Las 4 llaves. Antonio Díaz-Deus. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Antonio Díaz-Deus
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Сделай Сам
Год издания: 0
isbn: 9788416994397
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y estos nos escuchaban. Nos sentíamos parte de un sistema autosustentable y vivíamos en armonía. No teníamos sentimientos territoriales, pues no nos considerábamos dueños exclusivos de ninguna zona, con lo que tampoco había demasiada inclinación por ir a la guerra para defender la tierra o sus recursos, ni tampoco nos resistíamos agresivamente a nuevas incorporaciones.

      Con la «caída», con la expulsión del Paraíso, los humanos nos tornamos cada vez más egoístas y calculadores, perdiendo espontaneidad al desconectarnos de la Madre Tierra y de los dioses instintivos. En estas condiciones se necesitaron gobernantes y leyes para mantener a raya el egoísmo y la codicia de la gente.

      La «caída» también estuvo asociada al desarrollo de una nueva capacidad de autoconciencia que hizo que el ser humano fuese capaz de observarse y juzgarse a sí mismo. Esto supuso un salto cualitativo importante, ya que esa capacidad de auto-reflexión proporcionó enormes avances en la Medicina, la Ciencia y la Tecnología.

      El Eneagrama es un modelo caracterológico que organiza y estructura el ego, y propone un camino para volver a conectar con nuestra instintividad y poder liderarnos fuera de la caja que hemos construido para nosotros.

      Al parecer, el origen del Eneagrama se remonta a Babilonia, hace casi cuatro mil años. En su planteamiento inicial, era una estructura que mencionaba nueve formas distintas de pecar contra nuestra propia naturaleza, pecados que aparecieron como consecuencia de la «caída». Este modelo fue fuente de inspiración de los padres del desierto del cristianismo posterior, que definieron ocho pecados capitales (dejando a un lado el miedo del modelo original), aunque ese pensamiento cristiano acabaría evolucionando hacia el pecado contra un dios externo y amenazante, más en línea con la estructura imperial de la sociedad.

      Hay quien cree que todos llevamos en nuestro interior una semilla que nos conecta con la Tierra, una semilla que lleva en sí misma el potencial de transformación. En esta semilla sagrada está contemplado también todo el Universo; solo necesitamos conectar con ella para entrar en otro nivel de conciencia.

      Para desarrollar esa semilla necesitamos tomar conciencia de nuestro ego, trascender nuestro carácter e ir más allá. Esta semilla va creciendo o desarrollándose, conformando lo que llamamos el alma. El alma es más femenina que masculina y tiene que ver con nuestra conexión con la Tierra, nuestra parte sagrada que tiene más relación con la Tierra que con el Cielo.

      Así, el niño que nace ha de ir adaptándose a este mundo agresivo que lucha por los recursos y va desarrollando un ego que nosotros llamamos «máscara». Esta máscara nos acompaña a lo largo de nuestra vida, envuelve esa semilla sagrada y nos encierra en la caja, con lo que acabamos siendo incapaces de liderarnos de forma efectiva.

      En Bangkok, en 1955, decidieron trasladar un enorme Buda de estuco dorado de tres metros de altura a un nuevo templo, para lo cual requirieron una grúa. Uno de los cables se rompió y la estatua cayó al barro. Después del desconcierto inicial, el Superior de los monjes observó que, bajo el estuco agrietado, la estatua era de oro macizo. Al parecer, había sido cubierta con yeso 200 años atrás para protegerla de la codicia de los birmanos y ese recuerdo se perdió en el tiempo.

      Esta historia es una bonita metáfora para mostrar como los humanos estamos recubiertos de nuestra máscara, personalidad o coraza caracterológica, y debajo tenemos nuestra semilla, el alma que nos conecta con el Buda de oro. Esto ocurrió hace miles de años y hemos olvidado que podemos conectar con el Buda de oro de nuestro interior; hemos salido del Paraíso y no lo recordamos.

      El Eneagrama estructura esa máscara y nos dice cómo acceder a su interior de oro; nos informa de que tenemos nueve formas básicas de ver el mundo, que son los nueve eneatipos o máscaras.

      Cada máscara tiene sus propios procesos, objetivos, anhelos y expectativas y también su propio camino para acceder a la felicidad y trascender su recubrimiento de estuco.

