ONG en dictadura. Cristina Moyano. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Cristina Moyano
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9789563572346
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los roles de género atribuidos a lo masculino (público) y femenino (privado) como en cuanto a los nuevos roles políticos de las mujeres, que terminarían por demandar “democracia en el país y en la casa”.

      Este movimiento y sus sucesivas elaboraciones teóricas y políticas fueron abriendo espacio a diversas expresiones sociales, culturales y políticas: casas y centros de la mujer, talleres, seminarios, encuentros, publicaciones académicas, así como una “prensa” propia: revistas y boletines.

      El capítulo referido al feminismo popular indaga sobre mujeres líderes de esta corriente, especialmente intelectuales en cierto grado invisibilizadas por su condición de educadoras populares. Desde la perspectiva del análisis de discurso se analizan las metodologías empleadas para desarrollar la conciencia de género en las mujeres populares y las contradicciones que experimentaban, las facilitadoras o “agentes externos” implicadas en estos procesos. Finalmente, se propone una mirada crítica desde el feminismo con relación a la transición, que tendió a la desarticulación de las actorías populares constituidas durante la dictadura. Más en particular, se siguen las experiencias del Programa de Estudios y Capacitación de la Mujer Campesina e Indígena (Pemci) y del Colectivo de Trabajo Social, que publicaba la revista Apuntes para el Trabajo Social, que circuló entre 1981 y 1989.

      Un campo de análisis y de elaboración específico configuró a las intelectuales vinculadas a los sectores populares: la mujer y su cuerpo (sexualidad, familia, pareja, etc.), y la mujer y su vínculo con los otros (la población, el barrio, los servicios, la autoridad, la política, etc.). Con relación a las metodologías, tanto con mujeres urbanas como con mujeres rurales, se trabajó desde la perspectiva de la investigación-acción y de la educación popular, enfatizando en la perspectiva de género. Especial atención se ponía, como se indica en este capítulo, en la constitución de un “yo” individual y colectivo de las mujeres campesinas y pobladoras; en la indagación en las memorias personales y sociales; en el desarrollo de una pedagogía del aprendizaje, cuyo punto de partida era la conciencia del propio cuerpo, así como en los diversos tipos de materiales educativos que facilitaban la expresión y problematización de la experiencia y la propia conciencia.

      Si la educación popular y el Movimiento Social de Mujeres fueron dos campos de reorganización social y de elaboración teórica y política, los temas relativos a la economía, especialmente los modos en que esta modificaba la vida de los sectores populares, fue otra línea relevante e inédita de intervención social y educativa y de elaboración teórica.

      En el capítulo que aborda estos problemas se realiza un seguimiento y análisis del Programa de Economía del Trabajo (PET), que surgió en 1978 en la Academia del Humanismo Cristiano. En sus inicios, el PET elaboraba informes económicos que evaluaban los efectos de la puesta en marcha del modelo económico neoliberal en Chile, pero al mismo tiempo establecía relaciones con el debilitado movimiento sindical y con las emergentes organizaciones de subsistencia que se multiplicaban en los barrios al amparo de la Vicaría y de las comunidades cristianas de base. Tanto los estudios que llamaban la atención y buscaban explicar las deterioradas condiciones de vida de los sectores populares (producto de la cesantía y de la disminución de los roles sociales del Estado) como su acercamiento al mundo de los pobladores llevaron al PET a proponer una lectura de las dinámicas de subsistencia como “Organizaciones Económico-Populares” (OEP). Se trataba de entender las diversas acciones emprendidas por los pobladores para enfrentar el desempleo: comité de cesantes, bolsas de trabajo, talleres productivos, así como el hambre y las carencias alimentarias: comedores infantiles, comedores populares, Comprando Juntos, Huertas Familiares, etc.

      La lectura que el PET realizó de las dinámicas de subsistencia abrió un campo de elaboración inédito en Chile, en el sentido que se buscaba conceptualizar el complejo y heterogéneo campo de la economía popular, en que tradicionalmente convivían estrategias formales (el trabajo dependiente) con múltiples y variadas estrategias informales (trabajadores por cuenta propia). Sin embargo, como producto de la acción social de la Iglesia católica y de los propios pobladores en dictadura, surgieron nuevas formas de asociación económica entre los más pobres que les permitían hacer frente a sus deterioradas condiciones de vida. A estas nuevas formas se las denominó “economía solidaria”. En América Latina, a la diversidad de formas de sobrevivencia económico-populares se les ha llamado también “economía social”.

