Las emociones en los procesos pedagógicos y artísticos. María Esther Castillo García. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: María Esther Castillo García
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9786078616480
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Páez, Asún & González, 1994; Páez et al, 1996). O con las percepciones y creencias compartidas que permean las interacciones sociales e influencian la acción colectiva en una sociedad (Sampson, 2003; Conejero et al, 2004; Ruiz, 2007a, 2007b).

      De allí la importancia de conocer el tipo y el poder predictivo del clima emocional, el cual no es una experiencia subjetiva de la emoción a través de ciertos temas sino una forma en que las emociones particulares se hacen asequibles en una sociedad. En este sentido, se ha encontrado asociación positiva entre el clima emocional positivo con la confianza institucional (Páez & Asún, 1994; Zubieta et al, 2008), así como que un entorno de miedo se asocia con la conducta de evitación intergrupal, permitiendo la integración de exogrupos (Conejero et al, 2004). Asimismo, Basabe y Ros (2005) señalaron que la percepción de más emociones y estados de ánimo positivos que negativos en un contexto grupal se asocian con una identidad colectiva más sólida y satisfactoria, y se encontró que la identificación con un grupo autovalorado favorablemente evidencia correlatos de clima emocional positivo (De Rivera & Páez, 2007).

      Por otra parte, un clima negativo se asocia con una cultura carcelaria de violencia y evitación, mientras que la participación en actividades que incluyen modelos prosociales y activismo por parte de los internos se asocia con un clima positivo (Ruiz, 2006).

      Las deficiencias organizacionales tienen consecuencia en la identidad social y el clima emocional, apreciándose un ambiente generalizado de desconfianza que promueve la desarticulación social e instaura prácticas sociales y productivas de índole individualista que afectan diversos bienes sociales y públicos (La Barrera, Espinosa, Cueto & Ferrándiz, 2012). Por su parte, Ferrándiz (2011) señala que el clima socioemocional de confianza se asocia con la autoestima colectiva y, en menor medida, con la dimensión de baja eficacia del autoconcepto colectivo.

      Asimismo, se han identificado correlaciones interesantes entre la satisfacción con la vida y el clima positivo, en específico con las emociones de esperanza y confianza en las instituciones, lo que se supone promovería la percepción de un entorno social más seguro y equitativo. Respecto del clima emocional negativo, las reacciones de enojo / agresividad y tristeza tienen una relación inversa en la satisfacción con la vida (Zubieta et al, 2008; Ordinola, 2012).

      En México, desde el año 2008, el fenómeno de la violencia se posicionó como un tema prioritario tanto en la agenda pública como en la percepción de la ciudadanía, y aun cuando hubo un incremento en el presupuesto destinado a la seguridad pública, la incidencia delictiva aumento 83% en una década (2001–2011). De un diagnóstico realizado a escala nacional se identificaron 57 demarcaciones con altas tasas delictivas y condiciones que constituyen factores de riesgo para el surgimiento o la permanencia de distintos tipos de violencia, una de las zonas identificadas como de alto riesgo es el municipio de Ecatepec de Morelos, circunscrito al estado de México (Programa Nacional para la Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia e Instalación de la Comisión Intersecretarial, febrero de 2013). Otro elemento destacable es la brecha que existe entre la percepción y el sentimiento de inseguridad de los ciudadanos y las condiciones objetivas de los delitos y la violencia, la cual se ha estrechado en los últimos años (Centro Nacional de Prevención del Delito y Participación Ciudadana, 2010).

      Ante este contexto, el papel de las emociones sociales es relevante en la creación, conservación y trasformación de los conflictos. La idea principal es identificar el clima emocional que perciben un grupo de habitantes del estado de México, pues se ha detectado que las emociones juegan un papel fundamental en contextos conflictivos. Por ejemplo, se ha observado que el miedo genera condiciones favorables para promover la violencia, ya que una sociedad temerosa tiende a pelear frente a condiciones amenazantes mínimas. Otra emoción identificada es el odio, pues este produce ideas que propician una clara distinción entre el endo–grupo y el exo–grupo, generando la deslegitimación del primero (Bart–Tal, Rosen & Nets–Zehngut, 2007).

