Los grandes mitos de Occidente. Ana-Grace Avilés Martínez. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Ana-Grace Avilés Martínez
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9788418649806
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lograr modernidad y desarrollo. Las persecuciones se niegan bajo discursos pseudo-etnográficos, las intervenciones se siguen justificando con discursos del pasado que todavía funcionan, pese a toda la información producida por tantas investigaciones. Hay un eco muy grande entre todas las masacres.

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      Mito número 6

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      «Globalización, un fenómeno reciente»

      Mercantilismo, imperios y colonias

      Según la teoría mercantilista para que un Estado prospere debe poder cobrar impuestos; para poder cobrar impuestos y prosperar, un Estado debe estar en la capacidad de enriquecer a sus pobladores. La teoría mercantilista sostiene además que el comercio refuerza las riquezas nacionales, por lo que, enriquecer a los mercaderes supuso, y supone todavía, el enriquecimiento nacional. Aunque sean estas «solamente» teorías, son pensadas, enseñadas y empleadas como certezas.

      Se cree que la materia transformada en objetos varios se convierte en riqueza material porque se supone que los objetos son capaces de generar bienestar. ¿Por qué muchas cosas siguen siendo valoradas como «riquezas» si no generan bienestar alguno? Ya veremos esto más adelante, sigamos con el mito que corresponde ahora. A los mercaderes de las épocas coloniales se les recomendaba fundar compañías para que vayan a ocupar y a explotar territorios, estos repatriaban todo lo que podían a las tierras imperiales para ahí, distribuir y vender la materia de los lugares colonizados. Las materias importadas eran transformadas para darles valor comercial y de tal manera poder venderlas a mayores precios en las ciudades de los imperios. Así fue cómo se explotaron tierras y grupos humanos desde épocas coloniales.

      La expansión de tipo colonial comenzó en el siglo XVI con la conquista de las Américas, la marcha de los portugueses por el océano Índico hasta la Indonesia actual, etc. Al ser los territorios dominados transformados en dependencias del Gobierno conquistador, la conquista y la posesión de un gran número de tierras, garantizaba muchos beneficios a los conquistadores. Los mercaderes de Occidente, organizados en compañías: portuguesas, holandesas, inglesas, francesas y británicas, recibían derechos y regalías de parte de los Gobiernos reales, esos derechos tomaban forma en los poderes para administrar, en el cobro de impuestos, etc.

      La globalización en la época colonial

      La globalización, vista como el incremento de la dinámica de los intercambios, ha ido sucediendo desde hace siglos. La globalización está ligada a los antiguos imperios coloniales y a sus conquistas ya que, en su afán expansivo y de dominación, se fueron acrecentando los intercambios comerciales, los cuales conllevaron aumento también, en los intercambios entre culturas.

      La esclavitud colonial comenzó en el siglo XV cuando varios países europeos buscaron gente del África negra para llevarles como esclavos al continente americano. Si la globalización supone ser la organización mundial del mercado, el comercio internacional de esclavos fue ya una forma de globalización. El racismo procuró la mano de obra de gente del África que fue a trabajar en el nuevo continente en favor de la economía de Europa. El modelo global ya funcionaba entonces, eso que hoy en día resulta cotidiano, el café, el té, el chocolate, la repostería, el algodón, la porcelana, entre otras tantas cosas, entran en la vida de los europeos en aquel entonces. La industria de las armas fue también internacional porque los comerciantes de esclavos traficaban armas. La circulación de bienes y el mercado, organizado e industrial, creció exponencialmente por las demandas del consumidor de las antiguas ciudades europeas. Los imperios coloniales son la base de lo que se vive ahora porque, desde el poder, impusieron su visión de las cosas, pero principalmente, impusieron su visión sobre las relaciones de intercambio.

      A finales del siglo XVIII, principios del XIX, comenzaron las grandes campañas antiesclavistas promulgando la idea de que es mejor «civilizar» —a los pueblos conquistados— que el tráfico de esclavos. La colonización del África, después de haber estado ligada al fenómeno de expansión, se hizo en nombre de la supresión de la esclavitud. Los poderosos de Europa se sentían superiores, más humanos, con un discurso de buenas intenciones dijeron estar en el deber de llevar el bienestar, «su bienestar» a los pueblos colonizados. Hacemos el bien a los otros y ellos nos pagan con sus riquezas, parece haber sido la consigna; las ideas de Descartes dan razón de la ideología de aquellas épocas, pues este filósofo pensaba que el hombre europeo era superior y que, por lo tanto, estaba obligado a convertirse en el amo del mundo, poseer la naturaleza y controlarla. La superioridad del hombre europeo era el resultado de, los llamados, progresos de la ciencia, la posesión de medios técnicos, las fuerzas militares, etc. Mas, se justificó, sobre todo, en la idea de que Europa se sentía en posesión del verdadero mensaje divino. Estas ideas motivaron todas las conquistas que conllevaron enormes injusticias humanas y, por supuesto, ecológicas.

      Mito número 7

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      «Los discursos de liberación y de justicia son motores de grandes cambios»

      De imperios coloniales a mercados internacionales

      La entrada en la era industrial a finales del siglo XVIII hizo decaer las ventas de lo que se llevaba, desde las colonias, hacia el interior de los imperios. Entonces fue necesario hacer, de las colonias, mercados abiertos para la venta de todo lo que producían las industrias europeas. La mano de obra masiva, fuerte y barata, que provenía de los esclavos, se volvió innecesaria; el mundo obrero comenzó a tomar forma porque fue necesario que la gente laboriosa, además de producir, estuviera en la capacidad de comprar lo que se fabrica en grandes cantidades.

      En el siglo XIX los británicos se olvidaron de las Antillas para concentrarse en la India porque, en esa época, era el lugar en donde más algodón se producía. Los británicos inundaron el mercado de la India con sus productos, fabricados con el algodón que los nativos de la India, ahí mismo producían. El modelo industrial supone conseguir ganancias, es decir, ser rentable con el número de ventas. Es por esta razón que se produce a gran escala, usando maquinaria, ciertamente, pero, además, externalizando los costos. Los costos de producción se externalizan gracias a la explotación de seres humanos, de animales y a la contaminación del medio ambiente que perjudica directamente a la salud y vida de los mismos seres humanos.

      Los imperios son nacionales y compiten entre ellos. Cada uno quiere poseer tierras coloniales para asegurarse fuentes de materias primas primero y mercados de venta después. Las naciones francesa, británica, holandesa, japonesa, rusa —que es capitalista hasta antes de 1917— en las guerras mundiales se debatieron el dominio del mundo. Las dos guerras mundiales debilitaron a los imperios coloniales, fragilizando en consecuencia la idea de estado-nación. La idea de Estados-Nación comenzó a tomar fuerza, desde entonces, al interior de los territorios colonizados con la idea de que es mejor tener un Gobierno propio, aunque fuese malo, que un Gobierno extranjero.

      La rentabilidad, gran motor de transformaciones

      Aquello que transformó la esclavitud en colonización y luego cambió la colonización en independencia, fue la finanza. Cuando es más rentable liberar a los esclavos para convertirles en clientes, desaparece la esclavitud, y cuando resulta caro mantener los territorios colonizados se da paso a las independencias.