Camilo, un sanado herido. Consuelo Santamaría Repiso. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Consuelo Santamaría Repiso
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9788428835183
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morales, espirituales y sociales es evidente.

      En la Italia de san Camilo también sufrieron estas consecuencias y se dieron muchos cambios de mentalidad en sus habitantes. Estamos en una época de esplendor artístico que favorece e imprime carácter sobre todo a la clase noble y alta. Los cortesanos formaban parte de esta clase alta que, además de combatir y tratar de conquistar tierras para Italia, dedicaba parte de su tiempo a actividades culturales, como la música, la pintura o la literatura.

      Dentro de la clase noble estaban los mecenas, que patrocinaban las obras de los artistas, convirtiéndose en sus bienhechores y protectores. La fama del artista influía en la fama del mecenas, aumentando con ello su prestigio, y viceversa, cuanto más poder tenía el mecenas, más consideración para el artista.

      La fuerza del conocimiento de los clásicos de Grecia y Roma fue tal que surge un movimiento humanista que pretendía romper con las tradiciones medievales, no solo en lo político y social, sino en lo artístico, lo literario y, sobre todo, lo ideológico.

      Los avances en las técnicas de agricultura cambian la mentalidad del agricultor. El comercio empieza a tener auge, llegando a configurar una nueva clase social burguesa, la de los mercaderes.

      Este es, de manera muy esquemática, el panorama político, económico y social de la Italia cuna de san Camilo.

      2. El nacimiento

      Camilo nació el 25 de mayo de 1550 en Bucchianico, un pueblito de la región de los Abruzos del reino de Nápoles. En esta región, los pueblos eran belicosos y muchas personas allí nacidas se dedicaban a la guerra y se alistaban en el ejército para batallar en diferentes frentes y conquistas. Fue una época marcada por personajes dedicados a las artes y a las ciencias. Leonardo, que muere en 1519, o el gran Miguel Ángel, también polifacético, gran arquitecto, pintor y escultor, que muere en 1564, entre otros. Todos ellos van marcando estilo y abren puertas a intelectuales y artistas de la segunda mitad del siglo XVI, como el genial astrónomo, físico y filósofo Galileo Galilei o el pintor Caravaggio, nacido cuando Camilo de Lelis tenía 21 años.

      Pero en esta época no solo hay que resaltar las figuras de artistas, sino también de grandes santos que influyeron mucho en la religiosidad y espiritualidad de la época y, en consecuencia, en Camilo. Figuras como Felipe Neri, cuya proyección espiritual marcó la vida de Camilo; san Juan de Dios, fundador de la Orden Hospitalaria, portugués que, llegado a España, oye una predicación de san Juan de Ávila y le produce tal impacto que le lleva a cambiar su vida de forma radical, haciendo de su principal característica humana y religiosa el acoger a los necesitados de asistencia sin poner condiciones. Esta actitud será asumida también por Camilo, poseyendo su vida de manera radical. Estos y otros muchos santos de la época influyeron en la trayectoria espiritual de Camilo.

      Por otra parte, el prestigio de la mística franciscana del recogimiento influyó en santos como Teresa de Jesús y Juan de la Cruz, y a la vez estos influyeron en los santos de vida activa con la mística de la acción, ya que, sin abandonar la contemplación, pasan a la acción contemplativa de ver en los pobres y los enfermos el rostro de Dios. En el capítulo 3 hablaremos de la mística de la compasión adoptada por san Camilo.

      El día 25 de mayo se celebraba la fiesta de San Urbano, que fue obispo y mártir. En Bucchianico era una gran fiesta, porque la iglesia estaba dedicada a ese santo; es más, allí estaban sus reliquias. Según nos cuenta Cicatelli:

      El mismo día que nació Camilo, su madre estaba participando en los actos litúrgicos y mientras, arrodillada y atenta, recitaba sus oraciones, fue asaltada por los dolores de parto; rápidamente se dirigió a su casa a dar a luz. Poco faltó, pues, para que Camilo naciera en la iglesia (p. 43)1.

