Psicología del lenguaje. Jaime Bermeosolo Bertrán. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Jaime Bermeosolo Bertrán
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9789561425187
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psicología educativa o psicopedagogía1 ofrece un valioso punto de encuentro para la reflexión interdisciplinaria acerca de estas variadas funciones, al servicio de las tareas que competen al educador. Por de pronto, a la luz de ellas se podrá conocer más a fondo al educando y aquilatar de forma más efectiva sus fortalezas y debilidades, su estilo de pensamiento, su manera de aprender y comunicarse, su competencia social y muchas de sus características de personalidad.

      Es preciso reconocer que parte significativa de esta reflexión acerca del lenguaje y sus potencialidades se ha hecho posible gracias al trabajo de lingüistas, semiólogos, sociolingüistas, antropólogos, neurólogos y filósofos, por nombrar algunas de las especialidades que se ocupan de él, más allá de las fronteras de la psicología y la educación. En su labor psicopedagógica el educador cuenta actualmente con una bibliografía asombrosa en lengua española que ha sabido inspirarse en los aportes de representantes de todas esas especialidades.

      La psicología del lenguaje tiene que ver con el estudio de los mecanismos mentales que hacen posible el uso del lenguaje en la representación y control de la realidad, y al servicio de la comunicación intra e interpersonal.

      Se interesa, por tanto, en cuestiones tales como tipos de lenguaje y sus funciones, las relaciones lenguaje-cognición, lenguaje y aprendizaje, lenguaje y memoria, lenguaje y habilidades sociales en la comunicación, adquisición del lenguaje, etc., temas todos que interesan al educador.

      En el decreto que fija los objetivos fundamentales y contenidos mínimos obligatorios para la educación básica chilena,2 en el "sector de aprendizaje" lenguaje y comunicación se afirma:

      El sector privilegia el dominio del lenguaje como base fundamental para todo tipo de aprendizaje y como eje articulador de las acciones destinadas al logro de los objetivos fundamentales transversales y los correspondientes a los diversos subsectores de aprendizaje. Más en particular, el sector está destinado a incrementar la capacidad de comunicación, expresión e interacción de los alumnos con el mundo, y se ocupa no solo que estos se comuniquen en forma oral y escrita con coherencia, propiedad y creatividad, que utilicen con pertinencia discursos explicativos, argumentativos y otros, sino que sean también capaces de pensar en forma crítica, razonar lógicamente y desenvolverse adecuadamente en el mundo actual.

      Si bien en la cita "lenguaje" se restringe a lo lingüístico, en sus manifestaciones oral y escrita, los propósitos a que está destinado el sector (incrementar la capacidad de comunicación, expresión e interacción... pensar... desenvolverse, etc.), exigen la intervención de otras formas de comunicación y de representación de la realidad que complementan lo verbal. El término "lenguaje" se puede entender de varias maneras: de ello nos ocuparemos en el apartado que sigue.

      Queda de manifiesto que los objetivos del sector suponen una tarea que trasciende ampliamente la labor (fundamental y necesaria) del especialista en lengua materna e involucra a todos los agentes de la escuela y comunidad. Lo anterior se torna más ambicioso y exigente cuando se precisa en el ámbito de los objetivos "transversales"3 que la educación en el país busca "estimular el desarrollo pleno de todas las personas, promover su encuentro respetando su diversidad y, sobre esta base, formarlas tanto dentro de valores que revisten de sentido ético a la existencia personal, como en la disposición para participar y aportar, conforme a su edad y madurez, en una convivencia regida por la verdad, la justicia y la paz".

      La contribución de la psicología del lenguaje, por sí sola, puede parecer muy modesta en el concierto de la psicología educativa y de las demás "ciencias de la educación" -que se hacen absolutamente indispensables para el educador en la consecución de cometidos de esa naturaleza- pero no por ello resulta trivial o irrelevante. Su importancia es lo que justifica este libro.

