El sorprendente descubrimiento de que la sabiduría no aumenta mucho con la edad en los adultos, al menos entre las muestras de alemanes y japoneses, se complementa con el descubrimiento de que aumenta de forma espectacular entre los trece y los veinticinco años. En psicología solemos hablar de ventanas críticas del desarrollo. Estas ventanas son épocas concretas de la vida en las que se producen cambios enormes. La mayoría de los niños aprenden a caminar en su segundo año de vida. También comienzan a decir palabras al mismo tiempo. Unos años más tarde, experimentan grandes cambios en su desarrollo cognitivo: comienzan a darse cuenta de que cuanto ocurre en la vida no está totalmente contenido y limitado en sus percepciones personales. Según la limitada investigación disponible, parece que las edades entre trece y veinticinco años constituyen una especie de ventana crítica para el desarrollo de la sabiduría.
LA SABIDURÍA VA A LA IGLESIA
A la luz de esta ventana crítica para el desarrollo de la sabiduría, mi alumno de doctorado Paul se propuso estudiar si un programa de mentoring10 basado en la iglesia, promovería la sabiduría entre los jóvenes adultos, de edades entre dieciocho y veinticinco años. Comenzamos desarrollando un plan de estudios para ocho reuniones de tutoría en grupos pequeños. Para que el proyecto fuera efectivo, tenía que ser un proceso de colaboración, involucrando tanto a Paul como a mí mismo como científicos sociales, así como a los líderes de la iglesia.
¿Recuerdas la definición de sabiduría que dio el pastor Gregg en nuestra comida de trabajo? La sabiduría proviene de la historia de prácticas individuales y colectivas que llevan a tomar decisiones de acuerdo al carácter de Cristo. Gregg desarrolló esto más adelante sugiriendo tres pasos que llevan a la sabiduría.
1 Experimentar a Dios a través de diversas prácticas espirituales (Escritura, oración, silencio).
2 Considerar la propia experiencia en el contexto de relaciones de confianza con otras personas que comparten valores fundamentales comunes (charlas en grupos pequeños con líderes y compañeros).
3 Entender, adaptar y apropiarse de los valores y prácticas que han venido a ser parte vital de una comunidad cristiana concreta (discernir qué se opina de la sabiduría en ese contexto).
Paul y yo comenzamos con la idea que Gregg tenía de la sabiduría, la complementamos con la noción teológica de sabiduría crítica discutida anteriormente y desarrollamos el primer borrador de un plan de estudios de mentoring sobre la sabiduría. Luego, buscamos la opinión de un joven adulto graduado del seminario que nos ayudó a refinarlo y darle forma. Después Gregg hizo algunas sugerencias y preparó las prácticas de sabiduría a realizar entre reuniones. Al terminar el programa, todos estábamos seguros de que algo especial iba a suceder en estos grupos de mentores de sabiduría.
Cada una de las sesiones tenía un formato parecido. Primero, comenzábamos con un breve pensamiento devocional sobre un pasaje particular de las Escrituras. Seguidamente, planteamos una situación vital desafiante, algo que fuera válido para adultos jóvenes. Por ejemplo:
A una amiga tuya le han diagnosticado un cáncer grave que va a demandar un tratamiento difícil con un resultado imprevisible. Quieres mantener la esperanza y alentar a tu amiga, pero interiormente estás preocupado y triste. Tu amiga dice que el cáncer plantea problemas a su fe. Ella se pregunta cómo un Dios poderoso y amante puede permitir una cosa así. Tú también has estado pensándolo y no estás seguro de cómo responder a las preguntas que tu amiga se plantea sobre la fe.
Tras un breve debate en grupo, había un tiempo de meditación y reflexión. Se consultaban otras Escrituras, sentados en silencio, escuchaban respetuosamente a Dios y los unos a los otros, sin apresurarse a encontrar la solución al problema. Después, los participantes hablaban de lo que habían aprendido acerca de la sabiduría al considerar esa difícil situación vital con las Escrituras y la discusión en grupo. La pregunta final de cada semana era más o menos: “¿Cómo puede serte útil el debate de hoy respecto de otras situaciones vitales a las que te enfrentas?” Después se asignaron varias prácticas de sabiduría que había que realizar antes de la siguiente reunión de grupo.
Una de las partes más importantes fue la selección de mentores experimentados. Gregg se encargó de esta tarea, y lo hizo excelentemente. Las mujeres y los hombres que seleccionó como mentores experimentados eran seguidores de Jesús amables, espirituales y apacibles. Paul y yo tuvimos con ellos varias reuniones de capacitación, de planificación y para compartir información, y siempre me sentí enriquecido con su participación.
Hasta aquí esto suena a ministerio, pero recuerda que el objetivo era emparejar la psicología y el ministerio, así que hicimos lo que hacen los científicos sociales: formamos un grupo comparativo, seleccionamos una serie de medidas a administrar antes y después del programa de mentoring de sabiduría, y luego, unas semanas después de la conclusión de los grupos, entrevistamos a los participantes para que nos aportaran sus impresiones.
Nuestro grupo comparativo estaba compuesto por estudiantes de pregrado de aproximadamente la misma edad, que vivían en la misma comunidad donde realizamos el mentoring de sabiduría. Funcionó bastante bien porque la mayoría de los miembros del grupo de sabiduría eran también estudiantes universitarios. Hicimos una serie de encuestas al principio y al final del estudio y también pedimos a los mentores un informe sobre cada uno de los miembros del grupo.
El programa de mentoring duró doce semanas, con seis reuniones en semanas alternas. Lo ideal habría sido tener más tiempo para el mentoring, cuesta imaginar que en seis reuniones se produzca un gran aumento de la sabiduría. Aun así, encontramos algunas diferencias interesantes entre el grupo de sabiduría y el grupo comparativo.
Observamos un aumento general en la satisfacción con la vida en el grupo de sabiduría, pero no en el grupo comparativo (ver figura 1.1).11 Esto puede significar que el mentoring de sabiduría aumenta la satisfacción con la vida, o también que cualquier tipo de reunión en grupos pequeños de más de doce semanas puede que aumente el nivel de satisfacción con la vida. Pero aun así, hay algo particular sobre el grupo que promovió sabiduría. Ten en cuenta que la puntuación de la sabiduría del Cuestionario de la escala secundaria de Sabiduría práctica del pensamiento actuación inteligente aumentaba con el tiempo para el grupo de mentoring de sabiduría, pero no para el grupo comparativo (figura 1.2).12
La satisfacción con la vida se midió con el Nivel de Satisfacción con la Vida: 5. La gráfica muestra un efecto de interacción significativo, con participantes en el grupo de sabiduría que aumentan más que los del grupo comparativo. Ver Ed Diener y otros, “The Satisfaction with Life Scale”, Journal of Personality Assessment 49 (1985): 71–75.
Figura 1.1 Satisfacción con la vida
La sabiduría práctica se midió con el Cuestionario de Sub-escala de Sabiduría Práctica del Pensamiento y Actuación Inteligente. La gráfica muestra un efecto de interacción significativo, con participantes del grupo de sabiduría que aumentan más que los del grupo comparativo. Para más detalles ver Katherine J. Bangen, Thomas W. Meeks, y Dilip