La Tirana. Bernardo Guerrero. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Bernardo Guerrero
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9789567628445
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en sus casas esa misma noche las personas que vayan desde Iquique.

      En la estación local y demás del interior se darán mayores datos sobre este servicio extraordinario de trenes.

       El Tarapacá

       8 de Julio de 1937, página 4

      Son habituales las quejas por los malos caminos que llevan de los distintos lugares a La Tirana. Los esfuerzos del Estado y de la Municipalidad parecen no satisfacer la demanda de los peregrinos. El año 1935, Alb. Brandan escribe del Camino de las Cruces:

      El “Camino de las Cruces”, la línea recta entre Pozo Almonte y La Tirana, ruta trazada por los peregrinos de hace casi un siglo, muestra sus férreos linderos, cruces con brazos muy extendidos, algunas semi-tumbadas sobre el arenal. Y en este crepúsculo vespertino los faros de los autos van trazando rayas de luz sobre el caminito plagado de obstáculos en un traqueteo de muchos kilómetros que habrán de recorrer muy tarde a pie los peregrinos mas humildes, los que cumplen su promesa marchando en la noche bajo la maravillosa claridad de millares de estrellas solamente visibles en el diáfano cielo del desierto.

      El Tarapacá

      16 de julio de 1935, página 3

      Complementa lo anterior esta nota:

      Pero retrocediendo en el tiempo digamos, unos 40 0 50 años atrás que difícil y cuan sacrificado era para los promeseros llegar a ver a su virgen. Los que viajaban desde Iquique a otros lugares de la pampa, debían hacerlo por tren hasta el pueblo de Pozo Almonte, pernoctar allí y al día siguiente hacer el viaje a pie o en carretas tiradas por mulas, que demoraban largas horas en recorrer los 25 Km. que separaban a La Tirana de Pozo Almonte.

      Luis Díaz Salinas

      El Tarapacá

      7 de julio de 1968, página 3

      Nombrar a los bailes

      La prensa aludida nombra a los bailes como conjuntos que van a actuar a La Tirana. Luego, bajo el rótulo de chunchos engloba a todos los demás. En otras veces usa calificativos gruesos e hirientes.

      La prensa del 1907

      Llama la atención que tanto La Patria como El Tarapacá, en sus ediciones de julio del 1907, hacen un esfuerzo por describir con mayor detalles la fiesta. Describen los bailes, los instrumentos musicales que se utilizan como quena y en algunos casos acordeón, aparte de los de percusión. Para el corresponsal se trata siempre de una música monótona. Un periódico escribe: “La música netamente criolla es monótona y nunca consta de más de doce compases que se repiten con inusitada controversia hasta terminar el baile” (El Tarapacá, 15 de julio de 1907).

      El corresponsal de La Patria relata con pavor como una peregrina, según él, boliviana, hace mandas arrastrando su cuerpo. Es la primera vez que se lee en la prensa la realización de esta manifestación que hasta el día de hoy perdura. Se escribe:

      Era una boliviana que venía quizás de dónde, hincada pagando una manda a la Virgen. Los vestidos habiéndosele gastados en la rodillas y con facilidad se distinguía la sangre que de éstas emanaba.

      Ante esta prueba de tan avanzado fanatismo, hijo de la ignorancia más remota e censurable bajo todos los conceptos, algunas de las personas presentes, obligaron a la pobre boliviana a desistir del acto de crueldad que cometía con su propio cuerpo y a que diera por terminada su penitencia. Con lágrimas en sus ojos ella consintió, no sin proferir antes varias palabras que nadie pudo comprender.

