Algunas de las características distintivas del emprendedor/a son: la innovación, la flexibilidad, el dinamismo, la capacidad para asumir riesgos, la creatividad y la orientación al crecimiento. Bajo estas características los sujetos endriagos, es decir, emprendedores del capitalismo gore, crean una amalgama entre emprendedores económicos, emprendedores políticos y especialistas de la violencia.
Dicha amalgama exige que un mismo emprendedor tenga conocimiento de los otros campos o esté relacionado con ellos, es decir, un emprendedor económico debe saber desempeñar las funciones de un emprendedor político, quien se especializa principalmente en «activar (y a veces desactivar) líneas divisorias [separación nosotros/ellos], relatos y relaciones, … de modo que tienen una considerable influencia en la presencia, la ausencia, la forma, los lugares y la intensidad de la violencia …»55 lo que resulta de suma utilidad para el florecimiento de la economía criminal. Si los emprendedores económicos carecen de estos conocimientos deben contratar a aquellos que los tengan y deben contar, además, entre sus empleados con especialistas de la violencia, quienes controlan los medios para infligir daños a personas u objetos, por medio de la fuerza y la implementación de técnicas, despiadadamente eficientes, que serán favorables para conservar o arrebatar el poder.
En la economía empresarial del crimen, esta amalgama de figuras políticas es interseccional y, en muchos casos, está representada por: «los líderes mercenarios, tratantes internacionales de armas, los señores de la guerra, los dirigentes militares y aquellos que disponen de un ejército propio.»56 Disponer de un ejército propio es una de las muchas condiciones que cumplen los cárteles de droga mexicanos.
Es importante destacar que en este entramado criminal los especialistas en la violencia se organizan en unas fronteras difusas donde no es del todo posible separar sus técnicas de las de las fuerzas de seguridad pertenecientes a los gobiernos. De hecho, es bien sabido que «los especialistas en infringir daños físicos (como, por ejemplo, policías, soldados, guardias, sicarios y bandas) juegan un papel significativo en la violencia colectiva [y muchos de ellos se encuentran o encontraron emparentados con el Estado].»57
Un ejemplo de estos especialistas de la violencia lo representa el comando armado mexicano deniminado Los Zetas, ex militares de los ejércitos mexicano y salvadoreño, quienes constituyen el brazo armado, el ejército privado, del cártel del Golfo58 y cuyas prácticas de violencia son famosas por ser tremendamente efectivas, efectistas y despiadadas. Por ejemplo: videograbar las decapitaciones de sus víctimas o contrincantes en tiempo real y después subirlas junto con un mensaje-amenaza oral o escrito al portal de vídeo en internet llamado YouTube.
El hecho de que estos expertos en violencia hayan sido entrenados por los gobiernos dinamita la división simple entre los insurrectos y las fuerzas del orden. Ya que transcodifica esos registros y crea otros, donde los conocimientos sobre violencia se convierten en una mercancía que se rige por las lógicas mercantiles de la oferta y la demanda.
Mediante estas lógicas mercantiles las organizaciones del narcotráfico en México han logrado crear un Estado alterno con sus propias competencias y sus técnicas de reclutamiento. Técnicas que van desde las más rudimentarias, como la colocación de narcomantas,59 hasta la radio piratería transnacional, a través de la cual envían mensajes como el siguiente:
Se hace una invitación a todos los ciudadanos que hayan prestado servicio y que hayan recibido el grado kaibil [militares de élite] para prestar seguridad a vehículos que transportan mercancía a México. Ofrecemos oportunidades de superación, interesados comunicarse al ... 60
Desde marcos de percepción ordinarios, estas técnicas de reclutamiento de trabajadores parecen una broma irrisoria y, sin embargo, no lo son. Han sido fraguadas desde la seriedad y la impunidad más absolutas; desde la interpretación literal del capitalismo. Reestructurando así las funciones y las tareas de la violencia; haciendo a través de ésta una reconfiguración del sistema de producción y del concepto de trabajo. Otorgándole a éste una resignificación distópica que convierte a las técnicas de sobreespecialización de la violencia no sólo en un trabajo normal sino en un trabajo deseable al ofrecer «oportunidades de superación» frente a la precarización global del trabajo.
Un ejemplo de este cambio de paradigma puede ser representado por un sicario capturado en la frontera de Tijuana el 24 de enero de 2009,61 que se dedicaba a disolver en ácido a los deudores y los enemigos de un capo del cártel de Tijuana. En el momento de la aprehensión el sujeto declaró en primera instancia que había disuelto trescientos cuerpos y que ése era su trabajo, un trabajo común, según afirmó. Trabajo por el cual percibía 600 dólares semanales (unos 450 euros). Sin embargo, la precarización del empleo no es algo que afecte sólo a los países del Tercer Mundo sino que se ha convertido en una constante en los centros neurálgicos del poder económico y convive con la opulencia.
Así, en la Europa primermundista podemos observar una muestra clara de ello en Nápoles, donde las prácticas gore son interpretadas también bajo el concepto de trabajo, donde la palabra pieza designa un homicidio, como lo explica Roberto Saviano: «Hacer una pieza: una expresión tomada del trabajo a destajo, el asesinato de un hombre equiparado a la fabricación de una cosa, cualquier cosa. Una pieza.»62
1.Maquiavelo (2004).
2. Hobbes (2003).
3. Tilly (2007), p. 56.
4. Brieva (2009), p. 1.
5. Lyotard (1996), p. 121.
6. Cfr. Agamben (2003). En este texto Agamben investiga el reforzamiento en las estructuras de poder que los gobiernos emplean en supuestas épocas de crisis. Dentro de estas épocas, Agamben refiere a la extensión creciente del poder como estados de la excepción, donde las cuestiones de la ciudadanía y los derechos individuales se pueden disminuir, reemplazar y rechazar justificándose a través del proceso de demanda de esta extensión del poder ejercida por un gobierno. O como Agamben lo explica: «En todos los casos, el Estado de Excepción marca un umbral en el cual la lógica y la praxis se desdibujan una a la otra y una violencia pura, carente de logos, demanda la realización de una enunciación sin ninguna referencia real.» Así, el estado de excepción de Agamben investiga cómo la suspensión de leyes dentro de un estado de emergencia o de crisis puede convertirse en un estado prolongado de ser.
7. Este mismo proceso es equiparable a lo ocurrido en México durante los años setenta, cuando empezó a instaurarse a través del cine de serie b y la música popular conocida como corridos una nueva identidad emparentada con la narco-cultura y que ha predeterminado y legitimado en gran medida el desarrollo y popularización