      Los tres cerebros

      Figura 4. Los tres cerebros.

      Gurdjieff, filósofo y chamán armenio, y maestro del Eneagrama, decía que el ser humano está formado por un cerebro intelectual, otro emocional y otro instintivo o corporal. Estos tres cerebros funcionan tanto en el plano de la máscara, personalidad o ego, como en el de la semilla, esencia o alma. Él sostenía que, como personas tricerebradas que somos, estos tres cerebros a menudo actúa de forma independiente, disociada, yendo cada uno por su lado.

      Si fuéramos seres funcionales y desarrollados manejaríamos estos tres cerebros de forma integrada y podríamos ser líderes generativos, pero no es así. Acabamos teniendo un cerebro más dominante que los otros, dependiendo de varios factores: la infancia, nuestros padres, la posición en la familia... Para encontrar cuál es nuestro cerebro dominante podemos indagar en si somos más intelectuales, más emocionales o más instintivos.

      La formación de la máscara tiene que ver con la individualización. Cuando el bebé está aún en el vientre de su madre se siente en unidad con ella. Al nacer desarrolla una máscara para sobrevivir. Esta máscara dependerá de la forma en la que gestione las tres emociones que se va a encontrar: el miedo, la carencia y la rabia. Cada máscara tiene sus peculiaridades y alimentos que le vienen bien.

      A continuación se describen las nueve máscaras agrupadas en triadas según la emoción dominante.

      Emocion basica de miedo Triada del intelecto

      Al nacer, lo primero que siente el bebé es desvalimiento, una sensación de no valerse por sí mismo pues viene de un mundo pleno en el vientre de su mamá, donde es parte de ella y no tiene que preocuparse por sobrevivir.

      Una vez que le cortan el cordón umbilical que le conecta a la vida de su madre, surge la emoción del miedo; ha perdido la confianza y ahora el niño no sabe si va a sobrevivir. La transición al mundo es intensa: él se ve pequeño e indefenso y no tiene claro que pueda valerse por sí mismo.

      Decimos que la máscara pertenece a esta tríada cuando el miedo predomina sobre las otras dos emociones básicas, la carencia y la rabia. Así, esta máscara ve el mundo desde una perspectiva intelectual, mental. Tiene una mente que no para de elucubrar, planear, pronosticar, dudar... Siente que hace, pero en realidad piensa.

      Esta emoción básica se desglosa en otras tres que en el lenguaje del Eneagrama llamamos «pasión o emoción dominante», según la forma disfuncional que tiene el bebé de manejar ese miedo: o se pone en rebeldía ante él, o lo reprime y no lo quiere ver, o lo asume y se queda atrapado en él:

       Máscara 7. El estafador. Es el miedoso rebelde. Transforma el miedo en lo contrario. Es muy aventurero; incluso puede tener conductas temerarias. Planifica para alejarse de ese miedo. El miedo se transforma en miedo a sus emociones, a su mundo interior. Su pasión es la gula.

       Máscara 5. El introvertido. Reprime el miedo al mundo exterior aislándose. Es el más intelectual de los tres, con lo que acaba construyendo y viviendo su particular realidad dentro de su cabeza; así se evita sentir el miedo. Su pasión es la avaricia.

       Máscara 6. El paranoico. Se queda en el miedo y lo vive intensamente. Duda, es indeciso. Se abre al mundo, pero para actuar en él necesita un apoyo externo que le dé seguridad. Su pasión es el miedo.

      Emocion basica de carencia y tristeza Triada de la emocion

      Ese niño descubre que está solo; ya no está mamá a su lado y le sobreviene un fuerte sentimiento de desamparo, desconsuelo, carencia y tristeza.

      Ante la ausencia de su madre, aflora una sensación de no tener derecho a la existencia si no es mirado; como que, para existir, los demás lo han de validar. Así, el bebé descubre que ha de convertirse en alguien distinto de quien es para ser aceptado.

      La iniciativa de este niño está mediatizada por esa necesidad de aprobación, de aceptación. Tras la pérdida de confianza, también pierde la iniciativa y ahora se ve impulsado a buscar la aprobación de los demás, abandonando el contacto con sus propias necesidades.

      Decimos