      La Patria

      18 de julio de 1907

      Un año después, El Tarapacá nos entrega esta nota:

      Vimos luego los cambás de la oficina Josefina, que vestían elegantes i vistoso trajes i unos sombreros en forma de mitras con enormes plumas i adornos de pequeños espejos. Seguían los mimillas, en su mayor parte bolivianos, con diferentes vestidos y ostentando en el pecho escarapelas con los colores de su bandera; los callaguallas todos con paraguas de distintos colores; también llamaban la atención los llameros; los pallaguallos del Carmen Bajo, también con paraguas i acompañados además de dos osos i tres diablos con una huasca tejida de lana con borlitas; gran numero de ellos tocaban unas pequeñas flautas que los indios del Perú llaman laquitas.

      El Tarapacá

      21 de julio de 1908, página 2

      Recién en los años 50, El Tarapacá informará de los cientos de iquiqueños que a pie, se desplazan de Iquique a La Tirana, ritual que luego del 1973 desapareció.

      Además, entrega datos de los nombres de los bailes y de sus caporales, cuestión nada de frecuente en la prensa. Recién en el año 1949, El Tarapacá, entregará información sobre los bailes de Victoria y Alianza.

      El Nacional entrega una información que a lo largo de los años analizados no aparece. La figura del alférez, organizador de la fiesta patronal andina. En este caso una dama.

      Por la noche el alférez (nombre que se le da á la persona que paga la fiesta) Señora Adela de Devéscovi dio una tertulia en su casa de la cual quedaron muy complacidos los asistentes que eran muy numerosos.

      El Nacional de Iquique

      1898

      Otra versión de la leyenda de La Tirana

      La prensa a través de todo el siglo XX, transmitió de forma unánime el origen del culto a la virgen del Carmen. La leyenda que narra el amorío de la Ñusta con el portugués Vasco de Almeyda constituye el dispositivo que ha permitido iluminar en términos religiosos el masivo culto a la Chinita. Atribuida en su difusión al historiador peruano Cuneo Vidal no se ha hecho más que reproducir, con algunos elementos más. Van Kessel en su libro Lucero del Desierto (1987) desde una perspectiva antropológica discute los usos de esta leyenda enfatizando el rol de los actores en su difusión.

      La Patria, órgano de los grupos dominantes de la región, y sobre todo anticlerical, al igual que todos los demás como El Nacional, El Tarapacá, La Provincia y El Despertar de los Trabajadores, difunde una leyenda secular y nada de romántica sobre el origen del culto mariano:

      Orijen del nombre

      También averiguamos el orijen del nombre de La Tirana.

      En esa misma época en que era centro minero, los arreos de Bolivia a la Argentina se importaban por esa aldea.

      Los arrieros, naturalmente, ahí se proveían de víveres y satisfacían los apetitos del estómago.

      Una guapa hembra de armas tomar y bien gallarda, –dicen los residentes–, se encargaba de atender a esos viajeros vendiéndoles los víveres a precio de oro y sacándoles los ojos por una migaja de pan. No habiendo quien más esplotara este negocio ella les tira la curda y los pobres viajeros tenían que soportar.

      Desde entonces corrió el nombre de La Tirana, hasta que la mujer pasó a mejor vida, heredando ese nombre el pueblo donde ella residiera.

      La Patria

      18 de julio de 1907

      Más allá de estos juicios, las ediciones del 1907, tanto de La Patria como de El Tarapacá, son riquísimas en la entrega de información más detalladas de la fiesta. Esta es, por ejemplo, una nota que permite entender mejor la relación entre la Pachamama y la China del Carmen:

      Los indios que poseen algún sembrío de melones, guayabas o cualquier otra fruta, llévanle a la santa un ejemplar del fruto, pidiéndole además, gratifiquen la ofrenda con la feliz producción del melonar o del guayabar.

      Todas las frutas fueron colocadas por ellos mismos alrededor de la Virjen y con ellas salió en procesión.

      Durante el trayecto, varios indios con sombrero en mano iban junto a la imagen esperando que se cayera alguna fruta, fruta que para ellos es sagrada y como tal la guardan como reliquia, empleándolas durante el año como eficaz remedio para cualquier enfermedad.

      La Patria

      18 de julio de 1907

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