      3. Su nombre

      Como era tradicional en aquella época, los bebés nacidos tomaban el nombre del santo que se festejaba el día del nacimiento. Llevar el nombre del patrón del pueblo hubiese sido un gran honor; sin embargo, parece que el nombre estaba pensado desde hacía mucho tiempo. Tal vez porque la madre se llamaba Camila o bien por la razón que da Cicatelli, el cual ve en el nombre de Camilo una casualidad casi profética en la que interviene el Espíritu Santo. El nombre Camilo es de origen etrusco. Proviene del latín camillus. Los etruscos designaban con este nombre a los niños que asistían a los ministros y sacerdotes en los ritos y sacrificios religiosos. Cicatelli asocia el nombre de Camilo al de «camello» e interpreta que su nombre es profético, porque carga sobre sus espaldas, como un camello, a los pobres enfermos.

      Realmente, profundizando en la vida de san Camilo, podríamos decir sin miedo a confundirnos que «Camilo cargaba como un camello»; hoy día diríamos: «como un burro». No olvidemos que un camello aguanta de cinco a siete días sin comer, soporta cargas pesadas en distancias considerables, transportando hasta 450 kilos.

      Con estas palabras, Cicatelli da a entender la disponibilidad y entrega de Camilo a los enfermos. Hoy en día, «trabajar como un burro» o «trabajar como una mula» hace referencia a aquellas personas que no pierden un minuto en el día y trabajan duro, el mismo sentido que le atribuyó Cicatelli.

      Veremos más adelante cómo Camilo trabaja «como un camello», porque lo hace sin descanso y por los enfermos, llevando sobre sus espaldas una gran carga, la de los pobres enfermos y la de la incipiente comunidad de «siervos de los enfermos».

      4. Su familia

      Su padre fue Juan de Lelis. Nació en Bucchianico también. Pertenecía a lo que se llamaba «una buena familia». Fue militar desde muy joven. Con poco más de 20 años se alistó en el ejército y fue un soldado responsable y respetado. Comenzó como soldado al servicio de España y Venecia, y llegó a ser capitán de infantería bajo las órdenes del emperador Carlos V. Juan participó en la mayoría de batallas llevadas a cabo en Italia dirigidas por Carlos V o algunos de sus capitanes. Participó en muchas contiendas, como la de la toma y saqueo de Roma cuando estaba a las órdenes del duque de Borbón o en la defensa de Nápoles contra los franceses a las órdenes de Mons. de Lautrech.

      Podríamos seguir relatando batallas en las que estuvo, como la toma de Florencia, el asedio de Pinnarolo, Niza, entre otras, y haciéndole todo tipo de encargos bélicos y militares. Cicatelli hace referencia a Juan de Lelis y dice textualmente:

      Yo, Juan, he servido en la milicia desde el año 1527 hasta el presente de modo siempre fiel; y he participado en otros muchos servicios que no escribo porque ahora no recuerdo bien. De lo cual pueden dar fe los ministros de Su Majestad Cesárea y del rey, nuestro señor, y otros príncipes y señores ilustrísimos; y así espero perservar hasta el final de mi vida, siempre fiel al servicio real (p. 46).

      Juan se llevó a Camilo a la lucha cuando este tenía 18 años. Como veremos más adelante, fue un momento difícil para Camilo.

      Su madre fue Camila Compelio, nacida en Loreto, de la región de los Abruzos. Pertenecía también a una de las principales familias de la región.

      Juan y Camila eran personas virtuosas, se casaron y tuvieron dos hijos. José, el hijo mayor, murió siendo un niño. Este suceso destrozó la vida de los padres, pero especialmente de Camila, ya que arrastró un desgarrador duelo por la pérdida de su hijo durante casi treinta años. Siendo ya mayor, y considerada infecunda e inhábil para concebir una nueva vida, pues tenía más de 50 años, se quedó embarazada. Camila, con una edad considerada senil, esperaba un bebé. Este acontecimiento, tanto en la Biblia como entre los que vivieron el embarazo de Camila, fue interpretado como un indicio claro de la intervención de Dios. Es fácil imaginarse el asombro y extrañeza de los habitantes de Bucchianico ante la llegada al mundo de Camilo.

      Al acercarme a Camila, madre doliente, fácilmente vislumbro sus miedos después de perder un hijo y, sobre todo, la angustia al enfrentarse a una nueva gestación siendo mayor. Como madre, soy capaz de suponer los cuidados que tendría durante su embarazo para que ese niño llegase a término precisamente por el miedo de perderlo.

      Soy