Junto con seleccionar a los mejores estudiantes (propuesta de calidad), el ranking permite avanzar en inclusión, ya que premia a los estudiantes en los entornos en que se desarrollan, en un proceso que está marcado por la situación socioeconómica de los postulantes. Así, los estudiantes con talento académico pueden tener las mejores calificaciones de su curso, pero no todos pueden estudiar en establecimientos que cubran ampliamente los contenidos que evalúa la PSU. De esta manera, el instrumento permite que las brechas disminuyan (propuesta de equidad).
En la UC, la universidad más selectiva del sistema, con mayor promedio PSU, NEM y mayor puntaje ranking, se demostró que cerca de 600 estudiantes (de un total de 4.200) fueron seleccionados debido a la incorporación de este instrumento.
En este proceso 2014, duele constatar que un número importante de estudiantes en los primeros lugares del sector municipal y particular subvencionado no obtienen el puntaje válido de postulación ni para acceder a beneficios económicos de becas y ayudas estudiantiles. Esto demuestra las falencias de nuestra educación.
Dentro de los datos generales del CRUCh, se observa que, desde su incorporación, el ranking ha significado una redistribución de estudiantes, beneficiando a un 6% de los que fueron admitidos, en su mayoría del sector subvencionado, con predominio de mujeres y de los postulantes de regiones. En la UC, la universidad más selectiva del sistema, con mayor promedio PSU, NEM y mayor puntaje ranking, se demostró que cerca de 600 estudiantes (de un total de 4.200) fueron seleccionados debido a la incorporación de este instrumento. Estos estudiantes tuvieron, en promedio, 50 puntos menos de PSU, 152 puntos más de ranking y 15 puntos más de IVE (índice de vulnerabilidad económica). Esto significó avanzar en un 5% de los mejores estudiantes provenientes del sector subvencionado, fortaleciendo la equidad. Respecto del año pasado, en la UC no hubo cambios significativos en la admisión de estudiantes de liceos emblemáticos.
Los talentos académicos se distribuyen con independencia del origen socioeconómico y cultural. El ranking de notas robustece el sistema de admisión universitaria, ya que considera calidad y equidad, con una buena predicción de rendimiento académico en la universidad. Este avance es también un signo de la construcción de un mundo más fraterno por los caminos de la fe y la razón.
Publicado en el diario La Tercera el 18 de enero de 2014.
Definición del “mejor estudiante”
Todas las universidades buscan atraer a los mejores estudiantes. Contar con el mayor talento intelectual, esfuerzo y creatividad de los jóvenes es vital para el desarrollo de las instituciones y aportar al crecimiento del país. Así, un desafío relevante es poder definir cuál es el “mejor estudiante”. Es importante destacar, eso sí, que los “mejores estudiantes” tienen características que no pueden ser evaluadas por los sistemas de selección. Estas se refieren a actitudes y valores que son de gran importancia para la vida.
De acuerdo con la actual definición de “mejor estudiante”, se asignan recursos y beneficios económicos con recursos públicos. Dentro de estos, se cuentan los beneficios estudiantiles (becas y créditos) y la Asignación Fiscal Indirecta (AFI). Ambos solo consideran –y desde hace muchos años– el puntaje en la PSU para definir la calidad del estudiante. Así, se requieren al menos 475 puntos promedio PSU (Lenguaje y Matemática) para acceder a estos beneficios.
Con los cambios en el Sistema de Admisión a las Universidades y las modificaciones a las ponderaciones, sería aconsejable considerar las notas de educación media (NEM) y el ranking de notas en la asignación de estos beneficios. El esfuerzo, la dedicación personal y el rendimiento escolar en los establecimientos de cada estudiante tienen un valor, en especial cuando ellos se han destacado en un entorno educacional adverso y vulnerable. Tanto las becas y créditos que van directamente a los estudiantes y el AFI, que se entrega a las instituciones que logran atraer a estos “mejores estudiantes”, se enriquecerían con este avance. Es así como, a modo de ejemplo, en la Región de Arica y Parinacota el año 2013 solo ocho estudiantes obtuvieron más de 700 puntos promedio en la PSU y 435 tuvieron ese puntaje por ranking. ¿Quiere decir que en esa región hay solo ocho “mejores estudiantes”? Además, solo el 6% (146/2.404) tuvo más de 600 puntos en la PSU y el 41% (977/2.404) lo logró por ranking. Estas cifras llaman a reflexionar.
El esfuerzo, la dedicación personal y el rendimiento escolar de cada estudiante tienen un valor, en especial cuando ellos se han destacado en un entorno educacional adverso y vulnerable.
Junto con esta propuesta, quisiera volver a plantear la Asignación Fiscal de Equidad (AFE), que consistiría en premiar con un aporte económico a las instituciones que logren atraer a mejores estudiantes vulnerables de los tres primeros quintiles que estén dentro del 20% de la promoción de sus establecimientos. Esta propuesta beneficiaría de manera especial a los estudiantes de regiones y ayudaría a potenciar el desarrollo de sus comunidades. En el ejemplo expuesto, la Región de Arica y Parinacota sería muy beneficiada.
Carta publicada en el diario El Mercurio el 2 de marzo de 2014.
Cambios y avances en la PSU
Existe un importante consenso en considerar que el aumento de la calidad es el principal desafío en el crecimiento y desarrollo del sistema de Educación Superior en nuestro país. Recientemente, hemos conocido importantes modificaciones al sistema de admisión a las universidades más selectivas de Estados Unidos, las que se implementarán en un futuro cercano. Es importante analizar los cambios propuestos y hacer una comparación con las modificaciones a la PSU que se están llevando a cabo al interior del Consejo de Rectores (CRUCh), los que han sido guiados por el informe de la consultora internacional Pearson que se conoció hace un año.
Junto con la conformación de una PSU más adecuada y moderna, en línea con los estándares internacionales, debemos perfeccionar los instrumentos de valoración del rendimiento escolar, a través de las NEM y del ranking de notas, lo que reconoce el esfuerzo y dedicación en el propio ambiente educacional. De esta manera se premia y reconoce a los mejores, donde ellos se encuentren.
Los cambios propuestos por el presidente del College Board en Estados Unidos –a implementarse en los próximos dos años– consisten en un mejor alineamiento de la prueba con los programas de estudio, la simplificación de los contenidos curriculares, un mayor apoyo y oportunidades de estudio a los estudiantes más vulnerables, un test escrito opcional y eliminar el descuento de puntaje por las respuestas erróneas. Estos cambios están en la misma línea de lo que ya ha implementado en este año –y proyectado como plan para los próximos tres años– la nueva institucionalidad del sistema de admisión que dirige el CRUCh. Además, este año se avanzó en una prueba de Ciencias más adecuada para el currículo de los estudiantes de la educación técnico-profesional. En los próximos años, con los recursos que genera esta prueba de selección –considerando que hay un porcentaje mayoritario de becas financiadas por el Estado–, se van a poder desarrollar estos cambios de forma y de fondo de la prueba de admisión universitaria.
Estos elementos reflejan la firme voluntad del CRUCh de avanzar en un sistema de admisión que seleccione a los mejores, desde todas las procedencias y sectores educacionales. Tenemos la responsabilidad de apoyar a los que presentan brechas académicas por menores oportunidades y, de esta manera, construir un sistema de calidad con equidad e igualdad de oportunidades.
Es evidente que los cambios más fundamentales se van a implementar cuando avancemos en la calidad del actual sistema escolar. Esto será una realidad cuando las brechas vayan disminuyendo y se pueda corregir el actual sistema segregado e inequitativo, en el cual los estudiantes del sistema municipal y subvencionado