'Mysterion' y 'Sacramentum'. Evolución en Oriente y Occidente. José Manuel Fernández Rodríguez. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: José Manuel Fernández Rodríguez
Издательство: Bookwire
Серия: Cuadernos Phase
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9788491653257
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ser de la imagen consiste en reproducir el arquetipo de una manera imperfecta».32

      Dicho de otro modo, se puede afirmar que se da una relación interna entre arquetipo e imagen que se expresa bien en el pensamiento conciencia del cristianismo oriental. Así, el arquetipo se encuentra en la imagen del todo presente, si bien misteriosamente presente y oculto. La imagen revela y representa de forma misteriosa y velada al arquetipo, pero lo es solo para aquel que ha sido iniciado en el misterio.

      «Aquí se manifiesta la típica conexión del pensamiento neoplatónico arquetipo-imagen con elementos provenientes de los cultos mistéricos y de la gnosis. Los griegos paganos creían, sin duda, que los dioses estaban presentes en sus representaciones y por eso, a sus imágenes cultuales les ofrecían alimentos. Y esta noción de la misteriosa presencia del representado en su imagen, se introdujo esencialmente en la veneración que el oriente ha tributado siempre a sus imágenes cultuales (eikon = icono)».33

      Andando el tiempo, los Padres griegos aplican con ciertas variaciones las categorías neoplatónicas de arquetipo-imagen al bautismo y a la Eucaristía en su noción de mystêrion. Ante lo cual Robert Hotz llega a dilucidar la misteriosa relación que se da entre estas dos categorías: existe una misteriosa interacción entre imagen y arquetipo, entre el símbolo (real) y lo que significa. El prototypos o typos (arquetipo) se halla presente o se refleja en una imagen visible, en el antitypos, aunque solo de una manera misteriosa y cubierta, pero no por esto menos presente.34

      Esta forma de concebir la imagen en Oriente, ha marcado una de las principales razones de la diferencia de la doctrina sacramental entre Oriente y Occidente, ya que el occidente entiende la imagen de modo distinto,35 percepción que aún hoy día perdura, ya que no es del todo similar, y ha dado lugar a muchos equívocos y enfrentamientos.36

      En efecto, R. Hotz37 se cuestiona si sacramentum expresa un contenido similar al antitypon (imagen visible) que contiene el mystêrion. Parte de que eikon e imago no poseen el mismo contenido conceptual. Porque mientras que el eikon griego, como antitypon, lleva en sí el arquetipo (typos) en forma de semejanza (’omoiōma), la imago latina expresa solo una semejanza exterior (similitudo) con lo significado. Así pues, mientras que la imago como máscara mortuoria que se utilizaba en el culto latino de los antepasados, evoca al representado de forma realista, pero no es ni símbolo ni semejanza, sino un signo para la cosa significada, se diferencia con el eikon en que en este se experimenta al representado como misteriosamente presente.

      Sin embargo, a pesar de que nos muestra que el eikon y la imago no significan lo mismo, insinúa que esta diferente concepción de la imagen no ha dado lugar a una comprensión diversa de mystêrion y sacramentum.

      b. Los Padres Apostólicos

      Durante esta época el uso del término mystêrion en los Santos Padres es más bien escaso. San Ignacio de Antioquía († 115) lo emplea en sus escritos en tres ocasiones, en la carta a los de Éfeso, al referirse a la «virginidad de María», al «parto» y «muerte de Cristo» como tres mystêria,38 reflejando así la forma de hablar de la primera carta a los Corintios y Efesios. Por otra parte, en su carta a los de Tralia hace referencia al comportamiento eclesial de los diáconos, a los que describe como puestos al servicio de los misterios de Dios.39

      c. Los Padres Apologistas

      En Justino (†ha. 165), por ejemplo, se da un uso más frecuente del vocablo mystêrion con diversos significados. Primero, se sirve de él para designar los cultos secretos helenísticos o las doctrinas secretas gnósticas, donde halla cierta analogía al compararlos con los cultos cristianos, aunque diabólica, sin llegar a llamar mystêria a los sacramentos cristianos.40 En segundo lugar, lo usa para las acciones salvíficas de Jesucristo, tales como el nacimiento y la muerte en cruz.41 En tercer lugar, aparece en la relación entre arquetipo y tipo, aplicada a las figuras del Antiguo Testamento en relación con la del Nuevo Testamento, según el principio establecido por San Pablo al decir que todo lo que les había ocurrido a los padres en el desierto, fue en figura y utilidad de cuantos las comprendieran cuando llegara la plenitud de los tiempos (cf. 1 Cor 10,11). Así, en muchos pasajes Justino traduce mystêrion por parábola, misterio, símbolo o tipo.42

      d. Los Padres Alejandrinos

      Como ya hicimos alusión, los teólogos de la escuela alejandrina con Clemente y Orígenes a la cabeza, fueron los que aplicaron las categorías gnósticas-neoplatónicas a la doctrina cristiana, coordinando y sintetizando los elementos para la asimilación del concepto pagano mystêrion en el cristianismo.43

