Terapia de grupo en niños. Neva Milicic Müller. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Neva Milicic Müller
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9789561425743
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inapreciable. En relación a los entrenamientos de terapeutas, Haley (1976) señala: “Generalmente se dice que un inicio efectivo de la terapia aumenta grandemente la probabilidad de un final feliz”.

      Supervisión, en sentido general, alude a una visión desde otro nivel, desde otro lugar, una mirada desde otra posición, desde otro rol. Es la mirada de una terapia que realiza otro terapeuta.

      Se pueden dar distintas situaciones: un colega supervisor con similar experiencia y formación, o bien, un supervisor más experto. En ambos casos la ayuda es positiva. En la medida en que sea posible, se estima recomendable que los terapeutas supervisen al menos las primeras experiencias de trabajo con terapeutas más avezados.

      En cada caso, la supervisión tendrá diferentes características, sin embargo hay elementos comunes. Lo primero, al igual que en toda terapia, es crear un vínculo de confianza y respeto mutuo, establecer un espacio de apertura emocional y cognitiva que permita reflexionar acerca del trabajo realizado y plantear dificultades, dudas o inquietudes. La supervisión involucra y desafía a los participantes tanto en lo personal como en lo intelectual, provoca algún grado de ansiedad tanto en los supervisados como en el supervisor: hay temor respecto a cómo un supervisor va a apreciar el trabajo que ha realizado el terapeuta, hay competitividad entre colegas y hay temor del supervisor respecto a si va a ser capaz de ayudar al terapeuta en forma competente, teniendo claro que es el terapeuta, con sus conocimientos y habilidades, y no él, quien está dirigiendo el grupo. El desafío esencial del supervisor es “cómo ayudar al terapeuta a implementar una intervención o estrategia, tomando en cuenta la idiosincrasia del terapeuta y su nivel de competencia” (Liddle, 1989). Es necesaria la valoración de la competencia e idoneidad de ambos en la respectiva tarea para que una supervisión sea eficaz.

      Así como la definición de la relación tiene que ser clara, también tiene que serlo el objetivo de la supervisión.

      Una supervisión puede centrarse en diversos objetivos:

      • El terapeuta puede estar confundido o no tener una idea clara acerca de lo que está ocurriendo en el grupo. El supervisor puede ayudar a ampliar los conocimientos teóricos.

      • El terapeuta puede sentirse incómodo en la relación con la dinámica grupal o específicamente con algún participante dentro del grupo, hay sentimientos que le dificultan su participación, puede que se sienta sobreinvolucrado o distanciado afectivamente con lo que está ocurriendo, o enojado, entristecido desproporcionadamente o cualquier otro sentimiento que dificulta su desempeño. El supervisor puede ayudar al terapeuta a conocer los puntos ciegos dentro de su historia y experiencias personales y eventualmente proponer una terapia personal.

      • El terapeuta cree entender la situación, sentirse a gusto en el grupo, pero no saber qué hacer. El supervisor puede ayudar a ampliar el entrenamiento técnico o ayudar al terapeuta a aprovechar recursos que están dentro de sus habilidades personales.

      Un buen supervisor ayuda al terapeuta a enfrentar las dificultades surgidas en la terapia y, sobre todo, busca ampliar y movilizar los recursos personales que surgen de sus características y de su historia personal, para ponerlos al servicio del proceso terapéutico.

      Una supervisión realizada por un terapeuta de similar grado de formación y experiencia también puede ser beneficiosa. La mirada del supervisor, en este caso, tiene la ventaja que le da la distancia respecto al trabajo del otro y la libertad y flexibilidad para pensar y recrear situaciones y oportunidades diferentes. Puede proponer miradas y/o intervenciones que generen aberturas en el terapeuta.