      Partimos del hecho de que los factores que influyen en el fenómeno de la violencia y la delincuencia son múltiples, y entre ellos podemos mencionar: el crecimiento desordenado, expansivo y disperso de las ciudades, esto provoca tensiones y conflictos en los diferentes sectores de la población; la concentración de población en condiciones de desigualdad (en ingreso y riqueza), la violencia familiar y de género; la vulnerabilidad, exclusión y criminalización de los jóvenes; la pérdida de valor e interés por la educación formal como mecanismo de ascenso social; la formación de modelos de comportamiento ligados con la cultura de la ilegalidad, la migración y la inmigración, entre otros. Por lo que el propósito de este estudio es conocer el clima emocional que prevalece en habitantes del estado de México —territorio en el que prevalece un ambiente de criminalidad y violencia— y cómo inciden en este variables sociodemográficas como el sexo, estado civil y nivel educativo, en el sentido de que las emociones de miembros de un grupo afectan a las relaciones intergrupales (Mackie & Smith, 2002). Estas emociones pueden ser apreciadas por hechos que afectan al grupo con el que la persona se integra, pues ella no tiene que vivir el acto violento personalmente, pero su identificación con personas que han tenido este tipo de experiencias directas es importante para la percepción del clima emocional, toda vez que se trata de sensaciones vinculadas con la pertenencia grupal.

      MÉTODO

      Sujetos, instrumentos y procedimiento

      La muestra fue no probabilística y estuvo conformada por 552 personas habitantes del estado de México, como se dijo antes, una de las entidades federativas donde se presentan altos índices de violencia. Del total de participantes, 49.6% fueron mujeres y 50.4% hombres, con una media de edad de 23 años (DE= 4.80); 64% eran solteros y 32% casados.

      Se diseñó un cuestionario autoadministrado integrado por la escala de clima emocional (Páez et al, 1997) compuesto por 10 ítems, con un continuo de respuesta de uno (nada) a cinco (mucho). Los ítems se agrupan en dos dimensiones subyacentes: clima positivo, el cual identifica la percepción de emociones positivas: alegría, esperanza y solidaridad, así como la de procesos sociales que refuerzan las emociones positivas, confianza en las instituciones y tranquilidad para hablar. Clima negativo, identifica la percepción de emociones negativas dominantes en el clima social o en la interacción cotidiana: tristeza, miedo y enojo. Además de detectar el clima emocional positivo y negativo, se puede obtener la balanza de clima, representada por la resta entre la media del positivo menos la media del negativo.

      La aplicación del cuestionario se realizó de forma individual previo consentimiento informado donde se explicaba que la participación en este estudio era voluntaria y anónima, y para uso exclusivo de una investigación. Todos los análisis descritos se llevaron a cabo con el programa Statistical Package for the Social Sciences, versión 15.0 (SPSS Inc.).

      Resultados

      A fin de verificar la consistencia interna se calculó el coeficiente alfa de Cronbach. Este análisis indicó que la escala de CE contó con una consistencia interna de α = .64. Para la subescala de clima positivo fue de α = .76, mientras que para la de clima negativo fue de α = .77.

      En la tabla 1.1 se muestra el análisis individual de los reactivos de la escala de clima emocional (Páez et al, 1997), la cual tuvo el total de respuestas. Todos los ítems muestran una distribución unimodal centrada en el valor tres y la totalidad presentan medias superiores a dos con sesgo positivo. Es de notar que las emociones negativas, miedo, enojo y tristeza, obtuvieron los valores más altos, por arriba de tres, aunque en general la desviación típica asegura una capacidad de discriminación dentro de los rangos aceptables. La balanza de clima socioemocional representada por la resta de la media del clima positivo, menos el clima negativo, arrojó un valor de –0.83. Lo que indica una tendencia a una percepción negativa del clima social emocional en los participantes de este estudio.

      TABLA 1.1. MEDIAS Y DESVIACIONES ESTÁNDAR POR ÍTEM DE LA ESCALA DE CLIMA EMOCIONAL

MDE
Ambiente general2.47.82
Esperanza2.64.91
Solidaridad2.14.89
Confianza2.11.92
Miedo3.461.16
Enojo3.471.11
Tristeza3.031.02
Alegría2.75.87
Tranquilidad2.61.92
Clima

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