, precisamente por el hecho de que consideran el riesgo como una amenaza.

      La innovación está relacionada con la obtención de nuevos conocimientos y con procesos creativos. Y aunque es posible considerarla como un rasgo característico de determinadas personas que tienen for-mas creativas de solucionar problemas o plantear cuestiones diferentes, nuestro enfoque no pretende convertir la innovación y la creatividad en rasgos de personalidad o en componentes de una actividad que involucra únicamente a una parte del personal de una organización.

      Varios gobiernos latinoamericanos han intentado gestar políticas destinadas a superar la cultura «extractiva» que no añade valor por medio de inteligencia incorporada a la producción. Esto se ha intentado por medio de políticas de subsidio que fomentan iniciativas privadas, tanto para empresas ya establecidas como hacia la comunidad científica, que desean emprender algún producto o servicio relacionado con el desarrollo científico y/o tecnológico. Los resultados de estas iniciativas políticas se han mostrado poco eficaces: hay muchas ofertas y discursos políticos, acompañados de fondos estatales muy reducidos. Por otra parte, el apoyo de las empresas privadas es muy limitado ya que no existe una cultura de innovar para desarrollar una economía de conocimiento. La mayoría de las empresas instaladas en los países desarrollan sus actividades en el área de la explotación y extracción de recursos naturales, por lo tanto, no les interesan las mentalidades minera y colonialista. Aunque existen experiencias como el caso