      Clemente de Alejandría († antes del 215) en un principio atacó duramente los misterios paganos, pero luego utilizó contenidos de su terminología. Así es que presenta a Cristo (Salvador) como el gran mistagogo que introduce al gnóstico en los pequeños misterios guiándolo hacia los grandes misterios de la Verdad eterna.44 Por eso, la transmisión de los misterios más elevados ha de realizarse de forma velada, parabólica y enigmática, tal como aparecen también en la Escritura, para protegerlos de cualquier profanación.45 Pero, en Clemente la comunicación de los misterios de la fe pierde ese carácter público y abierto que tuvo en el Nuevo Testamento, introduciendo la segregación elitista y la disciplina del arcano practicada en los cultos mistéricos. Aunque no aplica el término mystêrion al bautismo ni a la Eucaristía establece cierta analogía con aquellos misterios paganos que considera más dignos y los cultos cristianos.46

      En la Alejandría del siglo iii, también destacamos a Orígenes († ha. 254), que perfiló de un modo muy particular la teoría de la imagen y sentó las bases de la futura reflexión sistemática que establece la íntima relación entre el signo47 y la realidad. Para comprender su doctrina sobre el misterio, hay que distinguir entre tο mystêrion y ta mystêria. Establece un nexo de conexión entre el gran Misterio del Verbo (que se revela en la Encarnación, en la Iglesia y en la Escritura) y los mystêria (bautismo y Eucaristía) que derivan de Él por participación (concepto fundamental en la filosofía neoplatónica). Con Orígenes se produce un giro nuevo en la noción de mystêrion, ya que si para el Nuevo Testamento, y tal como lo mantuvieron los Padres Apostólicos y Apologistas hacía referencia a la voluntad salvífica del Padre en Cristo, ahora Orígenes además de esta comprensión, entiende el misterio como un signo que revela y oculta toda la realidad (historia) de la salvación.48

      A partir de aquí y siguiendo el ejemplo influyente de estos dos autores, los Padres griegos posteriores elaboraron su doctrina teológica introduciendo en la teología y en la liturgia cristiana un uso casi normal de la terminología pagana del misterio. Tal es el caso del ya citado Ps-Dionisio el Areopagita, así como el de Juan Crisóstomo.

      e. Juan Crisóstomo

      Juan Crisóstomo († 407), lo mismo que Teodoro de Mopsuestia († 428) y Cirilo de Jerusalén († 387) se inclinan por una visión del mystêrion más «mistagógica». Desde este punto de vista, quieren tener en cuenta de forma integral y global los diversos aspectos que lo integran: 1. el simbólico tipológico; 2. el celebrativo ritual; 3. el vital comunitario; y 4. el catequético y moral. El centro de todo lo constituye la misma celebración mistérica-sacra, que viene a ser al mismo tiempo, el punto de llegada y de partida del proceso catequético, de la experiencia con el misterio y de una vida comunitaria.49

      Según estos Padres de la Iglesia oriental, el misterio es un objeto de entendimiento; por tanto, a la mistagogia como arte le corresponde penetrar y poner de relieve la profunda significación del misterio. Por ejemplo, para el escritor alejandrino Orígenes, el fin de la mistagogia es la introducción en el conocimiento o en la gnosis del misterio, pues este se puede conocer,50 mientras que, al mismo tiempo, el misterio permanece sellado e incognoscible.

      Por consiguiente, solo a los iniciados les será manifiesto que el reino de las sombras y las imágenes, es decir, la realidad terrestre, no abarca la realidad total. Simplemente se dirigirá hacia la luz por encima de la sombras y a partir de las simples impresiones de los sentidos llegará a la auténtica contemplación, a la realidad total.51

      En particular, Juan Crisóstomo pone especial énfasis en la relación de los sacramentos con la preparación catequética y el cambio de vida moral. El iniciado es aquel que sabe ver lo invisible desde lo visible, que tiene como dos pares de ojos. Los