      Es difícil concebir una adecuada comprensión de los propósitos mencionados en los párrafos extraídos del decreto 40, sin un conocimiento más o menos acabado de la estructura del lenguaje -considerado allí "eje articulador"- y de su acción como instrumento del pensamiento, de la comunicación intra e interpersonal, de la expresión individual, o como medio fundamental de transmisión de saberes, valores, experiencias y todo el patrimonio cultural.

      Saben bien los educadores que son variados los agentes de mediación en la dinámica del lenguaje y la comunicación, en el desarrollo personal y social -y que concurren en la escuela- incluyendo la familia, el barrio, la televisión, el cine, la prensa escrita, grupos y organismos sociales de diferente naturaleza, etc. El lenguaje, la comunicación y el desarrollo de cada niño4 dependerán en forma decisiva de las experiencias vividas y las influencias de todas esas variables. Pero tienen confianza también en que si tales experiencias e influencias han sido insuficientes o acaso negativas, la escuela tiene como misión favorecer el desarrollo integral de todos los educandos, constituyendo el lenguaje un aspecto central o "eje articulador".

      Los capítulos de este manual cubrirán, como queda de manifiesto en el Índice, una serie de asuntos que conciernen a la psicología del lenguaje (y ciencias relacionadas) y que pretenden enriquecer los conocimientos que los educadores y estudiantes de pedagogía ya poseen en el área.

      Lersch (1966) -el notable psicólogo alemán- al referirse al lenguaje como vehículo del pensamiento, destaca "lo que la palabra significa para el modo humano de estar-en-el-mundo", en contraste con lo que ocurre con los seres carentes de lenguaje verbal. Su agudo análisis puede entenderse como la descripción de las funciones más primitivas del lenguaje, de sus inagotables posibilidades, y da pleno sentido a la afirmación de Hörmann acerca de que "el hombre se distingue del animal por la posesión del lenguaje". En efecto:

      1. La palabra permite la "fijación del mundo". "El mundo designado con palabras es realmente el mundo fijado e identificado". La vida del animal, carente de palabras, "se consume en lo fugitivo de las impresiones que cambian a cada momento"... En el hombre, gracias a la palabra, "las impresiones quedan articuladas en complejos permanentes con significado y situadas ante la conciencia como campos de orientación objetivos y abarcables...La aplicación de la palabra al mundo es un proceso de organización, es una ordenación y clasificación de lo percibido en el espacio vital en que el hombre ha de cuidar su existencia".

      2. Si el animal, incapaz de lenguaje, "es uno con su ambiente" y, además, "su exponente y su función", el hombre -gracias al lenguaje- "se halla enfrentado con su mundo exterior". Aparte de la fijación del mundo, la palabra posibilita "un distanciamiento de él". El hombre, mediante el lenguaje, se ve liberado "de las impresiones directas con las que le asedia el mundo".

      3. Gracias a la palabra el hombre "no solo se encuentra libre frente al mundo, sino que queda también liberado del mutismo de su propia intimidad. Solamente el hombre puede decir lo que sufre; sólo él puede, mediante el don del lenguaje, salir de la soledad de su intimidad". El animal que sufre se puede quejar o gemir, pero no puede hablar: emite sonidos inarticulados. Solo el hombre puede utilizar "palabras articuladas que se ordenan en pensamientos".5

      Lenguaje y comunicación no son términos sinónimos, ni necesariamente intercambiables, pese a que a causa de sus variadas acepciones y rasgos en común, muchas veces se les usa indistintamente. Que el hombre "mediante el don del lenguaje", pueda salir "de la soledad de su intimidad" -en palabras de Lersch- pone de relieve el rol del lenguaje al servicio de la comunicación.

      La clásica definición de Sapir (1956), influyente lingüista estadounidense de comienzos del siglo pasado, explicita esta faceta del lenguaje como instrumento de comunicación:

      El lenguaje es un "método exclusivamente humano, no instintivo, de comunicar ideas, emociones y deseos, por medio de un sistema de símbolos producidos de manera deliberada. Estos símbolos son ante todo auditivos y son producidos por los órganos del habla".

      Sapir aquí se refiere al lenguaje verbal, del que se ocupan los lingüistas, el lenguaje de las palabras. Es el sentido en que la mayoría de