      Las dinámicas de subsistencia se expandieron a principios de los años ochenta en medio de la crisis recesiva de la economía chilena que precede al estallido de las protestas sociales de los años 1983-1986. En este contexto se propusieron nuevas categorizaciones relativas a las organizaciones de subsistencia: organizaciones de consumo básico; organizaciones de trabajo, organizaciones por problemas habitacionales; organizaciones de servicios y organizaciones laborales. Estas organizaciones fueron no solo debidamente clasificadas, sino también cuantificadas.

      Para los intelectuales del PET, esta red de organizaciones populares estaba dando cuenta de la emergencia de un significativo movimiento social y político más allá de una racionalidad puramente reactiva, al tiempo que comprometía dimensiones subjetivas del campo popular. Sin embargo, se admitía también que más allá de las prácticas democráticas que se vivían en estas organizaciones, no se lograba constituir un nexo adecuado con las concepciones más amplias de la democracia en un sentido institucional. Al igual que la educación popular y que el Movimiento Social de Mujeres, los pobladores asociados a las dinámicas de subsistencia vieron limitados sus horizontes en medio del proceso de transición a la democracia.

      Si en las comunicaciones la dictadura restringió y controló toda forma de expresión de la población, en la educación se pusieron en marcha diversos controles, y en el mediano plazo, transformaciones fundamentales en el sistema educativo nacional.

      El sistema educativo fue intervenido por la dictadura desde la enseñanza básica hasta la universitaria con el propósito de redefinir la formación de los chilenos del futuro, modificando no solo el currículum y los contenidos, sino también sus formas de gestión.

      Para el CIDE (Centro de Investigación y Desarrollo de la Educación), que se fundó en 1964, el panorama de la educación sufrió profundos cambios tanto en los años sesenta como en la dictadura. Este centro surgió vinculado a la Iglesia católica como apoyo a la educación particular en un contexto de reformas al sistema educativo impulsadas por el gobierno de Eduardo Frei Montalva. Se buscaba influir en el papel de la educación particular a nivel nacional, lo que de alguna forma significaba llevar a la Iglesia a una mayor colaboración con el Estado. Sin embargo, la situación se modificó sustancialmente en dictadura cuando esta prohibió a los investigadores del CIDE su acceso a las unidades educacionales pertenecientes al sistema público.

      Limitadas sus posibilidades de intervención en este ámbito, el CIDE orientó sus esfuerzos hacia la investigación y el apoyo a la educación entre los sectores populares organizados, lo que lo llevó a ser parte de importantes iniciativas de educación popular. Con todo, el CIDE no renunció a continuar desarrollando estudios sobre los cambios que se estaban verificando en el campo de la educación pública, de tal modo que convivieron dos “almas” o dos orientaciones de trabajo: la dirigida a la educación formal y la dirigida a la educación informal o popular.

      Entre las iniciativas de educación popular alcanzaron gran relieve el Programa Padres e Hijos (PPH) y los talleres de educación popular. Mientras el primero se desarrolló en sectores rurales y poblaciones de Santiago, los segundos convocaron a centenares de educadores populares de todo el país.

      La producción intelectual del CIDE alcanzó también un importante desarrollo que convocó a profesionales, algunos de ellos con formación de posgrado en el extranjero. Una de las iniciativas más importantes en la articulación de redes e intercambio de la producción académica fue la formación de la Red Latinoamericana de Información y Documentación en Educación (Reduc). En el ámbito nacional, el CIDE estableció vínculos con otras ONG y centros de estudio, especialmente con el Programa Interdisciplinario de Investigaciones en Educación (PIIE) y con Flacso.

      Desde principios de los años ochenta, el CIDE buscó dar seguimiento a los cambios que se estaban produciendo en el sistema educativo a través de la publicación