      Además de la supervisión, siempre que se realiza una terapia grupal se propone que posterior a cada sesión los terapeutas conversen entre sí de lo ocurrido y de las intervenciones realizadas, de lo que consideran estuvo acertado y de lo que tal vez no, de lo que les gustó, de lo que les costó, de lo que consideran logrado y de lo que tal vez no resultó. También es importante conversar de cómo se sintió cada uno con el otro en el trabajo, si se sintió cómodo o molesto, ansioso o tranquilo, de cualquier aspecto que cada uno quiera y necesite comentar; en qué momentos alguno de los terapeutas se vio interferido y de qué modo, cómo lo puede comprender para que no le vuelva a ocurrir. A la luz de estas reflexiones se programan las sesiones siguientes, cómo hacer los cambios pertinentes en lo que faltó, qué necesita el grupo y qué requiere algún niño/a en especial para ir favoreciendo la integración del grupo y considerando las necesidades de cada uno de los niños/as en particular y también de cada terapeuta.

      Las emociones tanto en niños como en adultos influyen significativamente en el funcionamiento a nivel cerebral y juegan un rol activo en la toma de decisiones y en la forma en que los niños se relacionan con los otros y con la realidad. En la terapia grupal la experiencia emocional de los niños juega un rol central tanto para su crecimiento personal, como para los vínculos que establecen con los otros niños y con los terapeutas.

      Las emociones son respuesta a estímulos o situaciones que afectan a las personas en tres niveles (Webster-Stratton, 2009). El primero es el nivel neuropsicológico y bioquímico, que comprende las respuestas corporales reguladas por el sistema nervioso autónomo. El segundo es el nivel conductual, que incluye las respuestas emocionales conductuales como el llanto, la risa, las actitudes desafiantes, entre otras. El tercer nivel es el cognitivo, y refiere a la forma en que las personas etiquetan sus pensamientos e incluye el lenguaje interno y el lenguaje externo, ya sea hablado, escrito o del pensamiento.

      Lavados (2012) plantea que las emociones son dispositivos neurobiológicos muy primitivos y además muy complejos, por lo que no resulta fácil hacer una taxonomía, pero que tienen conexiones muy significativas con el lenguaje y con las acciones del individuo.

      Las emociones en los niños al igual que en los adultos son estados afectivos que se acompañan de un patrón de respuestas psicofisiológicas. Para algunos autores como Damasio (2006) las emociones son respuestas autómaticas en tanto que los sentimientos sería la etiqueta que se pone a la reacción emocional Los sentimientos son más duraderos, son la expresión más racional de las emociones. Damasio en su libro el Error de Descartes, sostiene que los sentimientos son la evaluación consciente que se hace del estado corporal durante la emoción

      Para la RAE, la emoción es una alteración del ánimo intensa y pasajera, agradable o penosa (2012 ), que va acompañada de cierta conmoción somática. Su duración es reducida y se manifiesta en procesos fisiológicos

      En este manual no haremos una diferencia entre emociones y sentimientos, pero sabemos que las emociones y los sentimientos como expresiones de la afectividad de los niños, constituyen una brújula que acerca a las situaciones cuando son positivas y aleja cuando la situación es percibida como dañina. Sabemos que el crecimiento emocional y la autoregulación suponen la conexión y comprensión emocional de lo que se siente. Goleman (1996 ) plantea que las emociones primarias serían la ira, la tristeza, la alegría, el amor, la sorpresa y la vergüenza.

      Las emociones amplían la inteligencia y aportan información relacionada con el propio bienestar. Greenberg (2000) describe las siguientes funciones de las emociones:

      • Son una señal para nosotros mismos.

      • Nos preparan para la acción.

      • Vigilan el estado de nuestras relaciones.

      • Evalúan si las cosas nos van bien.

      • Sirven de señales a los demás.

      • Su expresión es importante, pero puede que no siempre sea lo adecuado. Decidir cómo actuar frente a las señales emocionales es importante.

      • El pensamiento las pone en perspectiva y hace que tengan sentido.

      La regulación emocional es el proceso por el cual los niños logran un adecuado manejo de sus respuestas emocionales frente a las situaciones que las gatillan. Esta regulación puede darse en el plano corporal, conductual o cognitivo.

      La psicoterapia grupal puede ir ayudando al proceso de regulación emocional favoreciendo