Cuadro 1.2
La sorprendente sabiduría de Jesús
Jesús no enseñó su sabiduría desde un trono, como lo hizo el rey Salomón en el Antiguo Testamento. En cambio, la sabiduría de Jesús pone al descubierto los caminos sorpresivos y misteriosos del irresistible amor de Dios (1 Co 2:7). En lugar de venir como un gobernante triunfante, Jesús —Dios encarnado— vino como un recién nacido alumbrado en un establo maloliente.
Este es el sorprendente Jesús que cambió el mundo para siempre. Todos esperaban un Mesías poderoso políticamente y se les dio un carpintero y predicador itinerante que vivía en las condiciones más humildes y que, finalmente, se humilló al punto de morir crucificado (Fil 2: 5–11).
A lo largo del Nuevo Testamento, vemos la sorprendente sabiduría de Jesús al enfrentarse a los prejuicios imperantes. Su sabiduría era arriesgada, al sacudir los prejuicios tradicionales y enfrentarse a los líderes religiosos de su época. Y cuando aquella sabiduría polémica llevó a su final natural y los líderes del momento arrestaron a Jesús en el huerto, Jesús curó la oreja de su acusador que Pedro le había cortado.
Según el título del libro de Henri Nouwen (2007), está “el camino desinteresado de Cristo: la movilidad descendente y la vida espiritual”.*
Sanando el sábado
Enseñaba Jesús en una sinagoga en sábado, y había allí una mujer que desde hacía dieciocho años tenía espíritu de enfermedad, y andaba encorvada y en ninguna manera se podía enderezar. Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: “«Mujer, eres libre de tu enfermedad». Puso las manos sobre ella, y ella se enderezó al momento y glorificaba a Dios. Pero el alto dignatario de la sinagoga, enojado de que Jesús hubiera sanado en sábado, dijo a la gente:
«Seis días hay en que se debe trabajar; en estos, pues, venid y sed sanados, y no en sábado»” (Lc 13:10–14).
Enseñando paradojas
“Bienaventurados seréis cuando los hombres os odien, os aparten de sí, os insulten y desechen vuestro nombre como malo por causa del Hijo del Hombre.
Gozaos en aquel día y alegraos, porque vuestra recompensa es grande en los cielos, porque así hacían sus padres con los profetas” (Lc 6:22–23).
Mezclándose con pecadores
“Aconteció que estando Jesús a la mesa en casa de él, muchos publicanos y pecadores estaban también a la mesa juntamente con Jesús y sus discípulos, porque eran muchos los que lo habían seguido. Los escribas y los fariseos, viéndolo comer con los publicanos y con los pecadores, dijeron a los discípulos:
«¿Qué es esto, que él come y bebe con los publicanos y pecadores?» Al oír esto Jesús, les dijo: «Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores” (Mr 2:15-17).
Rozando el sacrilegio
“Por tanto, si traes tu ofrenda al altar y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces vuelve y presenta tu ofrenda” (Mt 5:23–24).
Me encanta que Jesús me sorprenda. Su sabiduría da un vuelco a las cosas con el fin de recordarnos cómo se ama a Dios y al prójimo, y cuán profundamente nos ama Dios.
* Henri J. M. Nouwen, The Selfless Way of Christ: Downward Mobility and the Spiritual Life (London: Orbis, 2007).
La sabiduría convencional es más bien una guía del sentido común para vivir una vida correcta. En muchos aspectos, se parece bastante a los puntos de vista científicos sobre la sabiduría de los que hemos hablado antes en este capítulo: el conocimiento experto en la práctica fundamental de la vida. Si lees los proverbios del Antiguo Testamento, lo que lees es en su mayoría sabiduría convencional.
Pero todos sabemos que, en ocasiones, la sabiduría convencional hay que cuestionarla y reconsiderarla. Jesús fue un radical al cuestionar muchas de las reglas religiosas de su época. Los devotos líderes religiosos habían establecido su propia sabiduría, y Jesús desafió a muchos de ellos, llegando incluso a ser condenado a muerte por blasfemo. En su Sermón del Monte, Jesús repitió: “Oísteis que fue dicho… pero yo os digo…”. Él sacudió su entorno.
Según cuenta el Evangelio, parece que Jesús obró más sanidades en sábado que en cualquier otro día. Me pregunto por qué. ¿Puede que uno de sus motivos fuera para que la gente reconsiderara lo que se tenía por sabiduría en su día —una sabiduría esclerotizada que había conducido a establecer reglas rígidas y opresivas? Tal vez Jesús quería confundir la idea que tenía la gente sobre la vida virtuosa.
En la Biblia se encuentra también un segundo tipo de sabiduría, la sabiduría crítica, especialmente en Eclesiastés, Job y en la vida de Jesús. La sabiduría crítica va con frecuencia a contracorriente, siempre discerniendo y, a veces, misteriosa. La gente que tiene sabiduría crítica piensa de otra manera, pero no solo por el simple hecho de ir a contracorriente; piensan de manera diferente debido a un profundo compromiso con la justicia y la bondad. Es difícil entender este tipo de sabiduría con palabras, y ciertamente no cabe en simples refranes sobre cómo vivir una vida buena.
Lee el poema sapiencial en Job 28, en el que Job reflexiona sobre los profundos misterios de la sabiduría, tan escurridizos e intangibles:
¿De dónde, pues, procede la sabiduría
y dónde se encuentra el lugar de la inteligencia?
¡Encubierta está a los ojos de todo viviente,
y a toda ave del cielo le es oculta!
El Abadón y la muerte dicen:
“Su fama ha llegado hasta nuestros oídos”.
Dios es quien conoce el camino de ella
y sabe dónde está su lugar,
porque él observa hasta los confines de la tierra
y ve cuanto hay bajo los cielos.
Al darle peso al viento
y fijar la medida de las aguas;
al darle ley a la lluvia
y camino al relámpago de los truenos,
ya entonces la vio él y la puso de manifiesto,
la preparó y también la escudriñó.
Y dijo al hombre:
“El temor del Señor es la sabiduría,
y el apartarse del mal, la inteligencia”. Job 28:20–28
Medita sobre la sabiduría paradójica del libro de Eclesiastés, donde el autor comienza con la impactante y sombría declaración de que “todo es vanidad” (1:2), y sigue con doce capítulos llenos de ironías y dudas. Curiosamente, el autor concluye con la misma conclusión que Job: “Teme a Dios y guarda sus mandamientos” (12:13).
A riesgo de incurrir en herejía, he aquí hay algunos versículos bíblicos inventados para ilustrar la diferencia entre la sabiduría convencional y la crítica.
Sabiendo lo que sabemos hoy sobre los efectos