Figura 1.2
Planos diferentes en el comportamiento comunicativo de las personas. Las Intenciones comunicativas deben ser codificadas en los signos de un código y posteriormente retraducidas por el interlocutor. Los roles de hablante y oyente (emisor y receptor) cambian sucesivamente en los turnos de la Interacción.
Esta postura es discrepante con las que se basan en otras definiciones de comunicación y que consideran que siempre se está comunicando y que no se puede no comunicar.8
Finalmente, los fenómenos de la comunicación se dan en relaciones humanas con determinadas características. No hay comunicación sin una relación entre los interlocutores. Hay, sin embargo, interacciones de muy variada naturaleza: casuales o deliberadas, breves o largas, positivas o negativas, amigables, indiferentes u hostiles, fáciles o difíciles, constructivas o destructivas...
En los contextos educativos, en atención a la esencia misma de la labor pedagógica, es esperable que las relaciones sean constructivas, enriquecedoras, sanas. En otras palabras, que reúnan características positivas. Rasgos tales como autenticidad, veracidad y respeto por el otro, deben estar en la base de tales relaciones. En su ausencia, las recomendaciones de los manuales acerca de la "comunicación efectiva" (que son muy útiles) pueden quedar convertidas en una suerte de maquillaje. Son muchas las situaciones comunicativas entre las personas, sin embargo, que no reúnen rasgos como los señalados.9 La comunicación efectiva (que implica saber escuchar, empatía, etc.) suele asociarse a los programas de desarrollo de habilidades sociales. Hoy existe una enorme cantidad de contribuciones sobre estas temáticas en la web. Para ahondar en lo que concierne a psicología de la comunicación, remitimos al lector a la bibliografía especializada.
LENGUA Y HABLA
El lenguaje verbal, que puede expresarse de manera oral o escrita, incluye una distinción de gran importancia establecida por los lingüistas, a partir de Saussure:10 lengua y habla.
La lengua es el sistema de signos, la estructura subyacente, la condición del habla. Es el aspecto abstracto, sistemático, social, aquello que recogen las gramáticas.
Habla, en cambio, es la realización de la lengua, el uso individual, la conducta manifiesta -incluida la fonación-, con todas las limitaciones que caracterizan al usuario cuando se expresa oralmente o por escrito.
La lingüística debe ocuparse, según Saussure, de la lengua (langue), que es lo esencial, y no del habla (parole), lo asistemático y accidental. Esto definió el curso de la lingüística moderna durante buena parte del siglo pasado y marcó grandes diferencias con las orientaciones gramaticales anteriores.
El estudio de la lengua en sí, entendida como sistema social y abstracto, cuyos elementos deben ser analizados en función de la estructura de la que forman parte, en una perspectiva sincrónica,11 pero dejando de lado el habla, que refleja el uso y está sujeta a la variación individual, focalizó el interés de las diferentes "escuelas estructuralistas" en lingüística del siglo XX.
Nótese que el concepto de habla, tal como lo entienden los lingüistas, es más amplio que el sentido que le asignan los patólogos del habla y del lenguaje, referido más bien a la fonación, articulación, características de la voz... y no al uso individual, a la realización de la lengua por parte del hablante, con todos los planos que ella supone (no solo el fónico), en los actos de comunicación de cada día. En este sentido, una persona puede presentar problemas de "habla", pero no necesariamente de "lenguaje".
Saussure ve en el habla un "acto individual de voluntad e inteligencia" en el cual distingue:
- las combinaciones por las que el hablante utiliza el código de la lengua para expresar su pensamiento y
- el mecanismo psicofísico que le permite exteriorizar tales combinaciones.
Este segundo aspecto es el que calza mejor con el sentido más restringido del concepto de habla, como lo entienden los especialistas en patología del habla y len-guaje.12 Un sentido amplio del concepto también se encuentra en el uso corriente, no especializado del término, cuando se afirma, por ejemplo, de alguien que "no ha recuperado aún el habla". Aquí "habla" equivale a la capacidad o facultad general del lenguaje.
COMPETENCIA Y DESEMPEÑO (ACTUACIÓN)
La dicotomía lengua-habla de Saussure cobró una nueva dimensión a la luz de la gramática "generativa transformativa" de Chomsky,13 quien distinguió entre competencia (competence) y actuación (performance) o ejecución o desempeño. Tal como lo explica Hadlich (1975):
• La actuación o desempeño de un hablante, "es lo que realmente dice o escribe, con todos sus pros y sus contras, errores gramaticales, comienzos erróneos e inconsistencias". Es, en otras palabras, el uso real de la lengua en las situaciones concretas.
• La competencia es su "capacidad para comprender e interpretar cualquier oración gramatical de la lengua, la haya oído o no antes, y su capacidad para utilizar las estructuras de la misma para producir una infinita variedad de locuciones nuevas". En otros términos, es el conocimiento implícito que el hablante-oyente tiene de su lengua, denotando una capacidad esencialmente creativa.
La actuación de cada uno (el "habla" de Saussure) es peculiar, diferente a las actuaciones de la demás personas. Todos los hablantes, en cambio, en su calidad de seres humanos, poseen esencialmente la misma competencia (la "lengua" de Saussure), cuya descripción es el objeto de la lingüística. Lo valioso de esta perspectiva para la psicología del lenguaje es que -de acuerdo a Chomsky- el objetivo de la gramática no es simplemente clasificar los datos lingüísticos para construir una suerte de taxonomía o estructura (como la "lingüística empírica" a partir de Bloomfield,14) sino caracterizar la competencia lingüística de los hablantes-oyentes (poniéndose en el caso de un hablante-oyente ideal).
En otros términos, el objetivo es tratar de describir, de algún modo, ese aspecto de la capacidad cognitiva de los seres humanos que da cuenta del desempeño lingüístico. La gramática es, en este enfoque, la "teoría" de la lengua, es decir, una posible caracterización del conocimiento lingüístico implícito o "competencia" que poseen las personas y que se expresa en el complejo sistema de reglas subyacente que dan cuenta de la actuación.
La intuición de cualquier hablante-oyente para decidir si un determinado enunciado es gramatical o agramatical, por ejemplo, sin que sepa o pueda necesariamente explicitar las reglas respetadas o violadas, es una manifestación de su "competencia" lingüística. De esta manera, "Haré lo que pude" (verbo "hacer") lo consideramos o "nos suena" agramatical. "Aré lo que pude" (verbo "arar"), en cambio, gramatical. Es tarea del lingüista describir tales reglas.
En El lenguaje y el entendimiento,15 apunta Chomsky:
La consideración atenta de problemas por el estilo de los que hemos esbozado aquí indica que, para explicar el uso normal del lenguaje, debemos atribuir al hablante-oyente un intrincado sistema de reglas que suponen operaciones mentales de naturaleza muy abstracta y que se aplican a representaciones que se apartan considerablemente de la señal física. Observamos, además, que el conocimiento de la lengua se adquiere sobre la base de datos reducidos en cantidad y degradados en calidad y que, en una medida considerable, no depende del nivel de inteligencia individual ni varía con la experiencia personal.
Se hace evidente la necesidad de establecer estrechas relaciones entre lingüística y psicología -en una orientación esencialmente cognitiva- a fin de llegar a una comprensión profunda de fenómenos de esta naturaleza. Retomaremos más adelante con algún detalle este tema, en especial al hablar del desarrollo de la psicolingüística.
En esta